Yorkshire terrier: todo lo que debes saber sobre esta raza

El menudo yorkie tiene un aspecto inconfundible y encantador.

Su estructura es compacta y bien proporcionada. Posee un cuerpo robusto, con una espalda recta y una cabeza pequeña y plana.

Los yorkshire terriers suelen pesar entre 2 y 3.2 kg, y miden de 17 a 23 cm a la cruz (desde la base del cuello al suelo). Las hembras son ligeramente más pequeñas que los machos.

Los ojos son medianos, de color oscuro, ovalados y de expresión alerta y afectuosa. Las orejas son pequeñas, erectas y tienen forma de «V». La cola tiene pelo abundante y la lleva en alto.

Son perros longevos, con una esperanza de vida de 12 a 16 años, aunque con cuidados y sin complicaciones de salud, hay ejemplares que superan esta marca.

La característica más distintiva del yorkshire terrier es su hermoso pelaje largo, sedoso, brillante y recto.

En cuanto a los colores, el estándar de la raza reconoce el pelaje azul acero oscuro y el fuego. El color azul cubre la parte superior del cuerpo, mientras que el fuego (mezcla de tonos marrones y dorados) adorna la cabeza, el pecho, las patas y la base de la cola.

La historia de la raza es relativamente reciente. Comienza a mediados del siglo XIX en los condados de Yorkshire y Lancashire, regiones mineras y textiles al norte de Inglaterra, y está ligada a los trabajadores de la Revolución Industrial.

En esa época, tejedores escoceses emigraron a Inglaterra en busca de empleo en las fábricas textiles, llevando con ellos distintas variedades de perros terrier. Poco se sabe de los verdaderos antepasados del yorkie, pero se cree que surgió a partir del cruce de razas como el skye terrier, el clydesdale terrier, el paisley terrier, el dandie dinmont terrier e incluso del bichón maltés.

Fueron los propios obreros los que se encargaron de criar a los yorkies para que cazaran ratas en las minas y las fábricas, y esa fue su función original.

A finales del siglo XIX, el yorkshire terrier ya se había ganado la atención y el afecto de la alta sociedad británica, convirtiéndose en un perro de compañía muy popular entre las señoras inglesas de clase acomodada. Fue entonces cuando la raza comenzó a participar en exposiciones caninas y a ser criada selectivamente para consolidar sus características únicas.

El Kennel Club británico reconoció oficialmente la raza con el nombre yorkshire terrier en 1870, y el primer estándar oficial llegó en 1898. La Federación Cinológica Internacional (FCI) hizo lo propio en 1954.

Su tamaño mini encierra un gran corazón y un fuerte temperamento de terrier.

El yorkie es cariñoso y alegre, adora jugar y ser el centro de atención en casa. Es muy fiel y vive entregado a su familia, con la que puede llegar a ser muy protector y territorial. También es un perro con mucho carácter y puede ser bastante terco si se lo propone.

Todo lo que tiene de sociable y afectuoso con los suyos lo tiene de distante y receloso con los extraños, aunque no es nada tímido.

Ignorado o dejado mucho tiempo solo, puede mostrarse enfadado y tener un comportamiento destructivo en casa, y, si se le protege demasiado, puede volverse miedoso, caprichoso o posesivo. A la hora de tratarle es muy importante encontrar un punto medio.

Es un perro curioso, muy inteligente, que entiende y aprende rápido lo que se le pide o se espera de él. Esto hace que, con constancia, sea una raza fácil de adiestrar.

Valiente, tenaz y muy ladrador, puede mostrarse desafiante con personas y animales sin que su reducido tamaño merme lo más mínimo su confianza en sí mismo.

Sin una educación firme y continuada y una correcta socialización desde cachorro, que le enseñe límites y a relacionarse con otras personas y otros animales fuera de su círculo de confianza, pueden tener problemas de conducta y ser incluso agresivos.

Su carácter alerta y desconfiado con las personas que no conoce, además de su tendencia a ladrar, hacen de él un buen perro  guardián y cumple muy bien está función.

Es un auténtico perro de competición, con presencia habitual en exposiciones y concursos caninos de todo el mundo, donde se evalúan según el estándar de la raza.

