Agentes rurales y biólogos del Parque Natural del Cadí-Moixeró han observado la presencia en esta sierra prepirenaica del primer ejemplar de lobo salvaje en Cataluña desde hace más de 70 años, según informó ayer el consejero de Medio Ambiente de la Generalitat, Salvador Milá, durante una visita a Bagá, en el corazón del parque natural del Cadí.
El lobo desapareció como población estable en Cataluña a finales del siglo XIX, aunque durante principios del XX se detectaron un par de ejemplares deambulando por los Puertos de Tortosa-Besseit.
Según explicó Milá, el lobo detectado en el Cadí-Moixeró es un ejemplar itinerante, al parecer un macho joven, procedente de los Apeninos italianos y que ha llegado a Cataluña a través del corredor que forman los Alpes marítimos franceses.
«Si se ha detectado un ejemplar, no podemos descartar que lleguen más y que, teniendo en cuenta las buenas condiciones de calidad de los hábitats del Pirineo, en un futuro se pueda llegar a formar una población reproductora», añadió el consejero, que anunció la implantación de sistemas de prevención y compensación de los daños que el lobo pueda provocar.
Ovejas muertas
La presencia del lobo en Cataluña se ha certificado después de que el pasado otoño los guardas de la reserva del Cadí-Moixeró tomaran muestras de unas ovejas muertas. Esto llevo a la Consejería de Medio Ambiente a crear una comisión para hacerle un seguimiento específico y detectar si puede haber más ejemplares.
Este equipo de seguimiento sigue sus huellas y excrementos y utiliza técnicas de diagnóstico molecular que contrasta con los biólogos de las administraciones francesa y española. Las poblaciones de lobos más próximas a Cataluña se sitúan en la provincia de Guadalajara, aunque se sospecha que en Teruel se están reproduciendo. Otros lobos llegan de vez en cuando al límite entre Huesca y Navarra, y en Francia detectan su presencia desde 1992, con ejemplares llegados de los Alpes marítimos.