Dos especies de pulpo detectadas en Indonesia y Australia caminan de puntillas sobre la arena del fondo del mar, mientras el resto de ejemplares de ese animal avanza a modo de gateo para pasar desapercibido, según un estudio realizado por científicos de las universidades de California en Berkeley (EE.UU.) y de Sam Ratulangi en Sulawesi (Indonesia).
Al contrario que el resto de ejemplares de ese animal cuyos movimientos en el agua se parecen a los del gatear de un niño, los dos pulpos citados caminan literalmente por las profundidades apoyando regularmente, y durante un tiempo prolongado, dos de sus tentáculos consecutivamente sobre la arena del fondo del mar, como si andaran de puntillas.
Con sus otras seis extremidades se ocultan ante los predadores a modo de protección; uno de ellos, adopta con esos brazos no usados para caminar la forma de un coco giratorio, y el otro se asemeja a una masa de algas flotantes.
La cualidad andarina de esos animales los hace más vulnerables ante los peligros de las profundidades marinas respecto al resto de pulpos, cuyos movimientos a modo de gateo los hace pasar más desapercibidos, explican los científicos.
Hasta ahora se pensaba que esa actividad de pasear de puntillas se limitaba a las criaturas con músculos adheridos a huesos. En lugar de huesos, estos pulpos andarines se apoyan para caminar sobre músculos flexibles.