Científicos chinos van a volver a medir el Everest, la montaña más alta del mundo, porque temen que puede haber menguado más de un metro debido al calentamiento global del planeta. Desde el próximo 20 de marzo y hasta el 20 de junio, una expedición de la Academia China de las Ciencias y de la Oficina Estatal de Topografía utilizará los más avanzados radares y sistemas de posicionamiento global (GPS) para determinar con exactitud las dimensiones del monte.
Desde que fue descubierto a mediados del siglo XIX por el topógrafo británico George Everest, la altura de la mítica montaña siempre ha sido objeto de controversia. Fijada tradicionalmente en 8.848 metros, un nuevo estudio efectuado con un satélite GPS por científicos norteamericanos reveló en 1999 que la cima medía dos metros más.
Ahora, y tras las expediciones dirigidas por geólogos chinos en 1959, 1966 y 1975, este nuevo análisis pretende averiguar si el Everest ha disminuido 1,3 metros al derretirse sus glaciares por los gases de efecto invernadero.
Pero esta grave situación no afecta sólo al Everest, cuyo deshielo se ve compensado en parte por el constante movimiento de las placas tectónicas en la corteza terrestre que, literalmente, empujan al Himalaya hacia arriba y hacen crecer un centímetro al año a la colosal montaña.
Calentamiento progresivo
Desde los Andes sudamericanos hasta los Alpes europeos, pasando por el Kilimanjaro africano, las cumbres nevadas del planeta se están derritiendo junto a los casquetes polares debido al progresivo aumento de las temperaturas, estimado entre 0,3 y 0,8 grados centígrados durante los últimos años.
Se calcula que, desde principios del siglo pasado, ha desaparecido el 82% de las célebres nieves del Kilimanjaro, las cuales podrían evaporarse para siempre en las dos próximas décadas. Junto a ellas, también corren un serio peligro de extinción los riscos del Nevado Chacaltaya, que ya se ha partido en dos y, en caso de desaparecer en los próximos siete u ocho años, dejaría de suministrar agua a los dos millones de personas que viven en la región de La Paz, capital de Bolivia. Al mismo problema se enfrenta Perú, que se abastece en un 70% de la energía suministrada por las centrales hidroeléctricas a lo largo de la cordillera andina.
En Alaska, un estudio de la Universidad de Ohio (EE.UU.) descubrió que se estaban desintegrando 1.987 de los 2.000 glaciares observados, mientras que los expertos estiman que la ola de calor que azotó a Europa en el verano de 2003 se ha cobrado el 10% de la nieve de los Alpes, que podría desaparecer por completo en tres décadas.