Lo dicen los científicos: el mundo se prepara para padecer temperaturas incluso más extremas de lo que se pensaba hasta ahora. Según los resultados arrojados por una nueva red global de predicción meteorológica, el planeta sufrirá más, y más frecuentes, temperaturas extremas durante los próximos cuatro años. El estudio sobre los efectos del cambio climático publicado en Nature advierte asimismo de que habrá poco respiro térmico hasta, al menos, 2022. A continuación abordamos esta investigación y la situación en España.
Si continúan las emisiones de CO2 a la atmósfera, el calor extremo de este 2018 será la norma en 2022
El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono (CO2), añade cada vez más y más presión a la atmósfera. Y con ella, se ahonda en el escenario para padecer mayores temperaturas. No solo serán más extremas, sino también más frecuentes. «Todo parece estar sumando; y las posibilidades de sufrir un incremento de las temperaturas extremas durante los próximos años es muy elevado», dice Florian Sévellec, coordinador de la investigación; una temperatura «anómalamente» elevada hasta 2022, como aparece en la revista Nature.
Los científicos han construido una red de medición y previsión meteorológica que permite cruzar datos y valorar de forma estadística el tiempo que hará en unos años, con menor riesgo de equivocarse. Este sistema utiliza los datos arrojados por modelos meteorológicos previos con el fin de ver qué combinación es la más fiable para predecir la temperatura.
Basándose en este análisis, Sévellec augura que las temperaturas experimentarán un notable empujón respecto a los niveles naturalmente predecibles (es decir, si las emisiones de GEI frenaran). Pero no paran. Todo lo contrario.
En el caso de España, estas emisiones no dejan de crecer. Solo por las más de mil empresas españolas sujetas al régimen europeo de comercio de derechos de emisión (RCDE UE) -uno de los grandes instrumentos de la UE en la lucha contra el cambio climático- se dispararon más de un 10 % en 2017. El año pasado estas empresas arrojaron a la atmósfera 136 millones de toneladas de CO2 equivalente (la unidad que se usa para los GEI).
Este millar de compañías -del sector eléctrico e industrial- acumulan alrededor del 40 % de todos los gases de este tipo del país, por lo que el total de GEI que lanza España cada año es de 340 millones de toneladas de CO2 equivalente. Solo el sector de la aviación es responsable de 141 millones. Nuestro país, además, se sitúa junto con Portugal, como uno de los Estados europeos en los que más crecieron estos gases, según la Comisión Europea.
Océanos más calientes
Los nuevos datos también sugieren que la temperatura del agua de los océanos aumentará, con la amenaza que implica para muchas de las especies que viven en este medio. Además, las grandes masas oceánicas (un 70 % de la superficie del planeta) funcionan como los grandes amortiguadores de temperatura global. Por eso, si ellos se calientan, el planeta también.
El peligro de que los océanos se calienten no acaba aquí. Esto implica que, además, las masas de aire con las que están en contacto también suben de temperatura, lo que puede hacer crecer el riesgo de inundaciones y grandes deslizamientos de tierra y aumentar el peligro de huracanes, tifones y ciclones.
¿Por qué no nos tomamos en serio el calentamiento global?
El problema es que muchas personas no perciben el calentamiento global como una amenaza clara que les afecte de forma directa. El motivo, aseguran los expertos, es que los efectos del calentamiento quedan empañados -aumentados y, en ocasiones, reducidos- por los ciclos climáticos naturales.
Aunque dos tercios de los españoles afirman haber tomado personalmente alguna medida para luchar contra el cambio climático, según el Eurobarómetro, como reducir los residuos o elegir electrodomésticos más eficientes, «este tipo de encuestas no constituyen un reflejo preciso de la realidad», apunta Paco Heras, biólogo del Centro Nacional de Educación Ambiental. «Las personas tienden a presentarse más verdes o sostenibles de lo que realmente son», advierte.
Aunque parezca paradójico, sigue Heras, el Eurobarómetro indica que estamos entre los europeos que se declaran más preocupados por el cambio climático, pues el 79 % de los españoles considera que es un problema «muy serio». Pero a la hora de la verdad, «también somos los menos activos al materializar esa preocupación en medidas personales». No cabe duda, concluye, «de que del dicho al hecho hay mucho trecho».
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