Científicos del Centro para las Ciencias Aplicadas de la Biodiversidad de Estados Unidos han descubierto que el mar Caribe es una de las reservas de peces más grandes del mundo, pero muchas de sus especies se ven amenazadas por el aumento de la actividad humana.
Estos expertos han registrado 1.172 especies marinas, de las cuales 250 son únicas del Caribe y un centenar son microendémicas, es decir, su hábitat es mínimo, como lagunas costeras o plataformas marinas. Entre estas especies se incluyen el pez sapo y el tiburón enano, que sólo mide 21 centímetros.
Asimismo, se han dado cuenta de que el Caribe tiene, además, dos grandes zonas de riqueza ictiológica. Una de ellas sigue la línea de las costas de Colombia, Venezuela, Guayana, Surinam y las Antillas Holandesas; y la otra bordea el estrecho de Florida, Cuba y las Bahamas.
«Hasta ahora existía la creencia de que muchas de esas especies tenían un campo de acción ilimitado en esas aguas», afirma Michael Smith, experto en diversidad de dicho centro. «Ahora sabemos que existen centenares de especies junto a la costa centroamericana y la región del Caribe que tienen hábitats tan pequeños que cualquier actividad humana puede causar su extinción», agregó.
La práctica pesquera destructiva, el drenaje de puertos y estuarios, así como la instalación de oleoductos marinos, son algunas de las amenazas que afrontan esas especies, señalan los investigadores norteamericanos.
«El que recuerde la construcción de una pista aérea que extinguió una docena de especies marinas de Bermudas en el decenio de 1940, sabe que el ser humano puede eliminar un gran número de criaturas solamente con una actividad descuidada», apunta Kent Carpenter, profesor de la Universidad Old Dominion, en Virginia.
«Hemos encontrado especies en todas partes de la región del Caribe que tenían un muy limitado radio de acción. El desarrollo que se lleva a cabo en las costas de esa región supone un gran peligro para ellas», añadió.
Los científicos también descubrieron que muchas de las especies viven en profundidades mayores de lo que se creía, algo que las hace vulnerables a la pesca de arrastre.