Los adornos navideños forman parte indispensable de las tradiciones de estas fiestas, pero su uso no debe suponer aumentar un impacto negativo sobre el medio ambiente. Elementos naturales como el musgo o el acebo se encuentran en peligro, el empleo inadecuado del abeto navideño puede hacer que se muera, mientras que una iluminación ineficiente conlleva un mayor consumo energético. Este artículo señala varios consejos para utilizar los elementos decorativos navideños de forma más sostenible.
Cuidado con los elementos navideños naturales
Algunos de los principales elementos naturales utilizados por tradición en las Navidades, como el musgo o el acebo, se encuentran en peligro y su extracción está prohibida. En el primer caso, varias especies están catalogadas como «en peligro de extinción» y están protegidas por ley. Conviene saber la función esencial del musgo en su hábitat natural: contribuye a formar y fijar el suelo, de manera que evita la erosión, y prepara el terreno donde irán más tarde otros vegetales, además de proporcionar cobijo a multitud de pequeños invertebrados, esenciales para el suelo.
Por su parte, el acebo (Ilex aquifolium) figura en los catálogos de especies amenazadas de las comunidades autónomas donde crece de forma natural, como Aragón, Asturias, Castilla y León o País Vasco, de modo que cortarlo del monte está prohibido y puede conllevar sanciones y hasta penas de cárcel.
Algunos elementos naturales típicos navideños, como el musgo o el acebo, se encuentran en peligroVarias alternativas pueden sustituir al musgo, como serrín, corcho, arena, paja, hojas, corteza de árboles, etc. Una tabla de madera pintada se puede emplear también de base o como marco del belén. Otra posibilidad es reutilizar materiales domésticos, como telas de ropa que ya no sirven. En cuanto al acebo, se puede sustituir por un adorno artificial, y reutilizarlo para años posteriores, o bien crear uno similar con materiales reciclados mediante una manualidad ecológica.
Elegir bien el árbol navideño
La elección de un abeto natural o artificial tiene, en ambos casos, ventajas e inconvenientes ambientales, en función del empleo y cuidados que se les dé. El mejor consejo es hacer un uso responsable del que se elija.
Si se prefiere un árbol natural, es fundamental llevarse uno con suficientes raíces y cepellón (tierra adherida), alejarlo de la calefacción y regarlo de forma adecuada para mantenerlo con vida. De este modo, una vez que acaben las Navidades, podrá llevarse de nuevo a algún espacio natural para trasplantarlo. Si no lo hacemos nosotros, sería conveniente preguntar en el lugar de venta o en el ayuntamiento si se puede llevar a algún punto de recogida.
En el caso de elegirse un árbol de Navidad artificial, si se escoge un modelo de buena calidad y se cuidan sus elementos tanto en su momento de uso como después, bien guardado se podrá reutilizar durante muchos años y no hará falta comprar uno nuevo.
La iluminación navideña, de bajo consumo
El alumbrado, otro de los elementos principales en Navidades, también puede ser más ecológico y, de paso, ahorrar dinero. Tecnologías como los LED o las lámparas de bajo consumo iluminan con la misma o mejor calidad lumínica y consumen menos energía y, por tanto, gastan menos y emiten menos dióxido de carbono (CO2) al medio ambiente, principal gas implicado en el cambio climático. El principal desafío de estas tecnologías es la inversión inicial necesaria, un poco más elevada que las lámparas convencionales, pero los expertos de la Asociación Española de Fabricantes de Iluminación (Anfalum) aseguran que se amortiza en unos dos años y es una inversión que merece la pena, ya que su duración estimada es de unas 15.000 horas y pueden conseguir hasta un 80% de ahorro energético respecto al alumbrado tradicional.
Además de bombillas eficientes, una de las principales claves para conseguir un alumbrado navideño ecológico es su uso racional. La energía más limpia es la que no se utiliza: se debe evitar un alumbrado recargado y tenerlo encendido más tiempo del necesario.
La calidad es también esencial. Desde Anfalum denuncian la «proliferación de aparatos de iluminación de Navidad que no siguen los estándares y etiquetado de calidad exigidos por la ley». Además de suponer una competencia desleal, estos productos ilegales tienen una vida muy inferior a los de buena calidad y contienen sustancias peligrosas en mayores cantidades.
Felicitaciones recicladas y sostenibles
Las felicitaciones navideñas son una tradición que puede cumplirse de forma más sostenible. Una manera ecológica, divertida y que además ahorra dinero es hacer las felicitaciones con materiales que se tengan a mano. Las posibilidades son muy diversas y los materiales necesarios están al alcance de cualquiera o, al menos, de forma muy simple y económica. Pueden seguirse varios consejos sencillos para felicitar la Navidad de forma ecológica.
Y si se prefiere comprar una, al menos que sea lo más sostenible posible. Lo idóneo es evitar que lleven envoltorios de plástico o demasiados adornos y que estén hechas con papel reciclado y, si es posible, que cuenten con el sello de certificación sostenible FSC.
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