El yorkie suele ser bueno con los niños, pero, ya sea por su tamaño mini o por su gran carácter, no es un perro paciente que los tolere muy bien. Sobre todo a los más pequeños, que pueden tratarle con brusquedad sin querer.

Aunque su instinto de caza pervive en él y puede llevarle a perseguir animales pequeños, si se le acostumbra desde cachorro puede convivir sin problemas con otros animales en casa. Sin embargo, con sus congéneres, algunos yorkshire terriers pueden ser fieles representantes del dicho “pequeño pero matón” si no están bien socializados. Y no les importara lo más mínimo ladrar y plantar cara a otros perros por muy grandes que sean.

Para que tenga un buen comportamiento y establezca buenas relaciones, tanto con niños como con otros animales, es muy importante no descuidar su educación en ningún momento de su vida, y socializarle de manera temprana.

Dentro de la rutina de higiene general, el manto va a precisar una dedicación extra para mantenerse lustroso y saludable por sus características especiales.

Su pelaje largo y sedoso necesita una serie de cuidados regulares que eviten enredos, nudos y la acumulación de suciedad.

El cepillado del pelo largo debe ser diario y se puede realizar utilizando un peine de dientes finos y un cepillo suave.

En el caso de los perros de compañía, que no participan en concursos caninos, un corte de pelo frecuente puede facilitar mucho el mantenimiento en casa.

Para esta raza está indicado un baño cada dos semanas. La mayor o menor frecuencia dependerá de cada ejemplar, de la largura de su pelaje y de lo que se ensucie.

Debe usarse un champú específico de perros y puede ser de gran ayuda recurrir también a un acondicionador para pelo largo con una ligera base de aceite.

Para prevenir la acumulación de humedad, que puede desembocar en problemas de piel, es imprescindible secarle bien después del baño (o si se moja con la lluvia).

La limpieza de las orejas del yorkie debe ser frecuente, porque en ellas se puede acumular cera o suciedad que provoque infecciones de oídos. Para el lavado se puede usar un algodón y un limpiador auricular que recomiende el veterinario.

En sus ojos se pueden concentrar legañas, lágrimas y polvo. Para que no salgan manchas o molestas irritaciones se tienen que limpiar a menudo, suavemente, con un paño limpio o un algodón humedecido en una solución oftalmológica.

El cepillado de los dientes varias veces por semana es imprescindible para frenar la aparición de placa bacteriana y sarro. Se debe proceder usando un cepillo de dientes suave y una pasta dental específica para perros. Los juguetes y snacks dentales también son útiles para preservar la salud oral.

Los perros pequeños suelen desgastar menos las uñas y cuando crecen demasiado pueden causar daños y molestias en las patas. Tienen que mantenerse cortas y hay que recortarlas siempre que sea necesario.

Con un pelaje tan largo es más fácil que se produzca una infestación por pulgas y garrapatas. Es conveniente consultar al veterinario y protegerle con productos antiparasitarios adecuados.

Elyorkie solo tiene una capa de pelo y es muy habitual que tiemble cuando hace frío y hay humedad. Con temperaturas bajas en invierno o en días frescos, se aconseja abrigarle con ropa especial para perros cuando salga a la calle.

También puede tener cierta sensibilidad a las temperaturas altas y, si permanece al sol mucho rato, puede acabar sufriendo un golpe de calor. Para que no suceda, hay que intentar no sacarle a pasear en las horas centrales del día y, si está en el exterior, ponerle a la sombra, y mantenerlo bien hidratado.

Para que el pelo no se le meta en los ojos se recomienda recortarlo en la zona de la cabeza o recogérselo con un accesorio como una goma, un clip o un lazo.

Los yorkshire terriers aprecian los momentos de tranquilidad y disfrutan de largas siestas acurrucados junto a sus dueños, pero también son enérgicos y necesitan ejercicio diario para tener un temperamento equilibrado.

El yorkie es un perro diminuto al que no se debe subestimar por su tamaño, porque es fuerte y resistente. En este sentido, todas las actividades en las que se le involucre deben adaptarse a sus características físicas y sus capacidades.

Le gusta caminar y los paseos moderados. También puede practicar algún deporte canino como el agility, con obstáculos pequeños en circuitos cortos, o entrenar en obediencia aprendiendo trucos y órdenes.

