Las eléctricas Endesa, Unión Fenosa, Iberdrola e Hidrocantábrico figuran destacadas en el ranking de las 20 que más «ensucian» la atmósfera del continente, afirma la organización ecologista Greenpeace con datos extraídos de un estudio elaborado por la consultora Pricewaterhouse Coopers (PwC).
En concreto, según este informe, Endesa es la cuarta empresa eléctrica más contaminante de Europa, con 73 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) emitidas al año. Por su parte, Unión Fenosa emite 14,5 millones de toneladas, Hidrocantábrico, 12 millones; e Iberdrola, 8,5 millones. La media europea de vertidos de CO2 por unidad de electricidad producida está en 353 kilos por megavatio y hora. De acuerdo a este baremo, Hidrocantábrico, con 916 kilos, sería la eléctrica más alejada de los criterios medioambientales y de desarrollo sostenible de Europa, subraya Greenpeace.
El grupo conservacionista denuncia que las empresas generadoras españolas mantienen su apuesta por el carbón como combustible, pese a ser el de mayor poder contaminante atmosférico por CO2. Es el caso -dice – de Endesa, que pretende convertir la central de Carboneras (Almería) en la mayor de Europa, entre otros proyectos similares.
Greenpeace recuerda que si no cambia esta tendencia será imposible cumplir con el Protocolo de Kioto sobre limitación de emisiones contaminantes. España está ya 20 puntos por encima de la cota fijada por el acuerdo internacional, que le autorizaba un incremento del 15% respecto a los vertidos de CO2 y otros gases de efecto invernadero de 1990, año de referencia.
«Las centrales térmicas de carbón y las de ciclo combinado proyectadas por el Gobierno impedirán cumplir los objetivos de Kioto», asegura Emilio Rull, titular de la campaña de energía y cambio climático de la organización ecologista.
Comercio de emisiones
El comercio de emisiones es la herramienta con la que la Unión Europea (UE) pretende garantizar que sus miembros cumplan con Kioto y los objetivos alcanzados en la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo de agosto de 2002. Existirán unas cuotas de contaminación intercambiables mediante un sistema de comercio y quien las supere será penalizado.
Según Greenpeace, hay que evitar a toda costa que la asignación se haga «a dedo» y para ello solicita un mecanismo de subasta. «Para que el comercio de emisiones sea una herramienta eficaz, la asignación de derechos de emisión a empresas y sectores no debe premiar a los más contaminantes», advierte Rull.
Los principales grupos ecologistas españoles no están de acuerdo con los métodos del Gobierno para conseguir reducir las emisiones de CO2. En un informe presentado en noviembre pasado y firmado por WWF/Adena, Ecologistas en Acción, Amigos de la Tierra y Greenpeace, las organizaciones incluían 200 propuestas de modificaciones en las políticas energéticas.
Fundamentalmente se centraban en reducir el uso de combustibles fósiles y apostar por las energías renovables. Planteaban, además, cambiar el Plan de Infraestructuras eléctricas y gasísticas, que prevé un aumento del consumo de energía que conllevaría un 65% más de emisiones respecto a las de principios de la década pasada, según los ecologistas, y modificar el Plan Hidrológico Nacional (PHN), si realmente el Gobierno quería comprometerse con el problema del cambio climático.