Servicios de emergencias veterinarias, ¿cómo funcionan?

Veterinarios que curan las 24 horas del día

Una perra que se pone de parto en mitad de la noche, un gato que se atraganta con un objeto doméstico de madrugada o un animal que ha ingerido restos de chocolate (tóxico para ellos) durante el fin de semana. ¿Qué hacer? Cada vez son más las clínicas veterinarias y hospitales para perros y gatos que cuentan con un servicio de emergencias.

Las urgencias veterinarias empiezan cuando el resto de clínicas cierran sus puertas

Estos abren sus puertas cuando el resto de las clínicas echan el cierre, es decir, a partir de las nueve de la noche, de lunes a sábado, y durante todo el día, en domingos y resto de festivos.

En otras ocasiones, los veterinarios de los servicios de emergencia atienden enfermedades y accidentes graves que no pueden esperar, por lo que estos veterinarios de urgencias están a menudo disponibles las 24 horas del día.

«Hay problemas veterinarios que ocurren a ciertas horas de la noche y que deben tratarse en ese momento porque no pueden esperar a que abran las clínicas a la mañana siguiente», explica Cristóbal Zamora, médico canino del Servicio de urgencias del Hospital Clínico veterinario de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Cómo funcionan los servicios de urgencias veterinarias

Muchos centros y hospitales veterinarios prestan asistencia en caso de emergencias. Para ello, cuentan con un teléfono específico que se atiende durante las 24 horas. «El veterinario está localizable y acude al centro veterinario tras valorar la urgencia por teléfono», señala José Luis Villaluenga, director de la editorial veterinaria Acalanthis, en su artículo ‘El servicio de urgencias en los centros veterinarios: una reflexión práctica’.

Sin embargo, sin regulación nacional al respecto, cada servicio de urgencias veterinarias funciona según sus propias normas. «En algunos casos es el veterinario habitual quien deriva al animal a emergencias, cuando lo considera necesario», apunta Zamora.

Otras veces es el propio propietario quien se alerta y decide acudir a las urgencias veterinarias. «En estos casos, sin embargo, lo apropiado es llamar antes a la clínica y exponer el caso». Esta sencilla llamada puede evitar el traslado si el facultativo veterinario que coge el teléfono cree que no hay motivo para una intervención de urgencia. Lo apropiado, más de una vez, es acudir a la clínica ordinaria y que trate al animal su médico habitual.

Urgencias veterinarias que se atienden

Convivir con un perro o un gato es una responsabilidad que conlleva cuidar de su salud y esto incluye llevarle al veterinario cuando es necesario. «Hay dolencias, como problemas durante la cesárea, que pueden poner en peligro la vida del animal», añade Zamora.

En otras ocasiones, retrasar su tratamiento puede suponer que una patología grave (como una enfermedad del corazón) o una herida profunda se agraven. Este tipo de casos son frecuentes en los servicios de emergencias veterinarias, así como cirugías y accidentes de gravedad del perro, «envenamientos y atención tras una pelea», añade el veterinario.

Una consulta de urgencia veterinaria puede duplicar el precio de una ordinaria

Esta disponibilidad durante las 24 horas del día explica que la factura de una consulta de urgencias suba . Puede llegar a duplicar la cuenta de un servicio veterinario ordinario. «Si una consulta habitual ronda los 30 euros, una de emergencia puede acercarse a los 50, e incluso, 60 euros«, advierte Zamora.

Traslado del perro al centro de emergencias

Algunas clínicas y hospitales para animales cuentan con sus propias ambulancias veterinarias para realizar los traslados durante las urgencias. Este servicio resulta muy valioso cuando el animal tiene problemas de movilidad (es muy mayor o padece una discapacidad), pero también cuando el propietario es anciano o carece de coche.

Sin embargo, contar con una ambulancia propia no es todavía lo habitual, por lo que no es extraño tener que recurrir a un taxi que admita perros a bordo o al vehículo privado de un familiar o amigo.

El desplazamiento del perro hasta el centro de emergencia es un momento delicado. En caso de accidente o fractura, conviene realizar una llamada al veterinario. Los profesionales médicos podrán dar consejos para que el traslado en vehículo privado sea seguro para el animal.

Una pauta que hay que tener en cuenta: cuando el trayecto se realiza en coche, el can no debe viajar en el suelo. Cualquier frenazo brusco supondría un peligro. Lo correcto es utilizar un transportín adecuado o anclado con un arnés de seguridad, que debe amarrarse a los asientos traseros.