El Fondo para la protección de los animales salvajes (FAPAS) es un claro ejemplo de que la conservación del medio ambiente implica a cada vez más ciudadanos. Surgida de un grupo de amigos en 1982 para proteger a los buitres de los Picos de Europa, se ha convertido en una ONG con 17 trabajadores que se apoya básicamente en la ayuda de sus 21.000 colaboradores de toda España, y en diversas empresas y entidades privadas. En la actualidad, el FAPAS desarrolla numerosas actividades vinculadas a la conservación de las especies de la fauna ibérica en peligro de extinción y los ecosistemas naturales donde viven, para lo que colabora con otras asociaciones conservacionistas. Clara Casanova (Madrid, 1975) se encarga de las tareas de apoyo en los distintos proyectos de la organización. Licenciada en Ciencias Ambientales, Casanova ha trabajado como técnico de medioambiente en la gestión de proyectos europeos LIFE y desarrollado labores de consultoría relacionadas con la planificación y gestión en diversos espacios naturales protegidos de toda España.
En el caso del oso y el lobo es fundamental seguir luchando contra el furtivismo y desarrollando acciones de mejora de su hábitatPara estas tres especies, así como para cualquier otra amenazada, es indispensable incidir sobre las causas que están poniendo en riesgo sus poblaciones. En el caso del oso y el lobo es fundamental seguir luchando contra el furtivismo y desarrollando acciones de mejora de su hábitat, evitando su fragmentación y promoviendo suficientes recursos alimenticios. En el caso del oso pardo, la plantación de árboles frutales que sirvan como recurso alimenticio al oso pardo también ha sido durante años una de nuestras principales líneas de trabajo. En definitiva, ante las amenazas de estas especies el FAPAS ha utilizado la ‘Acción directa’, actuando a pie de campo y dando una solución práctica a problemas reales mediante la aportación de alimentación suplementaria a los buitres, buscando lazos ilegales, denunciando apertura de pistas, instalando colmenas, plantando frutales, etc. Asimismo, realizamos un esfuerzo constante por vincular a distintos colectivos en nuestras campañas de conservación: cazadores, propietarios de fincas, apicultores, ayuntamientos, voluntarios, escolares, etc.
Habrá unas 30.000 parejas de aves carroñeras en España, el 85% buitres leonados y el resto, buitre negro, alimoche y quebrantahuesos. Respecto a la población de lobos, en 2003 oscilaba entre 1.700 y 2.500. La población al norte del Duero no corre peligro y está en expansión; de hecho, es especie cinegética en Castilla León. Al sur del Duero, el tema está más complicado, sobre todo la población de Sierra Morena, en claro peligro. En cuanto al oso pardo, en la Cordillera Cantábrica cuenta con 130 ejemplares en el núcleo occidental cantábrico y 30 en el oriental. En Pirineos no hay cifras concretas, aunque se calculan 18 en el Pirineo Central y 5, incluyendo los tres machos autóctonos que quedan, en el occidental.
En parte toda la sociedad, ya que el hecho de que se destruya un bosque para construir una autovía que demanda la propia población o para que se planten árboles de rápido crecimiento que proporcionen madera a nuestra sociedad de consumo es responsabilidad de todos.
Los ganaderos, cazadores y demás colectivos siguen considerando al oso una amenazaLas actuaciones de conservación que favorecen a estas especies están teniendo asimismo un impacto positivo sobre otra fauna que comparte hábitat con ellas; pequeños mamíferos, aves, anfibios, reptiles, etc.
La introducción de osos, al menos la primera en los años 96-97, sí se puede considerar un éxito. Los animales se han adaptado al medio y han logrado reproducirse y expandirse. La cuestión es que los problemas que llevaron a la población autóctona al borde de la extinción siguen presentes.
Por un lado, los intereses de ganaderos, cazadores y demás colectivos, que siguen considerando al oso una amenaza. Y por otro, el paulatino deterioro del hábitat, debido a infraestructuras turísticas, explotaciones madereras, etc.
