Polinización: qué es, cuál es su importancia y tipos
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más del 75 % de los principales cultivos del mundo y el 35 % de las tierras agrícolas se benefician de la polinización animal. En la Unión Europea, el 76 % de lo vegetales, frutas y frutos secos —nueces, principalmente— están condicionados en producción, rendimiento y calidad por la intervención de estos animales. Aunque la mayoría son insectos —abejas y abejorros, principalmente—, hay algunas especies de vertebrados, como aves, reptiles y roedores, que también realizan esta función, pero su acción no es tan significativa.
De acuerdo con la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), adscrita al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el volumen de producción de cosechas dependiente de los polinizadores se ha triplicado en las últimas décadas. “Se estima que existen alrededor de 1.500 cultivos en todo el mundo que requieren polinización por insectos. Si nos centramos únicamente en los cultivos utilizados directamente para el consumo humano, el 70 % de ellos dependen de polinizadores. Por lo tanto, la polinización es fundamental para mantener la producción de alimentos”, explica Violeta Hevia, doctora en Ecología por la Universidad Autónoma de Madrid.
La polinización es el proceso de reproducción de las plantas y se produce cuando el polen de los estambres llega al pistilo. Este proceso se puede llevar a cabo:
- por la acción del viento, lo que sucede en lo árboles de gran tamaño, como pinos, olivos o chopos.
- a través del agua.
- sin requerir la intervención de terceros o medios externos, cuando el polen de los estambres de la planta cae en sus propios pistilos.
- por la actuación de animales, encargados de transportar el polen de una flor a otra.
🐝 Por abejas
Las abejas son el grupo de insectos más destacado en la polinización. “Poseen en su cuerpo estructuras únicas que les permiten recolectar y transportar el polen. Son las únicas especies que tienen estas características físicas. Además, como viven en sociedad, son muy numerosas, lo que aumenta su eficiencia polinizadora. De las 100 especies agrícolas más comunes para el consumo humano, aproximadamente el 70 % son polinizadas por la acción de las abejas”, exponen Concepción Ornosa y Mónica Gutiérrez, profesoras e investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid en el Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución.
🦟 Por sírfidos o moscas de las flores
Pero además de las abejas y abejorros, los sírfidos (moscas de las flores) son los segundos insectos con más relevancia en la función polinizadora, ya que están presentes en una gran variedad de ecosistemas de todo el mundo. “Son un grupo muy interesante no solo por su papel en la polinización, sino porque sus larvas tienen una gran importancia como depredadoras de pulgones y cochinillas de muchos cultivos. De ahí que sean en todas sus fases de gran valor para la agricultura, por los servicios de control/regulación de especies plaga y polinización”, comenta Francisco J. Cabrero, profesor de la Universidad Complutense de Madrid en el Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución.
Polinizadores en riesgo de extinción
La Lista Roja Europea de Sírfidos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) advierte que el 37 % de todas las especies de sírfidos en Europa están en peligro de extinción, siendo la agroganadería intensiva la mayor amenaza para esta especie de insectos en la región europea: afecta a 475 especies, más de la mitad del total.
Como las moscas de las flores, el resto de los polinizadores también están en riesgo de extinción. Un estudio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza alerta de una acusada disminución, tanto en número como en diversidad, de estos insectos. Norteamérica y Europa noroccidental son las zonas más afectadas, y las mariposas y las abejas, las especies más amenazadas.
➡️ Causas de la desaparición
¿Qué está provocando la desaparición? Hay varias causas y todas son consecuencia de la acción humana. “Hemos alterado sus hábitats, por la agricultura y por el urbanismo e infraestructuras, por modificación del paisaje quitando los pastizales, las praderas y demás, por el uso constante de insecticidas y otros biocidas, por el calentamiento climático y por diferentes patógenos, que pueden contagiarles”, explican Concepción Orrnosa y Mónica Gutiérrez.
Para las científicas esta pérdida tiene “una afectación muy arriesgada en poblaciones y especies, que están desapareciendo o que ya han desaparecido, y efectos negativos derivados para las plantas y los ecosistemas silvestres que pueden ser irreversibles y comprometer su futuro y el nuestro”.
¿Qué pasaría si los polinizadores desaparecen?
🔴 Menos frutas y verduras
Además, esta pérdida de polinizadores tiene una repercusión directa en el rendimiento agrícola. Una merma en las cosechas de verduras, frutas y hortalizas tiene una relevante influencia en la salud de la población mundial. “Si esta tendencia continúa, algunos cultivos nutritivos —como frutas, frutos secos y muchas hortalizas— serán sustituidos cada vez más por otros básicos como el arroz, el maíz y la patata, lo que podría desembocar, finalmente, en una dieta desequilibrada”, advierten desde la FAO.
🔴 Apocalipsis de insectos
Precisamente, uno de los temas tratados en la última Conferencia de Biodiversidad de la ONU, celebrada en diciembre de 2022 en Montreal (Canadá), ha sido el de los polinizadores. Su curva de descenso y el impacto en el rendimiento de cultivos fueron debatidos por los especialistas. La principal conclusión fue que la disminución del 1 % al 2 % de las poblaciones de polinizadores en el mundo podrían anticipar un “apocalipsis de insectos” inminente en las próximas décadas.
