La gran mayoría de la ciudadanía no es consciente de que los suelos son mucho más que la superficie que pisan. Esenciales para la vida y la producción de agua, alimentos, medicinas o combustibles, su estado de conservación no es bueno. Por ello, la ONU ha declarado 2015 como Año Internacional de los Suelos. Este artículo señala en qué consiste esta celebración, explica que el estado de este recurso natural no es bueno e indica cómo se puede salvar.
2015 Año Internacional de los Suelos
La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha declarado 2015 Año Internacional de los Suelos (AIS). De forma oficial, comenzará el 5 de diciembre con actos inaugurales en Nueva York, Roma y Bangkok. Los lemas elegidos para difundir este año internacional a nivel global son «Los suelos, fundamento de la agricultura familiar» y «Suelos sanos para una vida sana».
El suelo es esencial para los ecosistemas y la seguridad alimentaria de la población mundialLos responsables de Naciones Unidas señalan que el objetivo del AIS 2015 es aumentar la concienciación de la importancia del suelo para la seguridad alimentaria de la población mundial y para el buen funcionamiento de los ecosistemas, así como el apoyo a políticas para la gestión y la protección sostenible de este recurso natural.
El suelo es mucho más que la superficie donde nos apoyamos. La ONU recuerda que es la base para el mantenimiento y crecimiento de la vegetación, desde bosques hasta cultivos de los que se obtienen alimentos, medicinas o combustibles. El suelo es también esencial para la biodiversidad animal, tanto salvaje como doméstica. En su interior se encuentran millones de organismos que, aunque se desconozcan o no se vean, cumplen funciones vitales como la descomposición de restos vegetales y elementos tóxicos, la absorción de componentes de la atmósfera, la regulación del carbono o los ciclos hidrológicos.
El suministro de agua de calidad, un bien cada vez más escaso, depende en gran medida del estado de los suelos, junto al paisaje y su vegetación. Un suelo en mal estado no puede retener el agua de las precipitaciones, y el ciclo hidrológico se resiente. Si un suelo se contamina, su influencia se nota en el agua y el resto de sus elementos.
La importancia de los suelos en la lucha contra el cambio climático es otro punto destacado. La materia orgánica de los suelos es una de las mayores reservas de dióxido de carbono (CO2) y puede actuar como almacén y sumidero de este gas de efecto invernadero.
Los expertos de la ONU no olvidan tampoco el valor del suelo como testigo de la historia de la tierra y del patrimonio cultural de nuestros antepasados.
El estado de los suelos no es bueno
La elección de los suelos para el Año Internacional de 2015 no es casual. Los expertos en Edafología, la ciencia que estudia esta parte esencial de la naturaleza, subrayan que su estado de conservación no es bueno y su deterioro es cada vez mayor.
Las amenazas que sufren en la actualidad, provocadas de forma directa o indirecta por los seres humanos, son diversas: degradación física y química, salinización, contaminación, erosión hídrica, y en menor medida eólica, pérdida por sellado (en especial el asfaltado), etc.
España, uno de los países con mayor diversidad de suelos de Europa, no es ajena a esta situación. Juan José Ibáñez, Científico Titular del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), un centro mixto del CSIC y la Universidad de Valencia, asegura que el estado de los suelos españoles es «grave y deplorable». Según este experto, miembro del Pilar III de la Alianza Mundial por el Suelo, que intenta ofrecer la agenda futura de investigación en materia de suelos, las principales amenazas vienen del sellado y la contaminación: «El primero afecta principalmente al medio ambiente, mientras que el segundo es también un serio problema de salud pública, porque cuando se contamina el suelo, lo hacen las aguas y la cadena alimentaria».
Juan Sánchez, catedrático de Edafología en la Universidad de Valencia (UV), señala como casos concretos de mayor degradación en España los suelos dedicados a la agricultura de secano abandonados en pendientes acentuadas y los utilizados por la agricultura intensiva. El problema estriba, según Ibáñez, en que si no se pone remedio, se perderán los suelos de forma irreversible, así como la información que contienen.
Ideas para salvar los suelos
Los expertos sugieren diversas ideas para salvar a los suelos de su degradación:
- Uso de sistemas agrícolas más respetuosos con el medio ambiente, que reduzcan el uso de pesticidas industriales y utilicen el agua de forma más sostenible.
- Implantación de normas específicas para conservar los suelos. La Comisión Europea ha aprobado una Estrategia Temática sobre el Suelo, pero los expertos creen que se debe ir más allá para lograr resultados.
- Aumento de estudios que evalúen la situación de los suelos y planteen soluciones a medida.
- Puesta en marcha de planes de recuperación asesorados por expertos reales en la materia, para evitar que las medidas aprobadas tengan un efecto contrario.
- Aumentar la formación e investigación en Edafología, así como la información y divulgación sobre los suelos y su importancia. Ibáñez recuerda que «en 1978 cuando entró en el CSIC, había más de quince Institutos de Suelos. Hoy no queda ninguno».
- Asumir por parte de los ciudadanos prácticas de consumo respetuosas con el medio ambiente y el suelo en particular.