La ratificación del Convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes (COP´s) por parte del Gobierno español ha sido acogida con satisfacción por científicos ecologistas, consumidores y sindicatos. Aunque tanto el Congreso como el Senado habían aprobado la misma, «el Ejecutivo anterior había paralizado inexplicablemente el proceso, al no remitir a Naciones Unidas el instrumento de ratificación», señalan en un comunicado conjunto diez organizaciones.
De los doce COP´s que prohíbe el Convenio de Estocolmo, «los que más deben preocupar en estos momentos a España son el DDT, los PCB´s y las dioxinas y furanos, puesto que aún están presentes en nuestras vidas y en nuestro entorno», advierten.
A pesar de los escasos estudios disponibles en España sobre presencia de estos contaminantes en seres humanos y alimentos, «entre un 80% y un 100% de la población española tiene concentraciones detectables de COP´s, como el DDE (producto de degradación del DDT) o los PCB´s», afirma Miquel Porta, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y presidente de Científicos por el Medio Ambiente (CiMA). Además, «diversos estudios españoles indican que muchas muestras de carne, pescado, huevos, leche, mantequilla, queso y cereales contienen residuos de DDE, PCB´s, hexaclorobenceno, lindano y otros COP´s», agrega.
Llamada a los gobiernos
Las organizaciones ecologistas Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF/Adena; los sindicatos CC.OO. y UGT; la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU); la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), y CiMA, demandan al Gobierno central, así como a los autonómicos y a los ayuntamientos que establezcan los mecanismos adecuados para impulsar la investigación sobre el estado de la contaminación por COP´s en España, con el objetivo de garantizar la difusión de información fiable, desarrollar sistemas de inspección adecuados, y promover alternativas más seguras y respetuosas con el medio ambiente.
En opinión de estas organizaciones, el Convenio de Estocolmo es «la única herramienta legal global capaz de proteger, tanto al medio ambiente como a los ciudadanos, frente a la amenaza de unos compuestos que se caracterizan por su elevada toxicidad y por su capacidad de perdurar en el tiempo sin degradarse».
En este sentido, advierten de que los COP´s son «cancerígenos, alteran los sistemas reproductor e inmunológico, provocan trastornos en el desarrollo de los niños, y son disruptores endocrinos, es decir, alteran el sistema hormonal».
Hasta el momento, de los 150 países que han firmado el Convenio, 64 ya lo han ratificado. Dado que era necesaria la ratificación de al menos 50 Estados, el tratado no entró en vigor hasta el pasado 17 de mayo.