Los ftalatos son un grupo diverso de sustancias químicas presentes en muchos productos habituales de consumo. Diversos estudios han señalado efectos negativos de algunos tipos de estas sustancias sobre el medio ambiente y la salud. La Unión Europea ha prohibido una lista de ftalatos considerados nocivos, pero todavía se pueden encontrar en algunos productos comercializados. Por ello, se necesitan más investigaciones y controles de seguridad para que este tipo de sustancias no entren en contacto con los seres humanos o la naturaleza.
Los ftalatos, también denominados «plastificantes», son un grupo de productos químicos industriales utilizados como disolventes y para la fabricación de plásticos más flexibles o resistentes, como el policloruro de vinilo (PVC). Su utilización se ha generalizado, de manera que se pueden hallar en juguetes, envases de alimentos, mangueras, impermeables, cortinas de baño, suelos de vinilo, cubiertas de pared, lubricantes, adhesivos, detergentes, esmalte de uñas, lacas para el pelo y champú, cosméticos, etc.
Numerosas especies analizadas destacaron por modificación del género sexual, cáncer testicular, deformaciones genitales, cantidades bajas de esperma o infertilidad
La lista de variedades de ftalatos es numerosa, pero diversos estudios han asociado efectos adversos sobre el medio ambiente y la salud en algunos de ellos. La organización británica ChemTrust, dedicada a la protección de la naturaleza y los seres humanos frente a los productos químicos nocivos, publicaba el año pasado un estudio sobre los efectos de contaminantes en la salud reproductiva de machos vertebrados en libertad. En el caso de los ftalatos, los responsables del estudio indicaban numerosas especies analizadas con modificación del género sexual, cáncer testicular, deformaciones genitales, cantidades bajas de esperma o infertilidad, al haber estado en contacto con estas sustancias.
En 2005, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) indicaba en un informe que varios ftalatos habían reducido la cantidad de esperma, atrofia testicular y anormalidades estructurales en los sistemas reproductivos de varios animales machos estudiados.
Un trabajo de un grupo de investigadores publicado en la revista Applied Microbiology and Biotechnology señalaba el año pasado que los ftalatos pueden degradarse en la naturaleza por bacterias y hongos en diversas condiciones.
Otros estudios han encontrado diversos efectos negativos en seres humanos expuestos a estas sustancias. Una investigación publicada en 2008 aseguraba que los ftalatos de lacas y cosméticos pueden originar hipospadias (alteraciones congénitas de los genitales masculinos). La revista Pediatrics publicaba en fechas recientes un estudio que señalaba al di(2-etilexil)ftalato (DEHP) como posible causante de la reducción del tiempo del embarazo. Los responsables del estudio reconocen la necesidad de más análisis, pero reclaman que se actúe con precaución.
Un estudio de la Agencia danesa para la protección del medio ambiente localizó una serie de ftalatos en material escolar, como las gomas de borrar. El informe concluía que, por lo general, el material analizado no representaba ningún riesgo para la salud si se utilizaba de forma adecuada, pero sus responsables advertían de que algunas de las gomas analizadas que contenían DEHP podrían representar riesgos para la salud si los niños las chupaban o masticaban de forma continuada.
Ftalatos nocivos prohibidos
El Parlamento Europeo aprobó en 2005 la eliminación definitiva de seis tipos de ftalatos detectados en juguetes y artículos de puericultura que se vendían en la Unión Europea. La lista incluía tres ftalatos dañinos para la fertilidad (DEHP, DBP y BBP) y otros tres perjudiciales para el hígado (DINP, DIDP y DNOP).
La UE ha prohibido tres ftalatos dañinos para la fertilidad (DEHP, DBP y BBP) y otros tres perjudiciales para el hígado (DINP, DIDP y DNOP)Los responsables europeos recuerdan que en la actualidad la tecnología permite que las empresas diseñen y fabriquen sus productos sin utilizar compuestos tóxicos. Algunos polímeros, el caucho o derivados textiles están disponibles en el mercado desde hace años como alternativas más seguras a la adición de ftalatos.
A pesar de ello, los consumidores pueden seguir expuestos a diversos productos con altos niveles de ftalatos prohibidos por su toxicidad, como han señalado diversos estudios. CONSUMER EROSKI detectaba el año pasado, en un análisis comparativo, ocho juguetes que incumplían la norma de seguridad. Dos de ellos, un estuche de pinturas de Mickey Mouse y una figura articulada denominada «Boxing King», contenían niveles de DEHP y DINP prohibidos por la normativa europea.
La organización ecologista Greenpeace señalaba en un estudio que las principales videoconsolas están fabricadas con diversas sustancias y materiales peligrosos para la salud y el medio ambiente. Entre ellos, el informe indicaba que la Xbox 360 de Microsoft y la PS3 de Sony contenían niveles muy altos del ftalato DEHP. La Xbox 360 dio también positivo en DINP. La organización también alertaba de que los residuos electrónicos europeos, estadounidenses y japoneses que contienen diversas sustancias tóxicas, como los ftalatos DEHP y DBP, clasificados en la UE como «tóxicos para la reproducción», se enviaban a Ghana, donde los controles medioambientales y sanitarios son poco estrictos.
Los fabricantes de videoconsolas Sony, Nintendo y Microsoft salían al paso del informe publicado por Greenpeace. Los responsables de estas empresas afirmaban que sus productos cumplen las normativas ambientales europeas.
Los científicos recuerdan la dificultad para certificar con precisión los efectos de este tipo de sustancias en el medio ambiente y la salud. Por ello, reclaman apoyo para la consecución de más investigaciones.
La realización de controles e inspecciones es otra de las claves para detectar ftalatos prohibidos, que a pesar de ello se utilizan todavía en diversos productos comercializados en la Unión Europea. Las instituciones deben contemplar en su normativa los posibles riesgos para la salud y el medio ambiente de este tipo de sustancias, y prohibirlas en caso de que se cuente con indicios de su peligrosidad.
Los consumidores son también esenciales para evitar estas sustancias tóxicas. En caso de un origen dudoso de los productos, pueden reclamar que se investiguen. Si se detectan las sustancias prohibidas, las autoridades tendrían que proceder a su retirada del mercado. Al comprar, se pueden elegir productos que cuenten con certificados originales de que se encuentran libres de sustancias tóxicas.