La crisis provoca que muchas ONG atraviesen problemas importantes, algunas con ERE de relevancia. Así lo señala Alberto Fraguas Herrero, director ejecutivo de Green Cross España. Esta organización internacional, ideada en 1989 por el entonces presidente de la URSS Mijaíl Gorbachov, trabaja para ser la Cruz Roja de las “enfermedades” del planeta. Según Fraguas, los mercados no ven los problemas ambientales porque no les preocupan los ciudadanos, y recuerda que esta crisis es económica, pero también social y ambiental. El responsable de Green Cross España apela a la presión ciudadana para reivindicar un planeta sin los problemas ambientales más graves, como el cambio climático, los problemas hídricos o la falta de seguridad alimentaria.
“La enfermedad más grave del planeta es la irresponsabilidad y la ignorancia por los problemas ambientales”La enfermedad más grave es la irresponsabilidad y la ignorancia. El ser humano pagará en el futuro no haber evaluado en su justa medida los gravísimos problemas ambientales, que parecen no entrar en la prioridad política. El cambio climático, el gran elemento de riesgo planetario, es un indicador de la mala gestión social y económica del ser humano, una alerta para un sistema económico que no funciona de forma adecuada.
Además de este problema global, que lo azota en especial por su carácter mediterráneo y su actual desertificación, hay otros riesgos graves. Quizá el más importante es la descoordinación entre políticas ambientales y procesos de ordenación territorial, como la urbanización (y construcción de infraestructuras), que ha afectado de forma seria a la biodiversidad y a los servicios que proporciona. La gestión hídrica, ligada también a los problemas anteriores, debería salir del escenario de la confrontación política.
No, si atendemos a que está en juego nuestra supervivencia como especie.
A alguien como yo, que lleva más de 30 años de trabajo por la sostenibilidad, siempre le parecerá escasa la lucha por un planeta más limpio y equitativo. Esperábamos avances más rápidos. Algunos problemas de hace diez, quince o veinte años se han superado (más o menos), pero otros son más acuciantes que entonces.
“Los mercados no ven el cambio climático, ni los problemas hídricos, ni los de seguridad alimentaria, porque no les preocupan los ciudadanos”Confío en la presión social, en la capacidad de la sociedad civil para obligar a los gobiernos a adoptar medidas. En estos días, casi meses, se habla de “primas de riesgo”, “presiones de mercados”, “estabilidad presupuestaria” en una crisis que es económica, pero también social y ecológica. Los mercados no ven el cambio climático, ni los problemas hídricos, ni los de seguridad alimentaria, porque no les preocupan los ciudadanos. Tenemos que reivindicar nuestros derechos a una sociedad más segura en lo económico y en lo ecológico. Tenemos derecho a un planeta sin cambio climático, a reivindicar nuestra ciudadanía sin temor a un sistema que ha fracasado por muchos apuntalamientos que se le hagan.
El Protocolo de Kyoto situó en su momento el problema del cambio climático en primera línea a nivel mundial, como una aparente prioridad en las agendas de gobierno. La realidad es que ha sido más una cierta escenificación mediática que una preocupación política con compromisos firmes. No creo que instrumentos de mercado resuelvan del todo disfunciones del propio mercado (el cambio climático es un indicador del mal diseño y praxis de un sistema social). Los discursos tienden a aparcar el problema tras resolver la crisis: de nuevo un grave error de percepción de los problemas.
“La solución a los problemas ambientales pasa por incrementar nuestra conciencia colectiva”Se precisa un liderazgo fuerte pero, ¿quién lo asumirá? Hasta ahora la Unión Europea ha hecho ese papel, pero hoy no tiene credibilidad ni fuerza. Estados Unidos solo ha dilatado procesos. China o India consideran que los ritmos deben ser más lentos para paliar el problema. La solución pasa por incrementar nuestra conciencia colectiva.
Por supuesto. Somos una ONG sin un patrocinador básico. Esto garantiza nuestra independencia, aunque también es cierto que es un poco la “libertad del paria”. No obstante, nos movemos bien en este papel. Las ONG generan un sector económico muy eficiente (“tercer sector” lo denominan) donde se trabaja mucho y, en general, bien. Los casos de ONG delictivas o fraudulentas son muy escasos, aunque con una notoriedad mediática morbosa. Muchas ONG pasamos importantes problemas, algunas con ERE de relevancia.
“Puede haber agua para todos, pero hace falta una gestión equilibrada”Es un concepto que vincula de forma estrecha lo social, lo económico y lo ecológico, porque la degradación social y ambiental tienen el mismo origen. Para nosotros, por ejemplo, el Derecho Universal al Agua es una lucha en defensa de las mejoras económicas y la paz social. Hay que realizar políticas de gestión hídrica y de adecuación, y sobre todo, de mitigación del cambio climático para asegurar la equidad social y, por tanto, esa citada seguridad global.
Sí, pero se precisa una gestión equilibrada para garantizar todas las demandas, incluidas las ecológicas. Sobre estos temas se hablará en las jornadas “7º Diálogo sobre la Crisis Mundial del Agua”, el próximo 16 de diciembre en Madrid.
“Los consumidores pueden reclamar productos con un ciclo de vida adecuado”Si nos atenemos a informes como los de UNESCO, se necesitan unos 150.000 millones de dólares en diez años para resolver el problema. Mucho dinero, sin duda, pero menos de lo que últimamente los Estados han “prestado” a las instituciones financieras. Un problema, de nuevo, de prioridades.
Los consumidores pueden reclamar vía consumo productos con un ciclo de vida (desde la cuna a la cuna) adecuado. A las empresas productoras quizá no les preocupe del todo la calidad ambiental, pero sí les afectará si sus productos no se consumen.
La idea original de Green Cross surge en 1989 de la mano del entonces presidente de la Unión Soviética Mijaíl Gorbachov. Su objetivo era crear una organización que, al igual que la Cruz Roja responde a urgencias médicas y sanitarias, acudiera a emergencias ecológicas y ofreciera soluciones. La ONG se lanza de manera formal en Kyoto el 18 de abril de 1993. En la actualidad, Green Cross Internacional está presente en 32 países y su red llega a más de 200.000 personas de todo el mundo, según Fraguas. Green Cross España actúa como Asociación “generadora de opinión” (Think Tank) y cuenta con el trabajo diario de cuatro personas y la ayuda de diez personas vinculadas a su staff directivo. Fraguas señala que su base de datos contiene más de 10.000 personas a las que llegan sus ideas y propuestas.