Australia ha dejado contra las cuerdas a Estados Unidos en el primer día de la Cumbre Mundial del Clima que se celebra en la isla indonesia de Bali. Pocas horas después de tomar posesión de su cargo, tras las elecciones del pasado 24 de noviembre, el primer ministro australiano, Kevin Rudd, acordaba ratificar el Protocolo de Kioto.
Australia queda ahora obligada a no aumentar sus emisiones de gases de efecto invernadero en más de un 8% sobre el nivel de 1990 para el quinquenio 2008-2012. Con los últimos datos disponibles (referidos a 2005), se sitúa 17 puntos por encima de ese objetivo.
Así las cosas, Estados Unidos se queda como el único país desarrollado que no ha ratificado el tratado internacional. La Administración Bush cada vez está más sola, incluso dentro de sus propias fronteras, donde muchos Estados ya han puesto en marcha sus propios mecanismos de reducción de emisiones.
El jefe de la delegación estadounidense, Harlan Watson, trató ayer de evitar el aislamiento anunciando que su país buscará un nuevo acuerdo global para luchar contra el cambio climático. «No estamos aquí para ser un obstáculo. Estados Unidos intenta ser flexible y trabajar de forma constructiva en una ‘hoja de ruta’ más allá de 2012», aseguró Watson. Eso sí, matizó que hay que considerar si las metas a lograr deben ser obligatorias o voluntarias.
Temperatura: Las predicciones indican que las emisiones de CO2 incrementarán la temperatura media del planeta entre 1,4 y 5,8 grados para el año 2100 si no se toman cartas en el asunto.
Aumento del nivel del mar: Hasta 59 centímetros podría subir el nivel de las aguas para 2100, cinco veces más rápido que en los últimos cien años.
Agricultura: Los expertos prevén que la producción agraria se mantenga dentro de las expectativas en el próximo siglo. No obstante, el impacto sobre la agricultura será diferente según las regiones. África y Latinoamérica se perfilan como las zonas más perjudicadas.
Agua: Actualmente, más de mil millones de personas no tienen acceso al agua potable, la mayoría en África, Asia central y Oriente Medio. Si las cosas no cambian, el aumento de las sequías consecuencia del calentamiento global duplicará este número para 2025.
Salud: Se incrementará el riesgo de contraer enfermedades como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla o la encefalitis, así como salmonelosis, cólera y otros males transmitidos por alimentos y el agua.
Ecosistemas: La capacidad de absorción de carbono de los bosques puede disminuir con el tiempo y podrían dejar de funcionar como sumideros de carbono. Además, corren peligro de desaparición los glaciares y los ecosistemas polares.