El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) ha publicado un informe que advierte de que los peces de algunas zonas del Mar Báltico están excesivamente contaminados con productos químicos que acaban en el plato de los consumidores europeos.
Según este informe, entre 1980 y 1990 se arrojaron a este mar 31 kilos anuales de bifenilos ploriclorados (PCB), uno de los productos químicos más tóxicos utilizados principalmente para la fabricación de equipos eléctricos y plásticos. Esas sustancias fueron posteriormente ingeridas por los peces y «casi con certeza acabaron finalmente en los platos de los consumidores», indica WWF.
El informe precisa además que parte de lo pescado en el Báltico «no reúne los requisitos» de la Unión Europea (UE) en cuanto a límites sobre contaminación de dioxinas. Agrega que ya en 1995 las autoridades suecas recomendaron a las mujeres en edad fértil que limitaran el consumo de arenques y salmón del Báltico debido a la presencia de concentraciones elevadas de PCB, dioxinas y furanos.
Asimismo, señala que los niveles de compuestos bromados retardantes (PBDE) y polibrominados bifenilos (PBB) hallados en grandes predadores como la foca o el arao, son «entre dos y cinco veces más elevados en el Báltico que en el Mar del Norte o en el Océano Ártico».
Las aguas contaminadas, explica el informe, «pueden permanecer así durante un periodo de 25 a 30 años», y advierte de que en el Báltico la situación es peor debido a la baja temperatura del agua cubierta de hielo, que implica que la biodegradación de las sustancias químicas se produce «extremadamente despacio».
El problema es sobre todo para los consumidores de los países nórdicos, que son los que mayormente consumen pescado del Báltico, pero los peces «pueden encontrarse también en mercados de otros países europeos o incluso en congelados vendidos al exterior», señala WWF, que insta a la Comisión Europea a tomar medidas para proteger este mar.