El arquitecto Andy Backer llevaba casi dos décadas de trabajo pionero en torno al diseño sostenible (estuvo con William Mc Donough, el gurú del concepto “De la cuna a la cuna“), cuando en 2009 fundó su propia empresa, Sustainable Reference. Su objetivo: lograr un mundo mejor con herramientas innovadoras que ayuden desde los consumidores hasta los gobiernos a ser más sostenibles. Una enciclopedia-buscador de productos sostenibles o un sistema de certificación de sostenibilidad son sus primeras propuestas. Esta empresa, con sede en Vizcaya y oficinas en Silicon Valley, ha logrado varios premios por sus iniciativas, como el que recibieron en sus comienzos Facebook o Google o el más reciente de la Fundación Biodiversidad/Ministerio de Medio Ambiente.
“Desde el panadero hasta el presidente del gobierno, todos son responsables del medio ambiente”
Trabajo desde hace 17 años en torno a la sostenibilidad, y pensé que podía hacer algo. Me he movido a nivel internacional, he trabajado con el gurú de la sostenibilidad, William Mc Donough, autor del concepto “De la cuna a la cuna”, conozco lo que hay y no hay en el mercado. Además, estoy muy preocupado por la dirección que lleva el mundo desde hace décadas, y me propuse hacer el mayor esfuerzo positivo en el menor tiempo posible. Es una iniciativa de base, desde las personas, para involucrar a empresas, instituciones, etc., para recordar que todas las personas tienen una responsabilidad, desde el panadero hasta el presidente del gobierno.
Con más información. En Estados Unidos la empresa eléctrica Opower manda a sus clientes la factura con información del promedio de consumo de su vecindario. Así saben si están por encima, por debajo o en la media. Con este dato, han reducido el consumo eléctrico en EE.UU. más que la cantidad de energía producida por todos los paneles fotovoltaicos del país.
Proponemos dos herramientas innovadoras, una de ellas, me atrevería a decir, revolucionaria. No hay nada hoy en día como Sustpro, donde un panadero, por ejemplo, puede conocer qué existe para hacer su pan sostenible. Puede entrar en nuestra web y ver todo tipo de información, como un aparato que señala cuándo el pan está en su punto óptimo de cocción; así se ahorra energía, no se pasa y se reducen residuos. Pero hay datos, imágenes y videos para todos los oficios. Es como una Wikipedia de la sostenibilidad y un buscador. Tenemos más de 20.000 productos registrados, aunque las visitas todavía no han despegado (600 al día). Estamos en 15 idiomas y con contenido en países como EE.UU., Reino Unido, Francia y España. Es colaborativo, cualquiera puede incluir información. EROSKI, en su caso, podría poner todos sus productos ecológicos.
Te pongo un ejemplo. En Sustpro aparecen empresas de Alemania y Suecia que venden un masajeador de vacas. Los animales se encuentran tan a gusto que aumentan la producción de leche. Esta compañía no está en España ni tiene representante.
La pala ergonómica es un invento español. Tiene una asa adicional que ayuda a manejar mejor la pala. El trabajador tiene menos lesiones, aumenta la productividad,… hasta en países como EE.UU. las demandas a empresas se reducen.
Sure es una certificación colaborativa y democrática en la que todo el mundo participa para ver lo sostenible que es un producto, un estilo de vida, una empresa, un país, etc. Va de lo más pequeño al nivel planetario.
“Cuanto más sostenible sea una empresa, más rentable será”De forma similar al algoritmo de Google, pero centrado en la sostenibilidad. Si un producto está más relacionado con otros productos, ciudades, países, etc. tendrá más relevancia. Además, la sostenibilidad se “contagia”. Un ciudadano con unas prácticas sostenibles que compre en un comercio sostenible obtiene puntos de sostenibilidad, al igual que el comercio. Si compra en una tienda que está en Sure y dice que también lo está, le hacen un descuento. Cuantos más puntos tiene un consumidor, más descuentos puede lograr en un comercio; cuantos más productos sostenibles ofrece un comercio, más arriba está en el ranking y tiene una mayor visibilidad que se traduce en más ventas y, así, al llegar al nivel del país. Por ahora funciona en Bilbao de manera gratuita, gracias a una ayuda del Ayuntamiento.
