Más del 40% del agua potable a nivel mundial -un 23% en España- no se registra en los sistemas urbanos antes de llegar al consumidor. Fugas, roturas, averías, errores de medición o fraudes se encuentran entre los responsables de esta agua no registrada, un problema en aumento que genera importantes pérdidas económicas y ambientales. Este artículo indica qué es el agua no registrada, cuánta agua se pierde en nuestro país y cómo reducirla.
Qué es el agua no registrada
Más del 40% del agua potable a nivel mundial no se registra en los sistemas urbanos antes de llegar al consumidor, según el informe de la revista especializada británica Global Water Intelligence. Es la denominada «agua no registrada (ANR)», es decir, la diferencia entre el volumen de agua suministrado y el registrado en los medidores de los clientes finales.
El 38% de la red de distribución de agua española tiene más de 30 añosEl agua que se pierde se estima en 45 millones de metros cúbicos diarios, suficientes para dar servicio a 200 millones de personas, como apuntan los datos recogidos en la publicación Aquae Papers.
La pérdida de agua en las redes públicas puede repercutir en la calidad del servicio a los consumidores y se debe a diversas causas, como fugas, roturas, averías, errores de medición y fraudes. El ANR ocasiona pérdidas económicas y ambientales importantes, ya que se derrocha un recurso natural tan preciado y cada vez más escaso como el agua. Asimismo, puede suponer riesgos para la salud, al no ofrecer un servicio en las condiciones necesarias.
La reducción del ANR supondría una mejora inmediata de la calidad del servicio y una bajada del coste de distribución del agua potable. Los consumidores serían, por tanto, los beneficiados directos con una posible mejora en las tarifas como consecuencia de los ahorros producidos, aseguran desde la Asociación Española de Empresas de Tecnologías del Agua (ASAGUA).
¿Cuánta agua se pierde en España?
En España, el porcentaje de ANR es del 23% aproximadamente, calcula la ASAGUA, y ocasiona unas pérdidas comerciales de más de 650 millones de euros, según el director de Mercado de Ciclo Urbano de Aqualogy, Xavier Armengol, que ofreció dicho dato en unas jornadas sobre la cuestión.
Las fugas más importantes en nuestro país obedecen a la antigüedad y defectos de los materiales de la red, como tuberías, conexiones o válvulas o a fallos en su instalación, según ASAGUA. En concreto, el 38% de la red de distribución de agua tiene una antigüedad de más de 30 años; el 27%, entre 15 y 30 años; y el 35%, menos de 15 años. En este sentido, subrayan desde dicha asociación, las inversiones en redes de distribución han descendido en los últimos años: mientras que en 2007 se invertían 700 millones de euros, en 2010 pasaba a 374 millones de euros. Y en dicho periodo, las pérdidas de agua se incrementaron del 24% al 25,9%.
Además de los fallos en las redes de distribución, las pérdidas de agua también se producen por movimientos o hundimientos del terreno, debidos al tráfico, o la variación de humedad del suelo.
Cómo reducir las aguas no registradas
ASAGUA señala dos medidas esenciales que deberían potenciarse para reducir la cantidad de ANR en España.
Por un lado, las empresas gestoras de los servicios de agua potable están aplicando nuevos sistemas tecnológicos para saber dónde se pierde agua y actuar en consecuencia; optimizar el proceso de contabilizar el ANR; medir caudales del usuario final para conocer con exactitud su consumo y detectar posibles fraudes; y automatizar lo máximo posible la información generada. No obstante, los expertos señalan que el gran reto es determinar de forma eficiente por qué se producen las fugas o hay una falta de contabilización de las pérdidas.
Por otro lado, todos los servicios de agua reclaman también a las diferentes administraciones públicas la aprobación de un gran plan director que sirva para remodelar y renovar las redes de agua potable, sin que suponga una gran carga al recibo del consumidor final.
Ahora bien, la pérdida de agua en la agricultura debería ser uno de los principales motivos de preocupación. En todo el mundo, alrededor del 70% del suministro de agua se destina a este sector productivo, mientras el resto lo comparten la industria, los hogares y el medio ambiente, según datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Casi el 60% del agua utilizada en el riego se pierde por la escorrentía o porque se evapora antes de llegar a la planta, según un informe de la UNESCO.
Desde la organización conservacionista WWF destacan que el uso eficiente del agua en la agricultura es una de las grandes asignaturas pendientes en nuestro país. «De los llamados países del primer mundo, es posiblemente uno de los que peor ha gestionado sus recursos hídricos», sostienen los responsables de esta ONG, que recuerda que el regadío consume el 80% del agua en España.