Durante este año, el agua será un aspecto fundamental en las celebraciones internacionales que recuerdan la importancia ambiental, económica y social de este elemento: 2013 es el Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua. Este artículo explica los detalles sobre este Año Internacional, ofrece algunos datos ambientales preocupantes sobre el agua y el acceso a este recurso y destaca la importancia de cumplir el derecho humano al agua y al saneamiento, reconocido por Naciones Unidas en 2008.
2013, Año Internacional para cooperar por el agua
La Asamblea General de Naciones Unidas declaraba 2013 Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua. Sus responsables quieren así destacar la trascendencia de que los países lleguen a acuerdos sobre gestión del agua que beneficien al medio ambiente y a los ciudadanos.
«La resolución pacífica de los conflictos por el agua se han traducido en mejoras ambientales, económicas y sociales para todos»Mediante este Año Internacional, la ONU pretende impulsar las iniciativas sobre el agua, como el Decenio Internacional para la Acción, ‘El agua, fuente de vida’ (2005-2015), o los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que entre las metas del objetivo 7 («Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente») se proponen reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento. Asimismo, el Día Mundial del Agua, que se celebrará el 22 de marzo, tendrá como lema principal «Cooperación en materia de Agua».
El objetivo de este Año Internacional es doble:
Recordar los desafíos que afronta la gestión del agua para las próximas décadas, debido a una mayor demanda, y cómo repercute en el acceso, la asignación y los servicios. Sin unas condiciones mínimas para el agua, no es posible un desarrollo sostenible, no se puede conservar el medio ambiente y no se pueden garantizar las mínimas condiciones y calidad de vida de los seres humanos.
Sensibilizar sobre los beneficios de una mayor cooperación. La Historia recuerda que los pactos y la resolución pacífica de los conflictos por el agua se han traducido en mejoras ambientales, económicas y sociales para todas las partes implicadas. La violencia por el agua rara vez resulta una opción factible de manera estratégica y económicamente viable. Los fracasos en la cooperación causan desastres sociales y ecológicos, como en el Lago Chad o el Mar de Aral.
Agua: algunos datos ambientales preocupantes
Naciones Unidas asegura que la principal tarea a la que se enfrenta la comunidad internacional en el campo de los recursos hídricos es transformar sus obligaciones en hechos concretos, «imprescindibles para el beneficio de las personas, los ecosistemas y la biosfera en su conjunto».
Irina Bokova, directora general de la UNESCO, afirma que el agua «aparece como denominador común entre los retos mundiales más importantes de nuestro tiempo, como la energía, los alimentos, la salud, la paz y la seguridad. La gestión del agua puede reducir el riesgo de desastres como la sequía o las inundaciones. Con las cuencas fluviales transfronterizas y los sistemas acuíferos representando casi la mitad de la superficie de la Tierra, la cooperación en torno al agua se revela vital para la paz».
Con la tendencia actual en el consumo del agua, en 2025, dos de cada tres personas sufrirá estrés hídrico. Las pérdidas producidas en su gestión preocupan también en Naciones Unidas: un 70% del suministro de agua mundial se destina a la agricultura, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Casi el 60% del agua utilizada en el riego se pierde antes de llegar a la planta, según la UNESCO.
Acceso desigual al agua
La ONU destaca los graves contrastes en el acceso y el suministro del agua. Los países ricos consumen de media doce veces más agua que los pobres y unos mil millones de personas carecen de agua potable. Según datos de este organismo internacional, uno de cada seis habitantes del planeta no dispone de agua limpia y uno de cada cinco carece de la más simple letrina.
Abrir el grifo es un acto tan natural en países del Norte, que a menudo se olvida su excepcionalidad en el Sur. Por este motivo, ACNUR recuerda otras cifras para la reflexión.
Un total de 783 millones de personas no tienen acceso al agua potable.
Una de cada ocho personas bebe agua que, «con toda probabilidad, hará que se enferme».
Cada semana, 27.000 niños menores de cinco años fallecen por consumir agua contaminada, por falta de higiene y de saneamiento.
Una persona refugiada dedica cada día una media de seis horas a conseguir agua. En el caso de las niñas, casi el 42% de las pequeñas de los campos de Uganda y Ruanda no asiste a clase porque ayuda a sus madres a buscar agua.
De hecho, mujeres y niñas son las principales víctimas de esta circunstancia. La violencia sexual y de género es el principal temor entre ellas cuando deben andar hasta seis kilómetros para encontrar agua y acceden a ella en zonas poco seguras.
El derecho humano al agua y al saneamiento
El agua no solo es fundamental para beber. El 28 de julio de 2010, una resolución de Naciones Unidas reconoció el derecho humano al agua y al saneamiento como esencial «para la realización de todos los derechos humanos». Entonces se pidió a los estados y organizaciones internacionales recursos financieros, capacitación y tecnología para, sobre todo los países en desarrollo, poder cumplir este reconocimiento.
La falta de saneamiento es origen de enfermedades, sobre todo diarrea, segunda causa de muerte infantil
La campaña 2.600 millones, de ONGAWA, recuerda que esta es la cifra de personas que todavía carecen de saneamiento en todo el mundo: casi cuatro de cada diez personas. Entre las consecuencias de esta situación, la más grave es, una vez más, el riesgo para la salud. La falta de saneamiento es origen de enfermedades, sobre todo diarrea, al impedir deshacerse de las heces de manera segura o lavarse las manos. De hecho, la diarrea es la segunda causa de muerte infantil.
Carecer de inodoro o letrina, compartir la fuente de agua doméstica con los animales u obtenerla de pozos sin protección, «caldo de cultivo de agentes patógenos» según la ONU, son motivos más que suficientes para exigir una solución. Naciones Unidas aboga por un abastecimiento de agua suficiente, saludable, aceptable para uso personal y doméstico, accesible y asequible. La conmemoración de 2013 como Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua es un momento apropiado para intentar conseguirlo.