A pesar de ser un bien básico para la higiene y el medio ambiente, el 40% de la población mundial, unos 2.600 millones de personas (entre ellas unos 980 millones de niños), carece de instalaciones de saneamiento ambiental apropiadas. Para luchar contra este problema, Naciones Unidas ha elegido 2008 como Año Internacional del Saneamiento Ambiental.
La falta de agua salubre o unas instalaciones de saneamiento e higiene mínimas provoca la muerte semanal en el mundo de unas 42.000 personas, según los responsables de la ONU. Aunque en las últimas décadas unos 1.200 millones de habitantes han conseguido acceder a estos servicios, todavía queda un largo camino para los 2.600 millones que aún no disponen de ellos.
En este sentido, las condiciones sanitarias y ambientales de multitud de poblaciones, especialmente en los países en desarrollo, son muy precarias. Para millones de personas, ir al baño consiste en hacer sus necesidades en bolsas, cubos o en campo abierto, lo que constituye una amenaza para su salud y el medio ambiente. En el caso de las mujeres y niñas es todavía más preocupante, ya que la falta de estas infraestructuras les obliga a buscar zonas apartadas e inseguras; algunas de ellas incluso no acuden a la escuela por este motivo.
La falta de agua salubre o unas instalaciones de saneamiento e higiene mínimas provoca la muerte semanal en el mundo de unas 42.000 personasAsimismo, la carencia de unas mínimas condiciones de calidad del agua y su tratamiento residual es, según muchos expertos, uno de los grandes problemas sanitarios y medioambientales que se acentuará en los próximos años.
El Año Internacional del Saneamiento Ambiental viene por tanto a llamar la atención sobre este problema y a tratar de buscar soluciones al mismo. El programa se alinea dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que pretende reducir los niveles de pobreza antes de 2015.
Una pequeña inversión para un gran beneficio
Los expertos subrayan los enormes beneficios sanitarios y medioambientales que supondrían la creación y mejora de este tipo de instalaciones sanitarias. Por ejemplo, las enfermedades relacionadas con la diarrea, que acaban con la vida de miles de niños al año, se reducirían en más de una tercera parte. Y si a ello se le añadiría algo tan básico como poderse lavar las manos con agua en condiciones, dicha tasa se reduciría en dos tercios.
Además de mejorar las condiciones sanitarias y ambientales, este tipo de medidas contribuiría en gran parte al desarrollo económico y social de los países afectados. En este sentido, la falta de un mínimo saneamiento ambiental es una de las principales causas de bajas laborales y escolares por enfermedad en estos países.
El coste económico que supondrían estas mejoras es pequeño en comparación con los beneficios que traería. Se calcula que con una inversión anual de unos siete mil millones de euros (menos del 1% de los gastos militares mundiales en 2005) se reduciría a la mitad el número de personas que no dispone de saneamiento ambiental básico para 2015. Y si se mantuviera esta inversión, en una o dos décadas, todos los habitantes del mundo tendrían estos servicios básicos. Por su parte, una investigación de UNICEF asegura que por cada euro invertido en saneamiento, se puede ahorrar hasta 34 en costos de salud, educación y desarrollo económico.
Para lograr estos resultados, los responsables de la ONU aseguran que es necesaria una amplia cooperación a nivel mundial que implique tanto al sector público como al privado, y que aumente la concienciación de toda la población.
A pesar de estos filantrópicos deseos, las perspectivas de mejora de muchos países son más bien escasas. Por ejemplo, el Instituto Trata Brasil (ITB), una nueva ONG que persigue mejorar el saneamiento ambiental en este país, publicaba recientemente un informe en que aseguraba que apenas el 47% de su población cuenta con estos servicios. Los responsables del estudio calculaban que, con el actual volumen de inversiones, el saneamiento universal en Brasil se conseguiría en 2122.
En este sentido, los países de América del Sur son algunos de los más afectados por este problema. Por ejemplo, 125 millones de personas viven sin alcantarillado en América Latina. Por ello, se celebraba recientemente la Conferencia Latinoamericana de Saneamiento, cuyo desarrollo tuvo lugar en Cali (Colombia). Durante la clausura de la cumbre, en esta ocasión en Bogotá, los ministros de Medio Ambiente de la región se comprometían a reducir a la mitad estas cifras antes de 2015.