Dos especies de aves marinas, la pardela balear (Puffinus mauretanicus) y la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), adaptan sus desplazamientos a los de los barcos pesqueros para beneficiarse de los descartes de la pesca y hacer más eficiente su búsqueda de alimento, según revela un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicado en la revista Current Biology y citado por Science. La investigación está liderada por Frederic Bartumeus, del Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC, en Gerona.
Los científicos analizaron los desplazamientos de las dos especies de pardelas entre 1999 y 2005, durante los periodos de incubación y reproducción. La pardela balear constituye una especie en peligro de extinción y la cenicienta se encuentra en situación vulnerable. Las trayectorias de las aves marinas se obtuvieron mediante transmisores vía satélite incorporados a un total de 28 ejemplares.
Durante su investigación, los científicos observaron que en los días en que los barcos salen a faenar, de lunes a viernes, las pardelas se concentran en las zonas pesqueras donde el alimento es predecible y se puede conseguir con celeridad. Los fines de semana, en cambio, las pardelas continuaban con su estrategia natural, en la que pueden llegar a viajar hasta centenares de kilómetros para buscar algunas de sus presas naturales, como las sardinas y los calamares.
Para Bartumeus, «los resultados obtenidos sugieren una conexión elemental entre la explotación local pesquera y los patrones regionales del movimiento de estas aves marinas». Cuando los barcos arrastreros faenan, las aves, que aprenden la localización de sus caladeros, permanecen cerca de sus colonias donde las barcas les proporcionan ese alimento fácil, lo que propicia que puedan ir y volver más a menudo de las zonas de pesca a los nidos. «Sin embargo, este beneficio natural de la pesca de arrastre queda neutralizado por su gran impacto sobre los fondos marinos, que afecta al equilibrio del ecosistema», señaló Bartumeus.
Los investigadores del CSIC defienden que entender el comportamiento de forrajeo de las pardelas «es fundamental para intentar frenar el declive que sufren sus poblaciones». En el caso de la pardela balear, endémica de las islas Baleares, es tan acusado que se encuentra en peligro crítico de extinción.
El consumo de descartes de la pesca de arrastre supone, por otra parte, que las aves ingieren organismos que acumulan grandes cantidades de contaminantes, como metales pesados, que las aves almacenan a su vez. Conocer los patrones de movimiento de las pardelas y los lugares donde obtienen su alimento permite que estas aves puedan servir como biomarcadores para determinar dónde y cuándo los niveles de contaminantes en el mar son mayores.