El Ebro está siendo invadido por una especie de mejillón denominado cebra (Dreissena polymorpha) que amenaza con provocar importantes destrozos en la fauna y flora del río. Este molusco, originario de los mares Caspio y Aral, se reproduce a gran velocidad, lo que dificulta frenar su expansión, y es capaz de dañar las conducciones de agua, las depuradoras o las plantas eléctricas.
El mejillón cebra se ha extendido por gran parte de Europa y Norteamérica. Su presencia en el Ebro, detectada hace un año, puede deberse a la navegación de alguna barca contaminada con larvas del molusco. De momento, la plaga se ha detenido en Mequinenza sin alcanzar, de momento, el embalse de esta localidad zaragozana. Se estima que puede haber colonias de hasta unos 40.000 individuos.
Este molusco destruye el ecosistema en el que se instala, devorando la fauna y la flora autóctona y dejando el agua sin oxígeno, afirma José Luis Múzquiz, titular del departamento de Enfermedades Infecciosas y Epidemiología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, quien alerta de que esta especie devastará el Ebro si no se toman medidas.
La eléctrica Endesa, que tiene instalaciones en la parte baja del río ya afectadas por la plaga, ha puesto en marcha un grupo de trabajo para estudiar cómo actúa, con el objetivo de detener su avance. La compañía se apoya en los informes de las universidades de Zaragoza y Lleida que constatan la plaga.
Múzquiz señala que la invasión de las infraestructuras es más fácil de controlar que la del río. Así, apunta que se puede aplicar un tratamiento con hipoclorito unido a la limpieza y se soluciona el problema. En el río este método no sirve. La única forma de parar la plaga aquí es instalar estaciones de control destinadas a limpiar barcas y aperos.