Un equipo de investigadores liderado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO) llevó a cabo un detallado análisis sobre los patrones de reproducción del mero en las islas Baleares «que sugiere la revisión de algunas medidas de gestión en cuanto a la explotación de esta especie». Según este estudio, la talla mínima de captura es cuatro centímetros inferior a la talla de primera maduración del mero.
En el trabajo, realizado mediante el análisis de 400 meros capturados con pesca artesanal y recreativa entre 1998 y 2004 en aguas de Mallorca y Menorca, se estudió la época y duración de la reproducción, la talla y edad en la que alcanzan la madurez sexual, la fecundidad y los mecanismos que determinan el cambio de sexo en esta especie hermafrodita.
Según explicó el IEO, el hermafroditismo del mero es secuencial, lo que significa que todos los individuos nacen de un sexo y en un momento de su ciclo de vida se transforman en el otro. En este caso, el mero nace hembra. A los seis años, cuando mide 49 centímetros, alcanza su madurez sexual como hembra y, cuando tiene entre siete y 17 años y mide entre 52 y 77 centímetros es capaz de convertirse en macho cuando éstos escasean en el grupo.
«Identificar los patrones de reproducción de una especie es esencial para comprender la dinámica de la población y diseñar medidas de gestión adecuadas para su recuperación y conservación» señalaron los responsables del estudio, publicado en el último número de la revista «Scientia Marina».
Durante los análisis, se observaron machos con tallas similares a la talla de maduración de las hembras, lo que significa que el grupo «está tan sobreexplotado, que las hembras se ven forzadas a convertirse en machos apenas un año después de alcanzar la madurez sexual», indicó la IEO. También se advirtieron hembras que alcanzan las máximas tallas y edades de la población, lo que indica que no siempre es la hembra más grande la que cambia de sexo. Dado que la fecundidad aumenta con la talla y edad (una hembra pone entorno a 334.000 ovocitos por cada kilo de peso) esto podría responder a una estrategia para mantener una elevada capacidad reproductora.
Los investigadores consideraron que «es necesario modificar la talla mínima de captura que está establecida en 45 centímetros, cuatro por debajo de la talla de primera madurez de las hembras». Además, se indicó la necesidad de proteger a los ejemplares de mayor talla y edad.