La contaminación producida por los grandes buques no se reduce a las mareas negras. Las emisiones de sus motores, el desguace y reciclaje incorrecto o la introducción de especies invasoras tienen un gran impacto en el medio ambiente y en la salud. Varios estudios recientes destacan que este tipo de problemas serían mayores de lo que se cree y producirían miles de muertos cada año en todo el mundo.
Imagen: Mike Baird
Las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera producidas por el tráfico de los buques mercantes están infravaloradas. Diversos estudios recientes apoyarían esta afirmación, al ofrecer datos concretos sobre la cantidad de gases emitidos y su impacto en el medio ambiente y en la salud.
Una investigación publicada en la revista científica Environmental Science and Technology concluye que si la flota mundial no adopta los nuevos estándares de bajas emisiones de azufre, podrían morir unas 87.000 personas cada año. El estudio es la continuación de otro publicado en 2007 por los mismos autores, en el que se afirmaba que 60.000 personas fallecieron prematuramente en 2002 debido a la elevada utilización de azufre en el combustible para uso marítimo.
Si la flota mundial no reduce sus emisiones de azufre, podrían morir unas 87.000 personas cada añoPor su parte, una investigación de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos (EE.UU.) concluye que los gases tóxicos emitidos por los 90.000 buques mercantes mundiales provocan 60.000 muertes al año sólo en EE.UU. y un gasto en atención sanitaria de 230.000 millones de euros por problemas cardiorrespiratorios.
Otro informe reciente de la agencia medioambiental del Gobierno danés calcula que las emisiones del tráfico marino le cuestan al servicio de salud de este país casi 6.000 millones de euros al año, en su mayoría, destinados a tratamientos contra el cáncer y problemas del corazón. En una investigación previa, estimaban que mil daneses mueren cada año de manera prematura por esta contaminación.
Diversos expertos recalcan que, si bien la legislación medioambiental para reducir la contaminación de los vehículos terrestres es cada vez más estricta, no lo es tanto para la producida por el tráfico marino. Este tipo de polución también es considerable: se estima que sólo los 15 buques mercantes más grandes del mundo emiten tanta polución como los 760 millones de coches que hay en el planeta. Un gran barco contenedor puede emitir la misma cantidad de sustancias químicas cancerígenas y causantes de asma que 50 millones de coches.
Se calcula que en el mundo hay unos 90.000 barcos cargueros oceánicos, que son responsables de entre el 18% y el 30% de todas las emisiones mundiales de óxidos de nitrógeno (NOx) y del 9% de las de óxidos de azufre (SOx). El combustible utilizado en estos grandes barcos contiene dos mil veces el azufre de los combustibles diésel de los automóviles estadounidenses y europeos.
Su impacto en el cambio climático tampoco es desdeñable: se estima que de ellos parten entre el 3,5% y el 4% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. La organización Oceana calcula que la flota mundial supone más de 450.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2), similares a las emitidas por Japón, uno de los países más contaminantes del mundo.
Reciclar barcos: malo para la salud
Imagen: GrantsviewsAunque resulte paradójico, el reciclaje de los buques se ha convertido en un problema. Si bien los trabajos de desguace y reciclaje evitan el uso de nuevos recursos naturales y de energía, son en su mayoría «sucios, peligrosos y difíciles, y ocasionan graves daños al ambiente y a la salud de las personas», según un estudio publicado el año pasado por Naciones Unidas y otras instituciones internacionales. Los barcos pueden contener diversas sustancias nocivas, gases explosivos y materiales pesados.
Los barcos, construidos en los países industrializados, se desguazaban, en general, en su lugar de origen. Sin embargo, en la actualidad, el 80% de las labores de desmantelamiento y la venta de la chatarra y los metales de las embarcaciones en desuso se realiza en Bangladesh, China, India y Pakistán. Las normativas medioambientales de los países más desarrollados, cada vez más exigentes, y la reducción de costes que supone enviar este trabajo a otros lugares, explican este radical cambio de ubicación.
En la India, el mayor país desmantelador de barcos, esta actividad daría trabajo a medio millón de personas. Pero las cifras podrían ser cada vez mayores: la crisis económica lleva a las empresas a desguazar barcos para reducir parte de su flota. España no es una excepción, ya que tan sólo una docena de pequeños astilleros, dedicados sobre todo a buques y embarcaciones de recreo, hace labores de desguace.
El 80% de las labores de desmantelamiento de buques se realiza en Bangladesh, China, India y PakistánNo sólo el continente, sino también el contenido, supone otro motivo de preocupación. El Convenio de Basilea de Naciones Unidas exige medidas de control para el transporte internacional de residuos peligrosos, pero diversos expertos señalan el aumento del tráfico marino ilegal de todo tipo de desechos electrónicos, textiles, médicos, etc., en su gran parte peligrosos, enviados desde los países desarrollados a otros con legislaciones medioambientales menos estrictas. En estos países, este tipo de desechos acaban normalmente en grandes vertederos sin medidas de control ambiental ni sanitario.
Por su parte, el tráfico marítimo internacional es el principal causante de la invasión de especies marinas a otros ecosistemas, lo que constituye el cuarto problema medioambiental del planeta, según la organización WWF. También supone una importante vía de invasión para otras especies terrestres y aéreas que viajan como polizones en estos barcos.
Algunas instituciones internacionales han comenzado a tomar medidas para reducir las emisiones contaminantes de los buques mercantes. La Unión Europea (UE), por cuyas aguas surca el mayor número de barcos mercantes del mundo, ha propuesto dos zonas marinas de bajas emisiones para el canal de la Mancha y el mar Báltico, que entrarían en vigor después de 2015.
Imagen: Nicolás BoullosaPor su parte, la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA en sus siglas en inglés) ha propuesto un nuevo paquete de medidas, entre las que incluye la exigencia de que todos los barcos con bandera de este país asuman los estándares de emisiones de gases contaminantes. El Gobierno de EE.UU. ha solicitado a la Organización Marítima Internacional (OMI), dependiente de Naciones Unidas, la creación de un “área de control de emisiones” en aguas de este país o la exigencia de mejoras en la eficiencia de los barcos, que podrían evitar, según la EPA, la muerte de 8.000 personas al año, al reducir los gases y sustancias contaminantes producidas por los barcos que surcarían esta zona.
La OMI ha debatido hace poco éstas y otras medidas que podrían llevarse a cabo, como un impuesto sobre el combustible para barcos, o un sistema de comercio de emisiones similar al de las instalaciones industriales. También prepara un convenio sobre el reciclado de buques para ser adoptado en breve.
Sin embargo, algunos expertos consideran insuficientes estas propuestas. Los autores del estudio publicado en Environmental Science and Technology aseguran que las nuevas políticas sólo tendrán éxito si se centran en reducir las emisiones de azufre de los combustibles. Por su parte, los responsables de Oceana recuerdan que las medidas de la OMI suelen ser de carácter voluntario. En su opinión, la reducción de la velocidad o la utilización de velas de apoyo lograrían descender el consumo de combustible y, con ello, su impacto ambiental.
La introducción de energías renovables también podría ayudar. Toyota realiza pruebas con un carguero para sus coches, el M/V Auriga Leader, que utiliza paneles solares para proporcionar el 10% de la energía.