Diversas especies de flora endémicas de la Comunidad Valenciana que se encuentran en peligro de desaparición forman parte desde ahora de un banco de tejidos vegetales creado por el Centro Iberoamericano de la Biodiversidad (CIBIO), con sede en la Universidad de Alicante.
Si bien hasta ahora se han incluido muestras procedentes de una decena de plantas que destacan por su valor aromático, en un futuro se ampliará a otras variedades con interés medicinal, explicó el responsable del proyecto y director de la unidad de Biotecnología Vegetal del CIBIO, José Luis Casas. Entre las ya elegidas está la variedad de tomillo del cantueso (Thymus moroderi), que da nombre a un licor tradicional de la zona de Elche; la zamarilla (Teucrium lepicephalum), especie protegida que se halla en la Marina Baixa; y el conocido como rabo de gato (Sideritis hirsuta y Sideritis leucantha), que se encuentra en el Montgó y tiene cualidades antiinflamatorias.
En este banco, uno de los primeros especializados en conservación de tejidos vegetales de España, los biólogos depositan muestras de tejidos de cada una de estas especies «singulares» por ser endémicas, raras o en peligro de desaparición del sureste español. Los científicos escogen tantos tejidos como sea necesario para intentar que representen toda su variabilidad genética. A partir de estas muestras, los investigadores diseñan sistemas de micropropagación y crioconservación para garantizar la conservación de estas variedades en el futuro.
Estas muestras, tejidos de entre 1 y 2 centímetros procedentes de los meristemos (parte final del tallo), se mantienen en nitrógeno líquido a menos 196 grados centígrados. Esa temperatura permite que los tejidos escogidos se mantengan por tiempo indefinido y en el momento de la descongelación se pueden clonar por técnicas de regeneración in vitro. Aunque se ha comenzado con plantas aromáticas, muchas de las cuales tienen una presencia reducida en el territorio alicantino y murciano, se pretende incluir en un futuro las que tienen una utilidad medicinal.
El banco se configura «en una reserva de material genético para que en cualquier momento sea aprovechado por los estamentos que lo requieran», señaló Casas. Para ello, el CIBIO pretende conseguir la implicación de la Generalitat Valenciana, así como de otras administraciones que puedan estar interesadas en este proyecto de alto valor medioambiental.