Es una raza juguetona y divertida que se puede entretener tanto en casa como en el exterior, si se tiene un jardín. Las opciones pueden ser diversas, desde lanzarle una pelota para que la recupere o esconder un juguete o snack que deba rastrear y encontrar, a plantearles algún desafío mental con juguetes interactivos que requieran de su concentración y su ingenio para ser resueltos.

La dieta del yorkshire terrier tiene que ser equilibrada y estar adaptada a la etapa de vida del perro, a su estado de salud y a su nivel de actividad.

El tipo de alimentación puede estar formado por pienso de alta calidad para razas pequeñas o toy, con croquetas mini para que no se atragante,  o por recetas caseras. En cualquiera de los dos casos, se deben seguir las indicaciones de los fabricantes y los consejos del veterinario o el nutricionista canino.

Para evitar un posible sobrepeso y problemas digestivos, es necesario controlar la cantidad de alimento que tiene a su disposición y la frecuencia de las comidas. Por lo general, a los yorkies se les puede alimentar dos veces al día.

El yorkshire terrier es un perro con una esperanza de vida larga, pero no está libre de padecer algunas enfermedades que son más comunes en la raza:

• Problemas oculares: las cataratas, la luxación del cristalino y los problemas de la retina son complicaciones habituales. Las revisiones oculares regulares pueden ayudar a detectarlos a tiempo.
• Problemas dentales: cuando las bocas son pequeñas y los dientes tienen menos espacio, como les ocurre a los yorkies, es más fácil que se acumule placa y sarro. Una nula o escasa limpieza de los dientes que lo evite, a menudo les genera enfermedades de las encías como la gingivitis.
• Luxación de rótula: se produce cuando la rótula se desplaza de su posición normal y puede estar provocada por una caída o por sufrir algún golpe brusco. Es frecuente en perros de tamaño pequeño.
• Colapso de la tráquea: es un estrechamiento o aplanamiento de la tráquea que provoca una tos seca. Evitar el uso de collares de tiro, sustituyéndolos por los de arnés, y mantener un peso saludable puede ayudar a reducir el riesgo.
• Enfermedad de Legg-Calvé-Perthe: afecta sobre todo a los cachorros y la causa la falta de riego sanguíneo en los huesos de sus extremidades posteriores. Sus síntomas son cojera y problemas al caminar.

El yorkie es considerado una raza hipoalergénica. No muda apenas pelo, cayéndosele solo cuando se le cepilla y se le baña. Esta característica es interesante para personas alérgicas porque suelen generar menos problemas para estas.

Su pelo largo, liso, fino y sedoso solo tiene una capa y se parece mucho al pelo humano. Además, si no se le corta, le crece mucho y de manera continua, pudiendo llegar hasta el suelo, como presentan los ejemplares que participan en exposiciones caninas.

Al principio fueron conocidos como terriers escoceses pero, posteriormente, la raza tomo el nombre de la localidad donde se originaron, Yorkshire.

Durante la Segunda Guerra Mundial, una yorkshire terrier llamada Smoky se convirtió en una heroína al ayudar a la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos a salvar 40 aviones y la vida de unos 250 hombres en el Pacífico, en Filipinas. Fue además una gran perra de terapia para los soldados heridos.

Jack fue durante muchos años el perro más longevo de Inglaterra, llegando a la edad de 25 años. Falleció en 2016 pero, no de manera natural, sino por el ataque de otro perro.

Amante y poseedora de varias mascotas caninas a lo largo de su vida, la actriz Audrey Hepburn desarrolló un vínculo especial con un yorkie llamado Mr. Famous. La acompañaba en sus rodajes y fueron fotografiados juntos en multitud de ocasiones.

El tamaño compacto del yorkie es perfecto para la vida en un piso pequeño.

Aunque, en general, es una buena elección como primer perro, el yorkshire terrier no es muy recomendable para familias con niños pequeños porque es una raza delicada que puede ser dañada con facilidad.

Ladran mucho y sus ladridos agudos pueden ser una verdadera molestia si no se les educa para controlarlos.

El yorkie es un perro afectuoso, vivaracho y con mucha personalidad, que proporcionará grandes momentos a la persona o los miembros de la familia que decidan acogerlo en su hogar.