La lucha contra el furtivismo es la actividad que indudablemente más ‘disgustos’ nos daEl “Seguimiento y Control Fotográfico de la Población de Oso Pardo Cantábrico” que realizamos ininterrumpidamente desde 1997, aporta indicios de cómo año tras año va aumentando de forma lenta pero continuada la población de oso pardo, lógicamente, gracias a otras campañas desarrolladas paralelamente por el FAPAS y otras organizaciones, como la plantación de frutales, que contribuyen a mejorar la calidad de su hábitat. Estas acciones son las que verdaderamente están contribuyendo al incremento del número de ejemplares.
El “Proyecto de Conservación de Aves Carroñeras“, el primer trabajo de conservación en los inicios del FAPAS, también está dándonos alegrías en los últimos tiempos. Un ejemplo de ello es la recuperación de la población de buitre leonado en el Valle de Trubia (Asturias), que entre 2004 y 2005 ha aumentado su éxito reproductor en un 37% gracias a los aportes de alimentación suplementaria, unos 2.500 kilos de restos de animales, que realiza el FAPAS en las épocas más críticas de reproducción, justo un mes antes de la eclosión de los huevos y dos meses después del nacimiento de los pollos.
La lucha contra el furtivismo es la actividad que indudablemente más ‘disgustos’ nos da, pero que al mismo tiempo nos hace ser implacables. Precisamente hace un mes localizamos 5 trampas ilegales en el Parque Natural de Somiedo especialmente diseñadas y colocadas estratégicamente para capturar osos. Asimismo, un tema que nos preocupa especialmente es el impacto que está teniendo sobre la fauna salvaje la retirada de cadáveres de ganado doméstico a raíz de la normativa europea para el control y la erradicación del la encefalopatía espongiforme bobina (también conocido como ‘mal de las vacas locas’).
No podemos obviar el papel sanitario de las aves carroñeras, limpiando el monte y las carreteras de animales en descomposiciónEn la actualidad, los cadáveres de animales domésticos deben de ser incinerados, lo que supone que miles de kilos de carne que antes eran utilizados por aves carroñeras, oso pardo y lobo, ya no estén disponibles en su medio natural. De hecho, una de nuestras actuales líneas de trabajo tiene como objetivo introducir una modificación en el actual reglamento europeo sobre encefalopatías para conseguir que las zonas con presencia osera queden exentas de la obligatoriedad de retirar cadáveres.
En nuestros días, la conservación de la biodiversidad de un territorio es algo que reclama la sociedad moderna. Desde luego que habrá gente que considere una tontería proteger a los osos, pero hay mucha más gente que así lo exige. Para muestra está el ejemplo de los Valles del Trubia o Somiedo. El oso y su tirón turístico han conseguido levantar una economía local que estaba por los suelos. Respecto a las carroñeras y su mala prensa, no podemos obviar el papel sanitario que cumplen limpiando el monte y las carreteras de animales en descomposición que de otra manera podrían poner en riesgo la salud humana.
Muchas cigüeñas blancas ya no emigran a África porque encuentran nuevas fuentes de alimentación como vertederos y basureros a cielo abiertoMuchas cigüeñas blancas ya no emigran a África porque encuentran nuevas fuentes de alimentación como vertederos y basureros a cielo abierto que les permiten conseguir el suficiente alimento para sobrevivir durante el invierno.
En estos momentos, el FAPA está empezando a trabajar en el municipio de La Pernía (Palencia), enclavado en el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, en una de las mejores zonas de alimentación para la población oriental de oso pardo que en la actualidad cuenta con unos 30-40 ejemplares. Para ello se ha firmado un Acuerdo de Custodia del Territorio con el Ayuntamiento de La Pernia y con varios propietarios de fincas privadas. Entre las actuaciones que pondremos en marcha en esta área se encuentra la revegetación con arbustos y árboles silvestres, los desbroces de matorral, la regeneración de pastizales o el favorecimiento de la polinización. Parte de estas actuaciones serán financiadas por la Fundación Territori i Paisatge.