Todos los mamíferos jóvenes, entre ellos las personas y los perros, necesitan el juego para desarrollar su inteligencia y su capacidad de relación social. A continuación se proponen cinco juegos caseros para que los cachorros desarrollen sus capacidades y crezcan sanos.
Los tres primeros meses del perro son fundamentales para su aprendizajeLos tres primeros meses del perro son fundamentales para sentar las bases de un correcto desarrollo cognitivo, emocional y social. Por ello, unos sencillos juegos con el cachorro ayudan a desarrollar su concentración, olfato, oído e inteligencia, además de fomentar la interacción con sus dueños y sus capacidades sociales.
El educador canino Antonio Zorrilla considera que el momento de juego con los cachorros «sirve para educarles y enseñarles ciertas pautas de obediencia básica«, como acudir a la llamada y aprender a caminar de manera adecuada por la calle al lado de su dueño durante el paseo.
Los siguientes son algunos juegos que dueño y cachorro pueden practicar juntos.
1. El escondite con el cachorro para aprender a buscar
Para practicar el juego del escondite, además del perro, se necesitan otros dos participantes. La dinámica de esta actividad fomenta el desarrollo del oído, el olfato y la concentración del animal.
Una persona se esconde y otra se queda junto al perro y le marca de manera verbal las pautas que debe seguir: «busca a?», «encuéntrale», «¿dónde está?».
La persona escondida puede llamar al cachorro por su nombre para que acuda a buscarle y, cuando el can le encuentre, le felicitará y premiará con su juguete preferido.
Este juego es apto para toda la familia, aunque los niños y el cachorro serán quienes más se divertirán al practicarlo.
Con el juego del escondite se potencia la capacidad de búsqueda del perro a través del olfato, así como su obediencia a órdenes sencillas, tales como «busca».
«Los perros caseros tienden a utilizar poco el olfato y más la vista, por lo que el juego del escondite les estimula para usar su nariz», explica Sánchez.
2. El juego del trilero para potenciar la concentración del perro
El juego del trilero consiste en esconder comida debajo de un cubilete, que se coloca junto a otros dos cubiletes vacíos. De esta manera, a través de su olfato y su capacidad de observación, el perro debe averiguar en qué lugar se encuentra el premio comestible.
Este juego permite al cachorro de perro divertirse con su dueño mientras aprende a utilizar su olfato, desarrollar su atención y obedecer algunas pautas.
3. Buscar comida para estimular el olfato del cachorro
Este juego es una sencilla actividad que potencia la capacidad olfativa del can y su concentración. Consiste en esconder varios trozos de comida en diversos lugares de la casa debajo de objetos, como un cubilete de plástico, de manera que el perro lo pueda levantar con el hocico y obtener su premio.
4. Enseñar a dar la pata para favorecer la obediencia del perro
Enseñar al perro a dar la pata, a sentarse o tumbarse son juegos que ayudan a educar al can.
Estos juegos deben acompañarse de premios y felicitaciones verbales, que ayuden a estrechar los lazos emocionales entre dueño y perro.
Los juegos entre dueño y cachorro estrechan la relación entre ambos, pero no conviene saturar al perro
Cuando el can aprende a sentarse o a dar la pata si lo ordena el dueño, desarrolla su capacidad de autocontrol. Esto resulta muy útil frente a situaciones como la presencia de una perra en celo, cuando se ordena al perro que permanezca quieto.
5- Juegos mudos para desarrollar la atención del cachorro
Esta actividad consiste en pasear con el perro sujeto con la correa, de forma que cuando el dueño frene la marcha, el cachorro también deba parar, sin que le dé ninguna indicación verbal.
Los pies del dueño deben indicar al perro cuándo debe caminar o parar. De esta manera, además de la atención, se desarrolla la coordinación con su dueño durante el paseo.
6. Jugar en la puerta de casa para prevenir la ansiedad del perro
La angustia del perro por la ausencia de sus dueños es un problema habitual entre los canes urbanos. Esta puede derivar en destrozos de mobiliario, e incluso, en síntomas físicos, como diarrea o vómitos.
Una manera de prevenir esta situación es jugar en la entrada de la vivienda. El juego consiste en abrir la puerta de casa y dar al cachorro la orden de «atrás» y «quieto» mientras que el dueño sale y cierra la puerta unas siete veces seguidas.
El objetivo de este ejercicio es lograr que el perro permanezca tranquilo cuando su dueño sale de casa, además de conseguir que el cachorro desarrolle su autocontrol. En caso de que el can lleve a cabo el ejercicio de manera correcta, se le debe premiar con felicitaciones verbales y con un poco de comida que le guste de manera especial.
No obstante, puesto que el perro acumula tensión, es recomendable terminar con un juego con la pelota. De esta manera, el cachorro podrá saltar y correr para desahogarse.
Los dueños no siempre marcan pautas de comportamiento a los perros en casa. El educador canino Miguel Velasco, gerente de un centro de adiestramiento, señala que hasta el 85% de los canes que acuden a uno de estos centros “lo hacen por problemas de conducta“.
Los perros, sobre todo cuando son cachorros, precisan relacionarse con su entorno y ser felices, recibir una hoja de ruta sobre lo que se espera de ellos, con sus límites y libertades.
Los juegos resultan de gran ayuda para que el can joven aprenda, se divierta y estreche lazos de amistad con su dueño.
Sin embargo, no conviene saturar al perro con este tipo de actividades, ya que se corre el riesgo de no ser lúdicas para convertirse en tediosas y aburridas. Con media hora diaria de juegos es suficiente.