Las minas de carbón en España recibirán ayudas para continuar su producción. Las centrales térmicas tendrán primas para generar electricidad a partir del mineral de origen nacional. La decisión, que pretende apoyar a este sector en crisis, tiene diversos efectos negativos sobre el medio ambiente. Según sus detractores, al utilizar carbón aumentará la emisión de dióxido de carbono (CO2), un gas implicado en el cambio climático, así como otros efectos negativos en la naturaleza y la salud humana. También supone, señalan los críticos, perpetuar un modelo de producción energética insostenible que retrasa la implantación de otras fuentes más ecológicas.
El Consejo de Ministros ha aprobado un Real Decreto que primará a las centrales térmicas que utilicen carbón nacional como combustible para la producción de electricidad, dentro del Plan Nacional del Carbón 2006-2012. Según sus responsables, es una norma «transitoria» que, como máximo, se extenderá hasta 2014.
Se aprueban unas subvenciones por valor de 275,3 millones de euros para cubrir de forma total o parcial las pérdidas de cinco empresas mineras de carbón: Unión Minera del Norte recibirá 81,6 millones de euros, Hulleras del Norte (Hunosa) 75,4 millones, Coto Minero Cantábrico 55,2 millones, Hullera Vasco-Leonesa 43,1 millones y Minera Catalana Aragonesa 19,9 millones.
Estas ayudas supondrán la emisión de unos 25 millones de toneladas adicionales de CO2 a la atmósferaEl carbón producido en estas empresas se quemará en diez centrales térmicas, que podrán generar un máximo de 27,5 Mwh (megavatios/hora). La producción de electricidad con este carbón autóctono supondrá a estas centrales unos 1.550 millones de euros, sin tener en cuenta la actualización anual de precios, que prevé un incremento máximo por ejercicio del 2% por Mwh.
Diversos expertos y responsables de colectivos ecologistas han criticado esta decisión por su considerable impacto ambiental y económico. La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en la que participan los países más industrializados del mundo, señala que los subsidios a los combustibles fósiles son ineficientes porque fomentan el despilfarro, reducen la seguridad energética, impiden la inversión en fuentes de energía limpias y socavan los esfuerzos para hacer frente a la amenaza del cambio climático. Los responsables del AIE han criticado en concreto la decisión del Consejo de Ministros español por generar distorsiones en el mercado y aumentar las emisiones de CO2, implicadas en el calentamiento global.
El carbón es el combustible fósil más contaminante: genera más CO2 por unidad de energía producida que el petróleo y el gas natural. Según David Hammerstein, representante de Los Verdes en el Parlamento Europeo, el carbón en España aporta menos del 15% del total de la luz eléctrica, pero es el responsable de hasta el 27% de las emisiones de CO2.
José Santamarta, responsable del Instituto WorldWatch en España, asegura que por cada Kwh (kilovatio/hora) generado con carbón se emite un kilo de CO2. Por ello, estas ayudas supondrán la emisión de unos 25 millones de toneladas adicionales de CO2 a la atmósfera.
Luis González, coordinador de Ecologistas en Acción, resalta que estas ayudas van a dificultar aún más que España cumpla su compromiso del Protocolo de Kyoto: en la actualidad, es el décimo emisor mundial de gases de efecto invernadero, con unas emisiones per cápita superiores a países como Francia o Suecia. Y le ponen en una situación más comprometida ante futuros acuerdos internacionales, según González, ya que se prevé que se acometerán reducciones de emisiones todavía más drásticas.
Un tercio de este carbón procede de minas a cielo abierto, que tienen un considerable impacto medioambiental. La producción de residuos, la contaminación del suelo y el agua, la emisión de gases, polvo en suspensión o ruidos afecta al entorno natural y a la salud. Hammerstein recuerda que ha habido varias denuncias y sentencias judiciales contra estas actividades. La Comisión Europea ha llevado ante el Tribunal Europeo de Justicia al Gobierno español por vulnerar la Directiva Hábitat en zonas de alto valor ambiental, dentro de la europea Red Natura 2000, como el Valle de Laciana (León).
Producción insostenible
La razón principal de estas ayudas se basa en la premisa de salvar los puestos de trabajo de un sector que genera más de 5.000 empleos directos y el triple de indirectos. Los detractores de esta decisión consideran importante poner medios que permitan una reconversión de las cuencas mineras y que minimicen las pérdidas de empleos. Pero subrayan que estas medidas no se pueden tomar para mantener un sector insostenible.
La producción de carbón en 2008 fue de 10.202.000 toneladas, frente a las 20.945.000 de 2004El coordinador de Ecologistas en Acción recuerda que las minas de carbón de todo el mundo están condenadas: es un recurso no renovable que se agota y que impulsa en gran medida el calentamiento global. Por ello, González señala que la reconversión de la industria del carbón se hará tarde o temprano y, «cuanto antes sea, mejor para el planeta». En España, este sector ha sufrido un fuerte descenso en los últimos años: según datos del Ministerio de Industria, la producción de carbón en 2008 fue de 10.202.000 toneladas, frente a las 20.945.000 de 2004. Además, la crisis económica ha supuesto una reducción del consumo de energía, que ha afectado al carbón: el consumo final de este mineral ha bajado un 22,9% en el tercer trimestre de 2009.
Según Hammerstein, la aprobación de estas ayudas incumple las leyes y reglamentos europeos que prohíben el reflote de sectores económicos en declive y sin rentabilidad. El actual Reglamento de la Unión Europea sobre subsidios al carbón sólo permite las ayudas estatales hasta finales de 2010. Por el contrario, los responsables comunitarios contemplan excepciones para sectores con una importante motivación social, como la lucha contra el cambio climático, y, por ello, desde Europa se fomentan las ayudas públicas a las energías renovables.
Los detractores de estas primas aseguran que al ayudar al carbón se perjudica a otras fuentes de energía menos contaminantes y a los puestos de trabajo que generan. Luis González afirma que no se aplicó el mismo criterio cuando se decidió recortar las ayudas a la energía solar fotovoltaica. Esta decisión ha supuesto, según el coordinador de la ONG ecologista, la pérdida de más de 20.000 empleos. Afirma, además, que también afecta al gas natural, un combustible que, si bien es no renovable, causa menos gases de efecto invernadero.
Por ello, los críticos a las ayudas al carbón señalan que no tienen sentido cuando la capacidad eólica y solar es cada vez mayor y el gas natural reduce la necesidad de quemar dicho mineral. En definitiva, apostillan, es una medida que retrasa la reconversión del mix energético español hacia energías limpias y sistemas que incrementen la eficiencia energética.