Ahora funciona a nivel de comercio local, pero la idea es “contagiar” puntos en todo el mundo: si un granjero usa sistemas sostenibles, gana puntos; si vende su grano a un panadero sostenible, acumula puntos, si un consumidor compra ese pan, gana puntos; si una ciudad tiene consumidores sostenibles, gana puntos; si un país… Por ahora no es una tienda on line, pero más adelante lo será. Nosotros nos quedaremos con una comisión, pero será muy pequeña. Las empresas tendrán que pagar 80 euros al año por estar en el sistema, y ya hay algunas interesadas. Hemos estado hace poco en Suiza y hay un inversor que tiene la intención de presentarnos a Bill Gates.
El premio Red Herring, que en anteriores ocasiones lo ganaron empresas como Facebook, Yahoo! o Google. Estos últimos me llamaron días después de ganarlo para felicitarnos. También el premio “Empresa de mayor potencial de crecimiento”, de Eseune; el premio “Empresa con mayor impacto social” del Global Entrepreneurship Competition; el premio Ideateca; el segundo premio del IT Green de Telefónica y el International Telecommunication Union, etc.
“En los países nórdicos llaman buenas prácticas lo que aquí llamamos sostenible, lo tienen ya interiorizado”Aplicar la sostenibilidad supone productos más caros, igual de caros o más baratos. Yo trabajé para la compañía automovilística Ford, en su sede en Detroit, en un proyecto sostenible para descontaminar su entorno con vegetación (biorremediación). Un sistema convencional les hubiera costado más de 30 millones de euros. El nuestro costó unos 10 millones de euros, con unos resultados que ya se veían desde el primer momento. La sostenibilidad aporta beneficios económicos, ambientales y sociales. Tiene mucho que ver con los estereotipos que tenemos en la cabeza. Todo el mundo piensa que una casa de paja es muy frágil, pero bien diseñada puede durar más de 60 años, tiene un buen aislamiento y nada de toxicidad y vale una pequeña fracción de una convencional.
Hace unas décadas, para las empresas era provechoso que los trabajadores no se muriesen; más tarde, que mantuvieran todos sus miembros; luego, que el producto fuera estándar, etc. Es una evolución. Ahora se trata de hacer productos con el mínimo consumo de energía, recursos y residuos posible. Cuanto más eficiente sea, más rentable es la empresa.
Para hacer una casa sostenible, todo el mundo piensa en paneles fotovoltaicos. Sin embargo, es la solución más cara. Se pueden hacer otras cosas para lograr la mayor eficiencia con el menor gasto, como diseñarla bien o un buen aislamiento. Esto se aplica también a empresas, ciudades, etc. Queremos para más adelante que Sustpro diga si las soluciones que ofrece para empresas, ciudades, etc, se pueden amortizar en más o menos años.
No tengo cifras, pero noto que cada vez hay más. Aunque comparado con los países más avanzados, hay que mejorar. Me quedé sorprendido con el concurso Red emprendeverde, porque hubo muchas firmas. También me ocurre cuando voy a ferias y hablo con empresarios: veo que pueden aportar un valor añadido sostenible pero no lo saben.
EE.UU. ha tardado, pero en la costa este y oeste, o en Texas, están ahora haciendo mucho. También en Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Brasil, Costa Rica, etc. En los países nórdicos llaman buenas prácticas lo que aquí llamamos sostenible; lo tienen ya interiorizado, forma parte de su educación, de su cultura.
Que sepa que es complejo y con muchos retos. En países como EE.UU., tras cinco años, más de la mitad de las nuevas empresas quiebran. En España creo que la estadística es aún peor. Emprender en general es difícil, aunque en el caso “verde” se puede tener cierta ventaja, porque es un campo nuevo en crecimiento y cada vez hay más demanda. Pero el reto sigue siendo lanzar una empresa. Recomiendo tener un colchón económico y saber que va para rato.