Hoy se celebra en el hospital de Sant Pau, de Barcelona, el 30 aniversario del primer trasplante de médula ósea que se hizo en España. La paciente fue una niña de 14 años que tenía leucemia aguda refractaria y con la que se utilizó esta técnica, que se ha perfeccionado y ha salvado la vida a miles de personas en este tiempo.
La donante de este primer trasplante, que fue del tipo singénico, fue una hermana gemela univitelina, que era idéntica y tenía la misma carta genética que la enferma, lo que equivalía a un autotrasplante pero con la médula sana de su gemela, según explica la doctora Salut Brunet, jefa de la unidad de hospitalización del servicio de hematología clínica de Sant Pau. Aunque el trasplante fue bien y la niña se recuperó durante un tiempo, al cabo de un año sufrió una recaída de la enfermedad y falleció, pero se abrió la puerta a estas intervenciones, que hoy en día son habituales para tratar cánceres hematológicos.
Este primer trasplante español se hizo en el servicio de pediatría del hospital y lo llevaron a cabo la doctora Isabel Badell, del servicio de pediatría, y el doctor Andrés Domingo Albós, del servicio de hematología. A partir del año 1981, el hospital puso en marcha el programa de trasplante de médula -anualmente hace unas 120 intervenciones de este tipo- y actualmente es el centro de España que hace más trasplantes de progenitores hematopoyéticos, médula y de sangre periférica. Desde entonces, Sant Pau ha hecho más de 2.000 tratamientos de este tipo.
La médula ósea es el tejido esponjoso que llena las cavidades de los huesos, y en ella se originan y desarrollan las llamadas células madre o progenitores hematopoyéticos a partir de las cuales y a lo largo de toda la vida del individuo se generan las células de la sangre. Para curar determinadas enfermedades de la sangre, como una leucemia, hay que erradicar todas las células enfermas con dosis muy altas de quimioterapia, y con o sin radioterapia, pero este tratamiento tan agresivo, además de eliminar las células enfermas, mata las células madre sanas de la médula ósea, lo que es incompatible con la vida del individuo.
Para restaurar la función de la médula ósea tras la quimioterapia, es cuando se transfunde al paciente células madre capaces de regenerar una médula ósea sana, y este procedimiento es el que se conoce como trasplante de médula ósea o de progenitores hematopoyéticos. Actualmente las enfermedades más tratadas con trasplante de progenitores hematopoyéticos de médula ósea, sangre periférica o sangre de cordón umbilical son la leucemia, los linfomas, el mieloma y la enfermedad de Hodgkin.