La sostenibilidad es una tendencia que se cuela también en los jardines de casa y hasta en los huertos urbanos de las terrazas. “La sostenibilidad es una idea que nos invita a mirar más allá de nuestro simple bienestar o beneficio personal. Una actitud sostenible se puede aplicar en muchos aspectos de la vida cotidiana y, por supuesto, al realizar nuestro jardín o conseguir unas plantas para nuestra terraza”, recoge la ‘Guía del jardín sostenible‘, editada por el Área de Gobierno de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid. Pero, ¿por dónde empezar? En este artículo se explica cómo hacer un jardín sostenible o un huerto ecológico en el hogar y que, además, resulte económico.
¿Cuál es la diferencia entre un jardín convencional y uno sostenible? Mientras que el cultivo convencional persigue crear una estética agradable, no siempre planifica el ahorro de recursos. «Tampoco considera la posibilidad de usar y producir productos reciclables. Al contrario, el jardín sostenible crea belleza adaptándose a las condiciones naturales de la zona, sin desperdiciar recursos y respetando el entorno», añaden los técnicos de medio ambiente del Consistorio madrileño. Y, además, intenta emplear productos reciclables, reutilizados y naturales para crear el espacio verde.
1. Imite a la naturaleza
Un jardín sostenible imita a la naturaleza del sitio, por lo que es conveniente empezar por cultivar plantas aromáticas típicas del clima mediterráneo, como el romero, la lavanda o el tomillo, que usan poca agua y resultan sencillas de cuidar¿Sabe qué es una planta xerófila? Pues necesitará conocerlo si ha decidido crear un jardín sostenible en casa y vive en una región seca. «La clave esencial para tener un jardín sostenible es intentar imitar patrones de la naturaleza: utilizar plantas autóctonas que se adapten al entorno», dice la ambientóloga Marta Rosique, creadora de Plantea en Verde, un espacio que se propone acercar la sostenibilidad, «en forma de tomates», a cada rincón de la ciudad.
¿Lo ha adivinado? Las plantas xerófilas son aquellas adaptadas a vivir con poca agua y con calor, como los cactus de las zonas más áridas de España, pero también los matorrales, plantas aromáticas como la lavanda y el romero y las encinas que caracterizan el bosque mediterráneo y que son parte de la vegetación natural (llamada vegetación potencial, en ecología) de muchas regiones del país.
2. Añada variedad a su jardín
Un huerto o un jardín diverso, que incluya variedad de plantas, hace que este funcione como un pequeño ecosistema más autónomo que un jardín convencional, que necesita muchos inputs o añadidos de materia y energía para mantenerse.
¿En otras palabras? La variedad añade biodiversidad al jardín, y esto hace que las distintas plantas aprovechen diversos recursos del suelo e, incluso, que se complementen entre sí. El resultado es que necesitará abonar menos y también regar con menor frecuencia. Y hasta ahorrará en tratamientos.
3. Compostaje y agua de lluvia
«Un jardín sostenible usa los ciclos naturales: los restos de plantas se convierten en abono y el agua de lluvia se reutiliza para regar», afirma Marta Rosique, de Plantea en Verde
Un jardín sostenible idóneo es un ente que funciona de forma autónoma. Esto implica que si el diseño de su espacio está bien hecho, apenas será preciso abonar y los recursos hídricos estarán aprovechados.
«En un jardín sostenible se utilizan los ciclos naturales a favor nuestro: los restos de plantas se convierten en abono a través del proceso de compostaje, el agua de lluvia se reutiliza para regar y se cuida especialmente el diseño en las fases iniciales del proyecto para escoger las plantas que mejor se adaptan a nuestro clima y localización», asegura Rosique.
4. Piense qué plantas usará
Un consejo básico para neófitos en el mundo del jardín sostenible es estudiar bien las plantas o cultivos que quiera ver crecer. Puede leer, informarse en su vivero o consultando a un experto. Pero el objetivo es que las plantas u hortalizas, en caso de que quiera empezar un huerto ecológico, deben adaptarse perfectamente al clima, la temporada y el espacio con el que cuente.
Por eso, no es sostenible plantar una buganvilla, amante de la humedad ambiental, en el centro de Madrid: la falta de agua y las crudas temperaturas harán que se queme. Ni tampoco lo es poner una tomatera en la terraza en pleno mes de diciembre, sin un invernadero, ya que no tardará en congelarse. Adaptar sus plantas a las condiciones climáticas no solo le ayudará a ahorrar mucho trabajo posterior, sino también dinero y recursos.
