¿Sabías que reciclar medicamentos es un gesto ecológico que puede salvar vidas? ¿Que lo mejor es entregar todo el producto usado y que agujas o termómetros no valen? ¿Que los residuos se aprovechan para hacer materiales nuevos y combustible? ¿Que el sistema español es pionero en Europa? Son algunas de las particularidades de SIGRE, que este año celebra su décimo aniversario. Un motivo más para recordar a los consumidores sus beneficios para el medio ambiente y la salud y animarles a que utilicen cualquiera de los 21.000 puntos de recogida en las farmacias del país.
Reciclar medicamentos es ecológico y nos puede salvar la vida
Una acción tan sencilla como depositar un medicamento usado en el contenedor SIGRE de la farmacia tiene unos grandes beneficios medioambientales y sanitarios. Arrojados al desagüe o a un entorno natural, estos residuos (algunos de ellos peligrosos) pueden dañar la flora y la fauna y contaminar ríos y acuíferos.
Cada vez que se recicla un envase, se evita llenar los vertederos y la extracción de nuevas materias primas, y se reduce el consumo de energía y la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático.
Un 10% de los ingresos en urgencias hospitalarias se deben a un mal uso de los medicamentos
Por otra parte, un medicamento mal utilizado y conservado es peligroso para la salud. Juan Carlos Mampaso, director general de SIGRE, recuerda que un 10% de los ingresos en urgencias hospitalarias se deben a un mal uso de los mismos. El sistema de reciclaje también sirve para concienciar a los ciudadanos de que hay que cumplir bien los tratamientos y huir de la automedicación. Tener un botiquín en casa es necesario, pero se debe gestionar de forma correcta. Para ello, es imprescindible seguir las indicaciones del prospecto y, en caso de duda, como dice el famoso anuncio, consulte a su farmacéutico.
La venta en Internet, cada vez más frecuente, ha abierto la posibilidad de adquirir productos sin garantías sanitarias. La etiqueta SIGRE forma parte del conjunto de símbolos e información que debe figurar por ley en el envase. Si un medicamento no lo lleva, es un producto ilegal que pone en riesgo la salud de quien lo consume.
Medicinas, SÍ; agujas, termómetros o radiografías, NO
La conciencia ciudadana ha crecido de forma progresiva en la década de funcionamiento del sistema. El 85% de los españoles dice conocer el punto SIGRE, según un reciente sondeo de sus gestores. La última encuesta de hogares y medio ambiente (de 2008) del Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que en el 69,5% de los hogares españoles aseguran reciclar medicamentos.
Como todavía hay margen de mejora, no está de más recordar sus fundamentos. Se pueden depositar en el contenedor SIGRE medicamentos con el envase vacío (frascos, blísters, ampollas, tubos, cajas de cartón, etc.) y con restos de producto. De lo que SIGRE recoge en peso, entre un 10% y un 15% son envases vacíos. Los responsables del sistema subrayan que lo ideal sería entregar todo el medicamento en su conjunto: no hay que usar los contenedores de reciclaje de papel, envases o vidrio, aunque contengan este tipo de materiales. Se evitan así situaciones de riesgo en la vía pública y se garantiza un correcto tratamiento medioambiental de los residuos.
Por el contrario, no se deben llevar al punto SIGRE gasas, apósitos, agujas, objetos cortantes (tirarlas junto con el resto de la basura de orgánicos), termómetros, pilas o radiografías (lo mejor es llevarlos a los puntos limpios, y si no, a la basura de orgánicos). Estos residuos impropios suponen el 4% del total. Puede parecer poco, pero hay que recordar que durante la cadena del sistema hay bastante intervención humana, y manipular este tipo de residuos pone en riesgo su integridad.
De residuo a nuevos materiales y combustible
SIGRE recupera 6,20 kilos de residuos por cada mil habitantes al mes en la actualidadEn 2001, un sondeo de SIGRE señalaba que un 48% de las personas reconocía tirar los medicamentos a la basura. En la actualidad, dicho porcentaje se ha reducido hasta el 4%. Los gestores del sistema aseguran que han pasado de recuperar 2,47 kilos de residuos por cada mil habitantes en 2003 al mes a 6,20 kilos en la actualidad. ¿Y qué hacen con estos residuos? Tres acciones principales:
- Reciclar: los materiales del envase (cartón, plástico, vidrio y metales) se separan para aprovecharlos como materia prima para hacer, por ejemplo, nuevos envases.
- Valorizar: algunos residuos se mezclan con otras sustancias para usarlo como combustible en cementeras. Este proceso, denominado valorización energética, se empezó a utilizar en 2009 con el grupo Holcim.
- Eliminar los residuos peligrosos: los medicamentos considerados peligrosos, básicamente los utilizados para tratamientos contra el cáncer, se eliminan de acuerdo a la normativa ambiental.
En la actualidad, según Mampaso, del total de residuos que reciben, un 69% se valoriza, «un proceso seguro que cumple con los límites de emisiones de la UE», un 30% se recicla y el uno y pico por ciento restante son los peligrosos. El máximo responsable de SIGRE cree que en los próximos años se tenderá a aumentar la valorización.
Y no, no se reutilizan, ni se envían al Tercer Mundo, como todavía podría pensar alguien. Hace diez años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió unas directrices para abandonar esta práctica y evitar sus posibles consecuencias negativas.
Un sistema con 21.000 farmacias pionero en Europa
SIGRE celebra en la actualidad su décimo aniversario. En 2001, una nueva ley obligaba a hacerse cargo del reciclado de los envases. El sector farmacéutico pensó que la mejor manera de cumplirla era con un sistema específico. En la actualidad, según Mampaso, SIGRE dispone de unos 50 empleados y un presupuesto anual de unos diez millones de euros que asume en su totalidad la industria: los consumidores no pagan por ello.
Sus responsables aseguran que es pionero: salvo Portugal, Francia, Hungría y España, los medicamentos no tienen una recogida selectiva en otros países. Su funcionamiento se basa en la participación de todo el sector. La práctica totalidad de las farmacias españolas (unas 21.000) cuenta con un punto SIGRE de recogida. Este contenedor dispone de medidas de seguridad y, en principio, debe estar en la zona de acceso público. Algunos establecimientos, por cuestiones de espacio, pueden haber optado por dejarlo en la rebotica. En este caso, el ciudadano se lo entrega al farmacéutico. Si un consumidor localiza una farmacia sin punto de recogida, puede contactar con los responsables de SIGRE.
El distribuidor que repone los medicamentos recoge los residuos y los lleva a uno de los 140 almacenes de la mayorista repartidos en toda España. Así se aprovecha el viaje (se evitan emisiones de CO2 derivados del transporte), se ahorra dinero y se gana en seguridad.
Después, un gestor autorizado lo lleva a la planta de clasificación. Ubicada en Cerceda (A Coruña), es la primera de este tipo creada en Europa (en 2003). En ella se separan los diversos tipos de residuos para las tres acciones citadas. En 2009 se produjo una polémica por una parte de residuos que se desviaron a vertedero en vez de a reciclaje. Los responsables de SIGRE reconocieron el fallo y reforzaron el sistema, además de comenzar a utilizar la valorización.
Los laboratorios, a través de SIGRE, se comprometen también a hacer los envases cada vez más ecológicos. En estos diez años se ha reducido en más de un 15% el peso de los residuos de medicamentos.
En cuanto a los desafíos de futuro, Mampaso señala la automatización creciente del sistema, y sobre todo la mayor implicación de los ciudadanos, en el «uso responsable del medicamento», y de colectivos clave, como médicos, enfermeras, niños y jóvenes.