El seguimiento de ejemplares es fundamental en la gestión de especies amenazadas, ya que permite conocer sus hábitos, movimientos o amenazas que sufra su hábitat. En Aragón, por primera vez en el mundo se ha colocado un emisor vía satélite en un pollo de quebrantahuesos para su localización. La tarea, que se llevó a cabo el miércoles pasado en la Comarca de Ribagorza (Pirineo aragonés), cordillera que es el mayor reservorio de esta rapaz, resultó complicada.
Técnicos del Gobierno de Aragón, miembros de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos y agentes del Grupo de Rescate e Intervención de Montaña (GREIM) de la Guardia Civil tuvieron que descolgarse mediante una cuerda para capturar al pollo y trasladarlo unos metros a un lugar seguro para los trabajos de marcaje. Éstos consistieron en la colocación de dos emisores -uno de ellos el de vía satélite, de tan sólo 80 gramos, alimentado por una pequeña placa solar, y el otro un radioemisor convencional-, bandas alares de colores y decoloración de plumas para facilitar su identificación a distancia. Tras esta rápida actuación, el polluelo fue devuelto, sin daño alguno, a su nido.
El emisor vía satélite tiene la ventaja de que permite la localización a tiempo real del ejemplar, esté donde esté, con una gran precisión (de hasta 300 metros). El sistema de radioemisor, en cambio, sólo permite localizar al animal marcado en un radio máximo de unos 50 kilómetros.
Los datos son recogidos por el sistema de satélites NOAA, situados a 800 kilómetros de la Tierra, que los envían mediante el gestor de datos ARGOS a Toulouse (Francia). Posteriormente se remiten vía «e-mail» a los técnicos que realizan el seguimiento de la especie en Aragón.
Éste es el primero de los cuatro pollos de quebrantahuesos que se prevén marcar este año en Aragón. Desde el inicio del Plan de Recuperación de esta especie, aprobado por el Gobierno autónomo en el año 1994, se han marcado más de 60 ejemplares con radioemisor. Este plan ha contribuido al éxito en la recuperación de la especie, que ha duplicado su población en estos 11 años, hasta situarse en torno a las 100 unidades reproductoras en Pirineos.