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De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el año pasado en nuestro país se consumieron casi tres millones de cápsulas. Fue tras la pandemia cuando este producto tocó su punto más alto, con casi 3,3 millones de unidades empleadas. Es decir que cada español ha pasado de consumir unas 41 dosis anuales, en promedio, a más de 61 de estas monodosis.
Las cápsulas de café, un problema para la naturaleza
El éxito de las cápsulas en el mercado se debe, en gran parte, a su inigualable comodidad. ¿Quién puede resistirse a la facilidad de simplemente sacarlas del paquete, colocarlas en la máquina y, en cuestión de segundos, disfrutar de una bebida lista? Este proceso resulta mucho más sencillo y rápido que las formas tradicionales de preparar el café.
Sin embargo, es posible que nunca nos hayamos detenido a considerar el impacto ambiental que generan estas cápsulas, un tema que se ha vuelto candente en los últimos años. La gran cantidad de residuos que producen y la complejidad de su reciclaje han suscitado preocupaciones crecientes entre los consumidores y expertos en sostenibilidad.
Tradicionalmente fabricadas en aluminio o plástico, estos pequeños envases representan un reto para reciclarse. El proceso no es sencillo: además del material exterior, las cápsulas contienen restos de café que deben separarse, lo que complica su gestión. “Aunque el aluminio y el plástico son reciclables, la carencia de infraestructuras adecuadas y la falta de control sobre los residuos hacen que muchas de ellas acaben en vertederos o plantas incineradoras”, afirma Julio Barea, responsable de la campaña de residuos en Greenpeace.
Ante este panorama, la industria ha comenzado a explorar alternativas a las cápsulas de café más sostenibles. Algunos fabricantes o marcas han apostado por cápsulas compostables o biodegradables, elaboradas a partir de bioplásticos o fibras vegetales, capaces de descomponerse bajo condiciones específicas, lo que podría disminuir su impacto ambiental. A pesar de ello, la industria y los actores involucrados en la producción de estos productos —tanto en su versión original como en la sostenible— desconocen qué cantidad del producto vendido va a parar a una planta de compostaje o reciclaje.
Cómo se regulan sus restos
La creciente preocupación por el impacto ambiental de las cápsulas de café y monodosis ha suscitado un intenso debate entre expertos en sostenibilidad y regulación. Aloia López Ferro, abogada en Terraqui, expertos en derecho ambiental, subraya un aspecto crucial de esta problemática: “Las cápsulas de café no se consideran envases”. “Las cápsulas, que en su mayoría son de aluminio o plástico, son un producto un poco particular: son indivisibles de su contenido, el café, y por ello no son consideradas como un envase. Por lo tanto, no pueden ir al contenedor amarillo”, añade Cristina Muñoz, coordinadora de Comunicación Corporativa de Ecoembes.
En realidad, las cápsulas son consideradas un residuo y recae sobre ellas la Ley 7/2022, de 8 de abril, de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular. A diferencia de la normativa de envases, esta ley señala la posibilidad —no la obligación— de desarrollar un régimen de responsabilidad ampliada del productor para las cápsulas de café monodosis, es decir, que las empresas se responsabilicen de la recolección, reciclaje y eliminación de los materiales que generan, promoviendo una economía circular. “Bajo este escenario, muchas empresas de cápsulas están poniendo más iniciativas voluntarias para gestionarlas una vez que se convierten en residuos”, comenta Miguel Varela, CEO de Teimas, una empresa experta en la gestión de residuos.
Circularcaps da una nueva vida a las cápsulas
La creciente popularidad del café en cápsulas ha impulsado la creación de nuevas iniciativas enfocadas en reducir el impacto ambiental de este producto.
Una de ellas es Circularcaps, un proyecto nacido en 2021 bajo el respaldo de la Asociación Española del Café (AECafé). Esta organización sin ánimo de lucro reúne a 25 fabricantes de café con el objetivo de ofrecer una solución sostenible para el reciclaje de cápsulas tanto de plástico como de aluminio. Alberto Vega, presidente de Circularcaps, explica que la iniciativa fue creada para ofrecer una solución sostenible y circular para la gestión de las cápsulas de café. Inspirado en los sistemas de reciclaje establecidos por marcas como Nespresso y Nescafé Dolce Gusto en 2010, Circularcaps ya cuenta con más de 7.000 puntos de recogida, beneficiando a cerca de 42 millones de personas en toda España.
✔️ Con colaboradores
Gran parte de estos puntos de recogida se encuentran ubicados en supermercados de distintas cadenas de distribución, gracias a acuerdos de colaboración entre Circularcaps y estas marcas, entre las que se encuentra EROSKI. De hecho, la cooperativa vasca fue la pionera y se convirtió en 2018 en el primer gran distribuidor de alimentación en instalar estos contenedores en su red comercial. Inició este servicio en algunas de sus tiendas del País Vasco, Navarra y Baleares como parte de una experiencia piloto. Fue a partir de 2019 cuando lo extendió de forma progresiva al resto de la red comercial. Hasta la fecha ha recuperado ya más de 400 toneladas de cápsulas de café.
“Esta colaboración se alinea con nuestro compromiso con la sostenibilidad en todos los procesos, garantizando en todo momento una correcta recogida selectiva de residuos de cápsulas de café. Esto nos va a permitir continuar con la recuperación del 100 % de las materias primas de la cápsula y facilitar a nuestros clientes minimizar el impacto ambiental asociado a su consumo”, afirma Cristina Rodriguez, responsable de Sostenibilidad de EROSKI.
✔️ La otra vida de las cápsulas de café
Las cápsulas, ya sean de aluminio o plástico, generan un desafío ambiental significativo debido a su difícil reciclaje. Sin embargo, Vega asegura que todas las cápsulas pueden reciclarse, independientemente del material. “Este proceso garantiza una segunda vida a los materiales, como el plástico, el aluminio y los posos de café”, afirma.
El sistema separa los posos para utilizarlos como abono agrícola, mientras que las cápsulas se tratan según su composición: el aluminio se funde para fabricar nuevos productos y el plástico se convierte en granza (pequeños granos) para crear macetas o mobiliario urbano.
En el caso concreto de EROSKI esto se logra a través de un proceso de logística inversa, que contempla la retirada de las cápsulas recogidas en cada tienda en el mismo camión que trae los productos a ese supermercado en concreto, así se reduce aún más la huella de carbono de este proceso. Después, el material se lleva a una planta logística donde se almacena para su posterior tratamiento.
✔️ Iniciativa pionera de economía circular
Circularcaps ha sido reconocida por el Ministerio para la Transición Ecológica, incluyéndola en el III Catálogo de Buenas Prácticas en Economía Circular. La iniciativa también apoya los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, particularmente en la promoción de un consumo responsable y la creación de alianzas para mejorar la sostenibilidad.
En cuanto al marco normativo, la Ley 7/2022 de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular ya contempla la organización voluntaria de sistemas colectivos de reciclaje para cápsulas de café. No obstante, Circularcaps fue pionera en este aspecto. “Nacimos un año antes de la ley para ofrecer una solución circular”, afirma Vega.
En un mercado donde el consumo de café en cápsulas avanza, el proyecto sigue creciendo, con la vista puesta en ampliar sus puntos de recogida y consolidar su sistema de reciclaje. “Seguimos trabajando para expandirnos y garantizar que las cápsulas tengan una segunda vida”, concluye el presidente de Circularcaps.