Convivir con un perro o con cualquier otro animal es un derecho, pero también un deber que implica la asunción de obligaciones para cubrir las necesidades físicas y emocionales del animal. Por ello es tan importante meditar bien la decisión de tener un perro en casa, ya que si no se pueden asumir las responsabilidades que implica, el principal perjudicado será el animal.
La Ley dice que el propietario de un animal es su responsable en todos los sentidos, incluso de sus actos y de las consecuencias que estos puedan acarrear.
Cada año queda patente la falta de responsabilidad con el cuidado de los perros; malos tratos, abandonos y, en general, tenencia irresponsableDesde el punto de vista jurídico, los animales se consideran como bienes muebles, susceptibles de comprarse, venderse, donarse o abandonarse. Pero en países como Italia se reconoce que los animales tienen su propia dignidad y capacidad de sufrir, tanto desde el punto de vista físico como psíquico. Ya que se les considera como seres vivos capaces de sentir: miedo, tristeza, dolor, felicidad, alegría o pena.
Un perro puede vivir hasta 17 años y durante esos años hay que cumplir muchas obligaciones para atenderle de manera correcta, algunas de ellas como:
- El compromiso moral de cuidarle hasta el final de su vida.
- Un perro necesita un alimento de calidad para poder desarrollarse de manera correcta de acuerdo a su naturaleza y especie. El animal necesita un cobijo adecuado donde resguardarse de las inclemencias climatológicas.
- Cumplir las obligaciones legales que derivan de su tenencia: identificarle con microchip y censarle en el ayuntamiento.
- Ofrecerle la atención sanitaria que precise cuando está enfermo, que también implica un programa preventivo de cara a conseguir una correcta calidad de vida para el animal. Es decir, seguir el calendario de vacunaciones y desparasitaciones que plantee y supervise el veterinario con el fin de garantizar la salud del perro.
- Con respecto al resto de los ciudadanos, la Ley recoge la obligación de velar por la seguridad de otras personas o animales y evitar molestias a terceros. Es por ello que es obligatorio que el perro esté sujeto con la correa por la vía pública. En este sentido, mantener libre de excrementos la vía pública también es responsabilidad del propietario del animal. De hecho las leyes de carácter municipal prevén en este sentido multas para las personas que no lo hagan. Y es que, del civismo de los propietarios de animales con respecto a la recogida de excrementos, depende la imagen que se ofrece de las personas que conviven con perros.
- Las leyes de cada comunidad autónoma española especifican las obligaciones del propietario con respecto al animal en cuanto a: cuidados sanitarios, prohibición de malos tratos o abandonos y la obligación general de una tenencia responsable. Si no se cumplen estas obligaciones, el propietario puede ser sancionado.
- En el caso de que una persona tenga más de cuatro perros a su cargo, la ley estipula que deberá solicitarse el permiso para declararse como núcleo zoológico. Esto implica cumplir determinados requisitos como: tener unas condiciones higiénico-sanitarias adecuadas y un alojamiento apropiado para los animales, así como la atención sanitaria que precisen.
- El abandono de animales es ilegal por lo que el infractor puede ser sancionado. Por lo tanto si una persona es testigo del abandono de un animal, tiene la obligación de denunciarlo. Se puede poner en conocimiento del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), en el teléfono gratuito, 062.
Falta de responsabilidad
Cada año queda patente la falta de responsabilidad con el cuidado de los perros; malos tratos, abandonos y, en general, tenencia irresponsable. En muchas ocasiones, los animales se adquieren de manera irracional, sin pensar en los compromisos que conlleva tenerlos.
Las principales irregularidades y situaciones injustas con los animales se producen por: desinformación, falta de tiempo y compromiso. Así como por dejarse llevar por modas o gustos estéticos en lo que respecta a la raza de perro que se elige.
Hay que tener en cuenta que un perro no sólo necesita alimento, agua o atención sanitaria. También hay que cubrir sus necesidades emocionales, entre las que se encuentra el dar y recibir cariño, sentirse integrado en el grupo familiar, relacionarse con otros congéneres o no vivir aislado.
Para que un perro sea feliz y se desarrolle de acuerdo a su naturaleza necesita que sus dueños le proporcionen lo siguiente:
Ofrecerle cariño, amor, paciencia y comprensión.
Comprometerse a su cuidado hasta el final de su vida.
Cubrir sus necesidades básicas de manera adecuada a su naturaleza: alimento, agua, refugio.
Ofrecerle atención sanitaria y consolarle y acompañarle cuando esté enfermo.
Respetar sus necesidades emocionales y sentimientos.
Ofrecerle compañía para que no se sienta solo.
Cuando llegue a la vejez, cuidarle y ofrecerle una calidad de vida adecuada.
No abandonarle nunca.
Respetar su naturaleza y aceptarle tal y como es.
Cuando llegue su último aliento; acompañarle y apoyarle.