La degradación progresiva de dos terceras partes de los ecosistemas puede tener consecuencias desastrosas para la Humanidad en los próximos 50 años. Esta es la advertencia que lanza el estudio «Evaluación de los Ecosistemas del Milenio», elaborado por 1.300 científicos de 95 países, que ha sido presentado hoy en Londres.
El estudio subraya que la devastación de 15 de los 24 ecosistemas provocará nuevas enfermedades, cambios en la calidad del agua, aparición de «zonas muertas» en las costas, y hasta la desaparición de la pesca. Incluso los esfuerzos dirigidos a erradicar la extrema pobreza o la hambruna, como parte de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas, serán en vano si «los servicios de los ecosistemas en los que se sustenta la Humanidad siguen degradándose», como «el agua, la pesca, la regulación del aire, o los peligros naturales».
El informe apunta además que el impacto del hombre en la naturaleza ha sido mayor en los últimos 50 años que en el resto de periodos de la Historia, debido a la alta demanda de alimentos, agua corriente, fibra o petróleo, lo que ha tenido efectos «irreversibles». Esto ha provocado, agrega, que entre el 10% y el 30% del mundo animal se encuentre en estos momentos en peligro de extinción.
Los expertos alertan asimismo de que la deforestación contribuye a la abundancia de patógenos, como la malaria o el cólera, y a la aparición de nuevas enfermedades. Así, señalan que el 11% de los enfermos en África sufre malaria, mientras que si este mal hubiese sido erradicado hace 35 años, la economía del continente hubiese aumentado unos 150.000 millones de euros.
Ante esta situación, el estudio concluye que la Humanidad debe actuar de urgencia para rebajar las presiones sobre la naturaleza, pero para ello debe apostar por cambios radicales en la forma en que tratamos el planeta.