El agua está por todas partes. Cubre el 70 % de la superficie del planeta, constituye un componente esencial para nuestras células -el 65 % de nuestro cuerpo es agua-, está presente en las plantas y forma parte de los alimentos que comemos. Incluso se oculta en la ropa que vestimos. Según la Red de la Huella Hídrica (Water Footprint Network), para confeccionar una camiseta se utilizan 2.500 litros de agua, mientras que unos pantalones vaqueros exprimen cerca de 10.000 litros. Pero, por otro lado, también es un bien escaso que debemos cuidar, como vemos con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua. Por eso, damos siete ideas para hacerlo.
El agua se ha ganado el sobrenombre del verdadero oro líquido: 2.100 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a ellaEste bien ubicuo se ha ganado el sobrenombre del verdadero oro líquido, porque mientras que todos lo usamos, 2.100 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a agua potable. Hay lugares donde su balance es excedente, pero en otros sitios nunca es suficiente y sus habitantes padecen los estragos de las sequías y los cortes. La escasez habla por sí misma, pero hacen falta jornadas como el Día Mundial del Agua, que se celebra hoy y convoca cada año Naciones Unidas, para que emerja el debate y captar la atención de todos.
El reto del agua es mundial
Imagen: Naciones Unidas
El agua está en el centro de mira del planeta y protagoniza uno de los grandes retos globales. «La humanidad debe poder garantizar el suministro de agua de calidad de manera continuada, tanto para la población como para la agricultura», explica Víctor Matamoros, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2050 la población del planeta crecerá hasta los 9.700 millones de personas, lo que obligará a incrementar la producción agrícola un 70 %, multiplicando así la demanda hídrica. «Para dar respuesta a este reto, el uso de aguas regeneradas o aguas residuales tratadas para el riego agrícola será indispensable», advierte Matamoros. El problema es que muchas estaciones depuradoras de aguas residuales no han sido diseñadas para eliminar todos los contaminantes que estas llevan, sobre todo fármacos, productos de higiene personal, plastificantes, virus y genes de resistencia a antibióticos, entre otros. Y eso las hace inservibles para regar futuros alimentos.
Pero los desafíos que planean sobre el agua no acaban aquí. La profesora de derecho nternacional Laura Huici, de la Universidad de Barcelona, recuerda que la escasez de agua ya provoca problemas ambientales graves, como la desertificación y la contaminación por vertidos. «Además, la disponibilidad de agua no está repartida de forma equilibrada entre todos los países del mundo -ni dentro de un mismo territorio-, lo que afecta de manera particular a grupos especialmente vulnerables», comenta esta docente, quien también advierte que esta situación puede desencadenar conflictos entre regiones.
La culpa es nuestra: gastamos más de lo que hay
La huella hídrica mide la cantidad de agua usada en producir bienes (como unos pantalones) o servicios (por ejemplo, el acceso a la electricidad). Y la nuestra es mayor de lo que podemos permitirnos. Mientras que la huella hídrica media es 1.400 metros cúbicos por persona y año, en España llegamos a los 2.000 metros cúbicos -unos 130 camiones cisterna-, revela el Observatorio del Agua.
Imagen: Naciones Unidas
Aunque todos gastamos agua, la agricultura es el sector que más consume: casi el 85 %, según la Asociación de Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS). Mientras, solo el 13 % es agua urbana. Por eso es tan importante reducir las pérdidas en este proceso. Y aquí resulta vital construir depuradoras eficientes, como apunta Matamoros, «que renaturalicen el agua antes de verterla a ríos o riberas».
Y aunque la cantidad de agua dulce es, en teoría, suficiente para atender las necesidades humanas, la mayor parte de ella no es accesible. Así ocurre, por ejemplo, en los casquetes polares. De ahí que, en opinión de Eloy García, director del instituto de investigación IMDEA Agua, necesitemos también ahorrar agua en la industria, «especialmente en la generación de energía», y en nuestras viviendas. «El agua utilizada en nuestros hogares se podría reutilizar después de tratamientos adecuados y aprovecharse para actividades industriales», señala.
7 ideas para valorar y cuidar el agua
El Día Mundial del Agua se propuso en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992, donde se acordó celebrarse el 22 de marzo. Pero deberíamos hacerlo todos los días. La fecha nos recuerda lo vital que es disponer de agua dulce, para lo que la gestión de este recurso es esencial. «Es importante recordar la importancia del agua para nosotros y todos los seres vivos que habitan nuestro planeta», dice Matamoros, el investigador del CSIC.
Por eso, los pequeños gestos en su favor también cuentan. Hay formas sencillas de celebrar esta jornada en casa con propuestas para no derrochar hoy ni el resto del año. Estas son siete de ellas.
- Cada gota cuenta. Esa gota que se nos escapa por el grifo, bañarnos en vez de ducharnos o dejar el grifo abierto cuando nos cepillamos los dientes son derroches que podemos evitar. El director de IMDEA pone un ejemplo muy gráfico: «Cuando abrimos el grifo en nuestro hogar y dejamos salir un litro en el sumidero, hemos perdido un litro de agua de gran calidad -que ha consumido energía para potabilizarla y llevarla a nuestro hogar- en un residuo que va a la alcantarilla».Hay gestos ya clásicos para reducir el desperdicio, como cepillarse los dientes con el grifo cerrado, sustituir el baño por la ducha, utilizar cisternas adecuadas en el inodoro o instalar difusores en los grifos.
- Visitar un humedal. Podemos aprovechar esta fecha para acercarnos a una masa de agua continental, como un humedal o un río. Será mejor aún si nos acompaña un experto que nos explique cómo funciona el ciclo del agua. Y, si existe una depuradora cercana, sería interesante aproximarse, ya que son instalaciones esenciales para cerrar el ciclo del agua.
- Hablar del agua. Debemos tomar conciencia de que el acceso al agua es un derecho humano y de que, como tal, debe garantizarse.
- Acudir a un museo del agua cercano. Muchas ciudades cuentan con él, y son una excusa estupenda para que pequeños y mayores disfruten aprendiendo.
- Si hay niños en casa, podemos aprovechar para que dibujen cómo ven ellos el agua. Seguro que nos sorprendemos.
- Compartir los mensajes de la ONU a través de las redes sociales.
- Descargarse la ‘Guía de los vagos para salvar el mundo‘, que da ideas fáciles para ahorrar agua, como cargar la lavadora, ducharse en lugar de bañarse, reducir el consumo de carne y pescado, no aclarar los platos antes de meterlos en el lavavajillas y comprar frutas aunque su aspecto no sea impecable.