Mayor demanda de anguilas y angulas
Las anguilas y angulas están presentes en la gastronomía de algunos países cercanos, como Bélgica o Francia, pero también —y cada vez más— en la cocina asiática, con China y Japón a la cabeza. Esta demanda creciente se traduce en una explotación excesiva, lo que a su vez implica la interrupción del ciclo natural de esta especie, la destrucción de su hábitat y la pesca ilegal. No en vano, la especie está incluida en el convenio CITES, que vigila el tráfico o movimiento transfronterizo internacional de las especies amenazadas o en peligro de estarlo.
La pesca de la anguila y la angula está prohibida en algunos ríos de nuestro país, y los ejemplares que se pescan legalmente no se pueden exportar fuera de la Unión Europea. De hecho, está calificada en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), una organización que incluso cuenta con un grupo de especialistas en anguilas que coordinan actividades de conservación e intentan aumentar la concienciación sobre las amenazas que pesan sobre ellas.
La profesionalización para sobrevivir
En España, la regulación de la pesca de la angula no es homogénea y cada comunidad autónoma decide. “Galicia y Asturias son las más restrictivas, seguidas de la Comunidad Valenciana”, en opinión de Basilio Otero, presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores (FNCP).
En el País Vasco, cuna por excelencia de la angula, la Administración ha puesto en marcha la profesionalización del sector, después de que la Unión Europea decidiera prohibir la pesca deportiva el pasado diciembre y restringir la pesca profesional de esta especie con un doble propósito: por una parte, avanzar en su recuperación y por otra, evitar el tráfico ilegal.
Según fuentes oficiales, el pasado mes de abril el Gobierno vasco decidió otorgar un total de 150 licencias profesionales anuales. El objetivo es preservar la sostenibilidad de la especie y para ello se establecerá un cupo basado en las recomendaciones de AZTI, centro científico y tecnológico especializado en el medio marino.
“Se está centrando todo el esfuerzo en los pescadores, y una especie global como es la angula tiene otras vicisitudes y no solamente la pesca en sí: la presión demográfica, la construcción de presas en los ríos que les impide desovar o las diferentes regulaciones que hay en cada uno de los Estados miembro, y a su vez en cada comunidad autónoma, son elementos que tener en cuenta. Deberíamos tener una regulación armonizada para que todos hagamos el mismo esfuerzo en la misma dirección”, reclaman desde la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores.
Pasos hacia la recuperación
A los estragos de la sobrepesca y del tráfico ilegal de ejemplares se suman otras amenazas, como la contaminación de las aguas, la construcción de embalses y posterior destrucción de los hábitats naturales de las angulas o los problemas derivados por el cambio climático. La comunidad científica lleva años alertando sobre estos factores que explican el alarmante declive de esta especie.
Ante esta situación, surgen iniciativas como la del Grupo de Anguila Sostenible (Sustainable Eel Group-SEG), una organización de conservación y ciencia de toda Europa que trabaja con organismos e individuos asociados para acelerar la recuperación de la anguila y que aboga por la creación de un sector comercial de la anguila responsable y sostenible.
Cuenta con su propia certificación de compra voluntaria, cuyo objetivo es contribuir a la pesca y comercio responsable de la anguila europea y sus crías. Disponen de un registro abierto donde es posible consultar qué empresas mayoristas están certificadas como comerciantes de anguila europea de origen responsable y alcanzan, por tanto, el estándar independiente SEG.
Desde SEG afirman que prohibir la captura comercial de anguilas no funcionaría, ya que no tendría ningún impacto en los factores subyacentes que están causando el colapso de las poblaciones de anguilas: pérdida de hábitats de agua dulce, la contaminación del agua, las barreras a la migración río arriba y río abajo, y la mortalidad de las anguilas debido a las tomas de agua, las bombas y la energía hidroeléctrica.
En cambio, desde esta organización consideran que un sector de la anguila unido y comprometido con la restauración de poblaciones saludables de anguilas silvestres, que implemente medidas respaldadas por científicos independientes y organizaciones conservacionistas, tiene mejores posibilidades de éxito.
Los lugares para el desove están situados en el Mar de los Sargazos (Atlántico Norte). Algunos de los ejemplares realizan un recorrido de más de 5.000 kilómetros durante dos años para llegar. Allí nacen las larvas (angulas), que regresan a los ríos continentales. Las angulas ya maduras regresan al mar, donde se pescan.
Las angulas son los alevines de la anguila, unas larvas transparentes y delgadas que tras dos o tres años de travesía se transforman en pequeñas anguilas de cuerpo redondeado. Cuando llegan a los estuarios, las angulas nadan río arriba hasta que se convierten en anguilas adultas y completan así su ciclo de vida.