🔴 Muertes prematuras y mayor riesgo de desarrollar enfermedades
Esta desaparición también tiene consecuencias para la población humana. Por primera vez, un estudio ha cuantificado el costo que tiene para nuestra salud la extinción de los polinizadores. Esta investigación de la Escuela de Salud Pública de Harvard, publicada en diciembre de 2022, apunta que la carencia de polinizadores ha provocado una pérdida de entre el 3 % y el 5 % de la producción mundial de frutas, verduras y frutos secos a lo largo de 2020.
Esta reducción habría originado un exceso de 427.000 muertes anuales por el no consumo de estos alimentos saludables. Asimismo, la falta de estos productos en la dieta se relaciona con una mayor predisposición al desarrollo de enfermedades como diabetes, ictus, patologías cardiovasculares y ciertos tipos de cánceres.
Para Samuel Myers, científico investigador del Departamento de Salud Ambiental y autor principal del estudio, el trabajo muestra los vínculos directos entre la biodiversidad y la salud humana. “Esta investigación establece que los impactos estimados en la salud de la pérdida de polinización serían comparables a otros factores de riesgo globales importantes: los atribuibles a los trastornos por uso de sustancias, la violencia interpersonal o el cáncer de próstata”, explica.
Según asegura Luis Frechoso, miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (CGCODN), no consumir alimentos saludables —como frutas, verduras, frutos secos o legumbres— “significa que los estamos sustituyendo por otro tipo de productos que suelen estar cargados en azúcares y grasas saturadas, lo que conlleva a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades de tipo metabólico o cardiovascular”.
Otro motivo, relacionado con el anterior, es el propio perfil nutricional de los alimentos. Los vegetales, los cereales y las legumbres tienen un perfil de grasas saturadas más bajo, mayor cantidad de fibra, menor densidad energética y mayor densidad nutricional. Ese compendio favorece nuestro organismo y ayuda a disminuir el riesgo de patologías metabólicas y cardiovasculares.
🔴 La seguridad alimentaria, en riesgo
Una investigación de realizada por un grupo internacional de expertos liderado por la Universidad de Cambridge (Reino Unido) ha creado el primer índice de riesgo global de las causas y efectos de la disminución de los polinizadores en seis regiones del mundo. Para los investigadores, la pérdida de especies polinizadoras pone en riesgo la seguridad alimentaria y el “valor estético y cultural” del planeta.
Según el informe, el impacto de la pérdida de estos insectos en plantas y frutos silvestres es un serio problema en muchas regiones: Asia-Pacífico, África y América del Sur, zonas donde hay una mayor concentración de países con bajos ingresos y en los que las poblaciones locales dependen de los alimentos de origen silvestre, son las áreas más afectadas.
- América Latina es la región más vulnerable. Aprovecha los cultivos fertilizados por insectos, principalmente anacardo, soja y cacao, tanto para consumo propio como para comercio internacional.
- En la región Asia Pacífico, el declive de los insectos es considerado un grave riesgo para el bienestar humano. China e India son países que dependen de la acción de los polinizadores para prácticamente la totalidad de sus cultivos de frutas y hortalizas.
- En Europa también se evidencia el déficit de polinización. Cultivos como la colza o la fresa están seriamente amenazados.
Tom Breeze, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Reading (Reino Unido), alerta de la falta de conocimiento sobre el declive de estas especies. “Se necesita más investigación a escala mundial para entender realmente los problemas a los que nos enfrentamos y cómo podríamos abordarlos”.
Estrategias para proteger a los polinizadores
La Comisión Europea (CE) es conocedora de la relevancia de proteger los insectos polinizadores. En la Ley de Restauración de la Naturaleza incluye dos objetivos específicos en este aspecto: invertir el declive de las poblaciones de polinizadores para 2030 y lograr una tendencia de aumento de las colonias de estas especies.
En España, la Estrategia Nacional para la Conservación de los Polinizadores fue aprobada por la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente en 2020. Presenta un diagnóstico sobre la situación y tendencias de los polinizadores y las principales causas de su declive, incorporando cuatro grandes áreas de actuación:
- promover los hábitats favorables para estos insectos, favoreciendo la agricultura ecológica.
- mejorar la gestión de los polinizadores y la reducción de los riesgos derivados de plagas, patógenos y especies invasoras.
- reducir el riesgo derivado del uso de productos fitosanitarios.
- realizar investigaciones que ayuden a cubrir los vacíos de conocimiento existentes y a divulgar y facilitar el acceso a esta información.
Para Violeta Hevia, doctora en Ecología por la Universidad Autónoma de Madrid, “si las acciones propuestas en este documento se llevaran a cabo de forma rigurosa, sería un gran paso adelante para conseguir alcanzar el objetivo de frenar el declive de los polinizadores, especialmente los silvestres”. Como bien apunta la propia estrategia, Hevia considera que es fundamental que sigan llevándose a cabo investigaciones científicas que nos ayuden a poner luz a algunas de las cuestiones clave en las que sigue siendo necesaria más evidencia científica como, por ejemplo, los efectos de las abejas domésticas sobre los polinizadores silvestres, o los efectos a medio y largo plazo de los pesticidas y los cambios de uso del suelo sobre la supervivencia de las poblaciones de polinizadores silvestres”.
Por su parte, Francisco J. Cabrero, aunque optimista, asegura sentir cierto temor a “que los recursos que se puedan invertir no sean suficientes para llevar a cabo las acciones de una forma óptima o que su ejecución no sea realizada con rigor. Iremos viéndolo en los próximos años”.