5. Invierta en un sistema de riego eficiente
Instalar un sistema de riego eficiente, como el riego por goteo, no solo le evitará mucho trabajo, sino que también le ayudará a ahorrar agua (y dinero) en su jardín. «Un sistema de riego eficiente resulta económico y mucho más sostenible, ya que supone un ahorro de agua importante», añade la creadora de Plantea en Verde, donde dan cursos de cultivo ecológico gratis. Además, afirma, «puede complementarlo con un bidón para recolectar el agua de lluvia» y usarla después para regar.6. Empiece poco a poco
De poco sirve querer crear un jardín sostenible como los que ve en Pinterest, si aún no sabe cómo hacer crecer una planta de pimientos en su terraza o no conoce cómo plantar un cerezo en su jardín sostenible. El consejo es ir paso a paso y empezar su jardín ecológico poco a poco.Las imágenes de balcones llenos de vegetación que se comparten en redes sociales dan mucha envidia, pero querer lograr eso desde el minuto uno está en el 90 % de las veces condenado al fracaso. Recuerde que cada planta tiene su propio ritmo y necesidades y usted debe aprenderlas paso a paso. «Una vez que coges el ritmo y confianza, empieza a ser más fácil añadir cultivos y variedades de plantas nuevas, de hecho, te lo va a pedir el cuerpo. Es más fácil conseguir ese balcón soñado poco a poco», dice la ambiéntóloga.
7. Reutilice y ahorre dinero
Un jardín sostenible es más barato de mantener que uno convencional. Pero además, la sostenibilidad implica aprovechar algunos recursos que de otro modo acabarían en la basura para el jardín; entre ellos, envases de plástico donde sembrar los plantones (basta con hacerles agujeros con un cuchillo afilado) o la mitad de una botella de plástico -con agujeros que permitan la aireación- para crear un pequeño invernadero donde poner a germinar las semillas.Un jardín sostenible puede empezar a crecer en materiales reutilizados, como cajas de fruta, latas o palés, que se pueden emplear como recipientes. La clave es que sean del tamaño apropiado para las plantas que acogerán y que siempre cuenten con drenaje (imprescindible). La reutilización de materiales y la adaptación al entorno de las plantas que use son esenciales para que un jardín sea más sostenible, pero también suponen un ahorro en dinero, recursos y trabajo.
8. Aproveche las plantas amigas
Una diversidad de plantas colocadas de manera estratégica, utilizando asociaciones beneficiosas y plantas locales, es la mejor forma de evitar la aparición de plagas. «Un ejemplo es poner cerca plantas como la lechuga (que desarrolla más su parte aérea) y la zanahoria (que se desarrolla más en el subsuelo) en el huerto», apunta Toni Jardón, de la web La Huertina de Toni.En un jardín sostenible la prevención es fundamental, y esto se puede llevar a cabo desde el diseño, pero también manteniendo las plantas sanas y cuidadas. En todo caso, si las plagas aparecen, también existen tratamientos ecológicos que son efectivos y asequibles.
9. Alimente el suelo, no la planta
La jardinería sostenible evita usar fertilizantes químicos, ricos en nutrientes como el fósforo o el nitrógeno, que son rápidos de absorber por las plantas, pero igual de rápidos en desaparecer del suelo por escorrentía.Al contrario, la clave del jardín o huerta ecológica es alimentar al suelo, en lugar de a la planta. «El suelo es la base de todo huerto o jardín ecológico. Un suelo rico en abono orgánico de calidad es todo lo que necesita una planta para crecer sana», señala Rosique. Invertir en un buen sustrato es primordial. Vale la pena gastar un par de euros extras en este material que será la base de todo el jardín.
10. Siembre semillas: es más barato
Un jardín sostenible, y además barato, puede empezar con la siembra de semillas, que son más económicas que los plantones ya crecidos. Y, también, cunden mucho. Además, muchas plantas se pueden reproducir por esqueje, por lo que si tiene un amigo o vecino con un jardín, pregúntele si le daría unos cuantos para comenzar.
11. ¿Por qué plantas empezar?
Las plantas básicas para empezar un jardín sostenible, y tener éxito aunque sea un desastre con la jardinería, son aquellas típicas de la zona, ya que son las más fáciles de cuidar. En la región mediterránea, esto implica cultivar aromáticas como el romero, la lavanda o el tomillo, que resultan sencillas de plantar, además de gratificantes.
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