El Año Internacional de las Montañas concluyó en 2002, sin embargo los trabajos del Comité Español todavía continúan. Así, desde el martes permanecen reunidos en Valsaín (Segovia) todos los sectores y administraciones implicadas, para elaborar una Carta Española para la Protección de las Montañas. El objetivo, que sirva de punto de partida para mejorar la conservación de las cumbres ibéricas.
Según Eduardo Viñuales, coordinador de este evento internacional, «pretendemos alcanzar un compromiso formal para que este año de celebraciones no se quede en nada». La idea es que de este seminario salgan unas recomendaciones para que luego sea la Dirección General de la Conservación de la Naturaleza la que cierre un texto definitivo del que puedan derivarse futuras normas, explicó Viñuales.
Entre estas recomendaciones, los sectores reunidos en Segovia (ecologistas, políticos, empresarios, naturalistas, montañeros…) parecen tener claro que la protección de las montañas españolas debe estar ligada al desarrollo de las poblaciones cercanas.
En opinión de Viñuales, el concepto de paisaje natural desierto se ha quedado «caduco», lo importante ahora es que «la población local se implique en su conservación, ya sea, por ejemplo, por medio de turismo sostenible o por la ganadería».
Carmen Martorell, secretaria general de Medio Ambiente, incidió en este objetivo durante la inauguración del seminario el pasado martes. Martorell abogó en su discurso por la implantación de medidas que garanticen el desarrollo socioeconómico de los habitantes de las áreas montañosas y por la mejora de su calidad de vida.
El Año Internacional de las Montañas se celebró en España con la ascensión a las principales cumbres del país: Teide (Canarias), Mulhacén (Andalucía), Monte Perdido (Aragón), base del Naranjo de Bulnes (Asturias) y collado del Portarró en el Parque de Aigüestortes (Cataluña), por parte de las asociaciones españolas de montañeros.