“Desde el espacio se puede ver cómo la raza humana ha alterado la Tierra”, denuncia el popular astrofísico Stephen Hawking en el documental “La undécima hora” (The 11th hour). Impulsada por el actor Leonardo Di Caprio, la cinta recoge el testimonio de 71 expertos en diversas materias, la mitad de ellos “bioneros”. Este colectivo cree que la naturaleza, y con ella la humanidad, se encuentra en una hora crítica, y que conceptos como el desarrollo sostenible o el reciclaje ya no son suficientes para evitar su destrucción.
La deforestación, la desertización, el derretimiento de los casquetes polares o el cambio climático son claros ejemplos de que la Tierra está en crisis. Así lo creen los denominados «bioneros«, un grupo, también conocido como Instituto del Patrimonio Colectivo, surgido en 1990 de la mano del documentalista y activista Kenny Ausubel. En la actualidad, reúne a más de tres mil personas, fundamentalmente en Estados Unidos, aunque esperan que la repercusión mundial de la película de Di Caprio les ayude a extender sus ideas.
Imagen: CONSUMER EROSKISi bien reconocen que es muy difícil saber si el planeta está colapsándose, afirman que se han rebasado algunos puntos críticos, principalmente porque los seres humanos están viviendo por encima de sus posibilidades. Por ello, los bioneros creen esencial la regeneración del planeta para devolverle su equilibrio, algo que va más allá del desarrollo sostenible, un concepto en su opinión «desfasado» ante el actual nivel de destrucción de la naturaleza. Asimismo, también consideran obsoleta la noción de reciclaje, ya que también requiere energía.
En cualquier caso, sus responsables se muestran optimistas, y creen que si bien los seres humanos han causado el problema, también pueden arreglarlo. Para ello, recomiendan copiar a la naturaleza, que no produce desechos y no desperdicia nada.
Los bioneros recomiendan copiar a la naturaleza, que no produce desechos y no desperdicia nadaEn este sentido, los bioneros creen que la propia naturaleza tiene la respuesta a los problemas actuales, y por lo tanto, recomiendan basarse en ella y en sus sistemas auto-organizados. Así, su nombre, «bioneros», es toda una declaración de intenciones. Se trata de un neologismo inventado por el propio Ausubel, para autodefinirse como «pioneros biológicos». Su filosofía reconoce la interdependencia y la inteligencia del mundo natural, y se centra en buscar soluciones prácticas e innovadoras que contribuyan a cambiar el modo de vida actual, reduciendo la huella ecológica.
Ejemplos destacados
De esta manera, los defensores de este movimiento tienen una visión muy amplia de la ecología, al reunir expertos de campos tan diversos como el activismo medioambiental, la ciencia, la tecnología, la filosofía, la política o el mundo empresarial. Por ejemplo, entre sus filas se encuentran el arquitecto William McDonough, impulsor de la reutilización total desde su teoría «Cradle to Cradle» (De la cuna a la cuna); Martin Bourke, responsable de que la ciudad de Berkeley se haya fijado el objetivo de «residuos cero» para 2020; Paul Stamets y John Todd, que utilizan la capacidad de ciertos seres vivos para regenerar zonas naturales que se daban por perdidas; Jay Harman, cuyo conocimiento de las olas de su época surfista le sirvió para desarrollar ventiladores y motores de agua capaces de ahorrar hasta un 60% de energía; etc.
Imagen: NWFSCPor ello, los bioneros creen que toda la sociedad, tanto consumidores como sector empresarial, puede contribuir a estas soluciones para cambiar, en definitiva, el actual modelo económico y social. Así, la biodiversidad medioambiental y social, las economías locales y solidarias, la agricultura y la ganadería ecológica, la gestión racional del agua, o las energías renovables son algunos de los valores que creen necesario fomentar.
Por otra parte, empresas del sector biotecnológico, como la estadounidense Bioneering Technologies, la coreana Bioneer Corporation, o el grupo de investigación australiano «bioneers» de la Universidad Tecnológica de Queensland, están utilizando también esta denominación. Sin embargo, según Ausubel, la biotecnología, tal y como está planteada en la actualidad, resulta también destructiva para el planeta. Por ello, resalta que las «biotecnologías reales» son las basadas en la biomímica, el diseño natural y la restauración del capital natural.
Desde su creación en 1990, el movimiento bionero celebra unas conferencias en San Rafael (California) cada tercera semana de octubre. Los ponentes se reúnen para ofrecer soluciones desde diversos sectores multidisciplinares e innovadores, como la biología “verde”, la agricultura “más allá de la orgánica”, la “biorremediación”, la “etnobotánica”, el “desarrollo empresarial socialmente responsable”, la “justicia medioambiental”, etc. Asimismo, Kenny Ausubel ha escrito dos libros, “Bioneros: una declaración de independencia” y “Manual de instrucciones de la Naturaleza: las verdaderas biotecnologías”, en los que detalla sus ideas, objetivos y métodos.
En la actualidad, este movimiento se centra principalmente en Estados Unidos y Canadá, aunque su objetivo es extenderse a todo el mundo como una red global. Por ejemplo, Ausubel fue uno de los conferenciantes estrella de la feria Biocultura de 2007, celebrada en Madrid.