Influencia de los océanos en el clima
Los océanos mundiales desempeñan funciones clave respecto al clima. Absorben y almacenan la mayor parte de la radiación solar que llega a la Tierra, para después distribuir calor y humedad a lo largo de todo el planeta. Esta circulación oceánica es la que determina, en gran medida, el tiempo y el clima de las distintas áreas a nivel mundial.
Pero, además de absorber gran parte del exceso de calor, la capacidad de los océanos para actuar como sumidero de dióxido de carbono —el famoso CO2— contribuye también a ralentizar el aumento de la temperatura a nivel global. Es decir, al retener una cantidad significativa del dióxido de carbono emitido, los mares ayudan a disminuir la concentración atmosférica de dicho gas y, por tanto, la intensidad del efecto invernadero, el cual está detrás del fenómeno que denominamos calentamiento global.
Influencia del clima en los océanos
Llegados a este punto, es interesante que nos hagamos la siguiente pregunta: el mar atempera ciertos efectos relacionados con el cambio climático, ¿pero de qué manera se ve afectado por ello? Los impactos del cambio climático sobre el océano son múltiples, pero pueden agruparse en torno a tres factores principales que, además, se relacionan entre sí:
- El propio aumento de las temperaturas
- La acidificación
- La disminución de la concentración de oxígeno
🌊 Temperaturas más altas
El calentamiento del medio marino tiene efectos diversos, tanto a nivel físico como biológico y ecológico. Por ejemplo, el incremento continuado de la temperatura aumenta el riesgo de que ciertos elementos de la circulación oceánica puedan debilitarse o, incluso, llegar a colapsar. Esto podría suponer variaciones drásticas en el clima a distintos niveles.
Por otro lado, las temperaturas elevadas provocan cambios en los ecosistemas, eventos de mortalidad en hábitats sensibles, sustitución de especies por otras más adaptadas al calor, disminución de la productividad de ciertos organismos y de su abundancia, alteraciones en la distribución de estos, etc.
Todo ello afecta de forma muy significativa a actividades humanas, como la pesca. Muchos profesionales del mar han de modificar sus prácticas y métodos de pesca para poder acceder a un recurso que se ha desplazado geográficamente o a más profundidad de la habitual. Esto puede llegar a desencadenar, además, conflictos a nivel internacional.
🌊 Mayor acidez en el mar
Asimismo, el mar absorbe parte del dióxido de carbono presente en la atmósfera. El incremento de las emisiones de este gas por la quema de combustibles fósiles apareja, por tanto, mayores concentraciones de CO2 en los océanos.
Este exceso de dióxido de carbono aumenta la acidez del mar y dificulta la formación de carbonato cálcico, esencial en el proceso a través del cual se desarrollan las conchas de multitud de animales y el esqueleto de los corales.
La acidificación del medio también puede provocar cambios en el comportamiento de ciertos peces, disminuyendo la capacidad de detectar a sus depredadores. En conjunto, todo esto puede poner en riesgo ecosistemas marinos esenciales.
🌊 Menor concentración de oxígeno
Finalmente, las temperaturas elevadas están reduciendo la concentración de oxígeno disuelto en el mar. Los océanos pueden haber perdido entre el 1 % y el 2 % de este gas vital desde mediados del siglo pasado y se espera que el declive continúe, ya que podría alcanzar un 7 % de pérdida en los próximos 100 años.
Además, el efecto negativo que representa para los organismos marinos el aumento de la temperatura es doble. Por un lado, el exceso de calor reduce la disponibilidad de oxígeno en el medio y, por el otro, aumenta la demanda respiratoria de los organismos para poder desarrollar su actividad.
Un proyecto de evaluación y análisis
Marine Stewardship Council (MSC) —organización sin ánimo de lucro cuya misión es la protección de la salud de todos los océanos a través de su programa de certificación y el Sello Azul de MSC— ha desarrollado el proyecto ARC para evaluar el riesgo del cambio climático para las pesquerías en su programa de certificación.
La iniciativa analiza la presencia de pesquerías en áreas geográficas vulnerables al cambio climático, así como las características de las especies y la capacidad de la gestión pesquera para anticiparse, responder y recuperarse ante los efectos de dicha amenaza. Los resultados del proyecto ARC serán publicados en breve.