La Tierra ha pasado por varios cambios climáticos a lo largo de su historia, algunos no tan lejanos en el tiempo. Diversos agentes naturales externos provocaron en la Europa de la Edad Media un clima más cálido de lo normal, un periodo al que sucedió otro de bajas temperaturas hasta mediados del siglo XIX. Los estudios sobre estas alteraciones climáticas del pasado podrían servir para precisar las predicciones sobre el actual cambio climático. Ahora bien, los científicos recuerdan que su causa principal es la rápida quema de combustibles fósiles y, por ello, sus consecuencias son todavía difíciles de estimar.
Hace unos mil años, Europa disfrutó de varios siglos de temperaturas medias más bien altas. En aquella época, denominada «Periodo Medieval Cálido», la agricultura florecía en lugares como Groenlandia, un topónimo que en inglés («Greenland», tierra verde) evoca el clima pasado. No obstante, las evidencias señalan de forma clara que la capa de hielo de Groenlandia persiste desde hace millones de años y que durante el «Máximo Medieval» pudo haberse liberado alguna pequeña zona de la costa. Así lo matiza Manuel Vázquez Abeledo, coordinador de proyectos del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC) y experto en cambios climáticos pasados.
Las alteraciones naturales en las condiciones de los océanos pudieron provocar estos cambios climáticos pasadosA este periodo le sucedió otro de temperaturas más bajas, en especial en las zonas septentrionales europeas. Aunque no puede considerarse una edad de hielo como tal, se le conoce como la «pequeña edad de hielo». Algunos expertos señalan que esta época duró desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XIX. Las crónicas cuentan cómo la gente patinaba durante el invierno sobre las congeladas aguas del río Támesis de Londres o de los canales y ríos de Holanda.
Un grupo de científicos ha descrito en la revista Science cómo las alteraciones naturales en las condiciones de los océanos pudieron provocar estos cambios climáticos pasados. Las fluctuaciones en la luminosidad solar y la frecuencia de erupciones volcánicas, entre otras causas naturales, alteraron la actividad de «El Niño» y la «Oscilación del Atlántico Norte». Estos fenómenos climáticos son patrones dinámicos que pueden provocar cambios en los patrones de lluvia y sequía, o en la actividad de los huracanes, y son capaces de redistribuir el calor alrededor del globo, de manera que una zona se calienta y otra se enfría.
Los responsables del estudio descubrieron que al periodo de calentamiento inusual le sucedió otro mecanismo de retroalimentación que la ciencia conoce desde hace años como «el efecto de La Niña«. Uno de los firmantes de la investigación, Michael Mann, de la Universidad Estatal de Pennsylvania (EE.UU.), explica que La Niña provoca temperaturas más frías de lo normal en las zonas tropicales del Pacífico central y del este y más secas en el desierto del suroeste de los EE.UU.
Los investigadores reconstruyeron los modelos de la temperatura de la superficie terrestre durante estos dos intervalos históricos, un periodo de unos 1.500 años. La información recopilada en glaciares, anillos de los árboles y corales, entre otros elementos, les sirvió de muestra para observar qué cambios climáticos se produjeron durante esos años.
Aprender de los cambios climáticos pasados
Investigaciones como la publicada en Science podrían servir para afinar los modelos climáticos que el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) utiliza para predecir cómo se comportará el calentamiento global en los próximos años. La mayoría de ellos señala que la Tierra responderá al efecto «El Niño». Tan sólo unos pocos modelos recrean la dinámica del «efecto La Niña».
Los cambios climáticos históricos proporcionan una buena guía para entender qué ocurre en la actualidadManuel Vázquez Abeledo explica que los cambios climáticos históricos proporcionan una buena guía para entender qué ocurre en la actualidad. Pero que nadie piense que este conocimiento se podría utilizar para saber cuándo se producirán los siguientes. El experto del IAC recuerda que en la Naturaleza no hay casi nada cíclico, porque la relación entre causa y efecto suele ser no-lineal e implica diferentes mecanismos de amplificación y/o amortiguamiento de la relación. «La cuestión no es el número de cambios climáticos que se han producido, algo que sería imposible de precisar, sino las frecuencias con que han ocurrido y las causas que los han originado», afirma Vázquez Abeledo.
Por su parte, el profesor Mann ha puntualizado que la respuesta del planeta a un cambio climático inducido por los gases de efecto invernadero podría ser más compleja que el calentamiento inducido sólo por fenómenos naturales. A este respecto, Vázquez Abeledo explica que la causa principal del calentamiento actual es clara: la rápida quema de combustibles fósiles por la actividad humana. Sus consecuencias sobre la civilización son todavía difíciles de estimar.
Al estudiar los cambios climáticos sucedidos en la historia de la Tierra, los científicos cuentan con medidas directas sólo desde el siglo XIX. Para reconstruir el pasado climático se utilizan diversos indicadores que cambian según la escala de tiempo que se considere. Cuanto más se retroceda en el tiempo, más imprecisos serán tanto en su aspecto cuantitativo como en su resolución temporal.
Los científicos también saben que la Tierra no es el único planeta con cambios climáticos. Cualquier planeta sufre alteraciones, en especial si tienen atmósfera. Las causas son similares a las que se producen en la Tierra. El investigador del IAC indica que la principal diferencia es que los cambios climáticos terrestres no hubieran sido los mismos si no hubiera tenido vida.
En general, cualquier cambio en el clima terrestre está producido por diversos agentes externos:
- Cambios en la luminosidad solar.
- Cambios en la concentración de gases invernadero.
- Cambios en el albedo terrestre.
- Variabilidad interna del clima.
Las frecuencias con que ocurren pueden clasificarse en:
- Desde la formación de la Tierra hasta la actualidad (enfriamiento global).
- De cientos de millones de años (actividad tectónica).
- De miles de años (cambios en la órbita de la Tierra: las Glaciaciones del Cuaternario).
- De cientos a miles de años (variaciones en la actividad solar desde la última glaciación hasta la revolución industrial).
- Décadas a pocos siglos (el actual debido a la actividad humana).