Una mejoría en las condiciones del viento ha permitido poner freno al avance del fuego en el sur de La Palma, en el archipiélago canario, aunque aun no se le da por contralado. El incendio, el más voraz que se recuerda en la isla, ha reducido a cenizas decenas de viviendas y más de 1.500 hectáreas de pinares y matorral.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que comenzó ayer su estancia vacacional en Lanzarote, se desplazó a los municipios afectados por el fuego durante la tarde. Tras comprobar los daños, anunció que el Consejo de Ministros del 13 de agosto aprobará las medidas necesarias para compensar a quienes han visto arrasados sus viviendas, explotaciones agrarias, industrias o talleres.
Por su parte, el Gobierno canario adoptará hoy mismo una línea de ayudas de emergencia que facilitará a los más damnificados el pago de una vivienda de alquiler mientras no puedan volver a la suya, así como un apoyo de hasta 8.500 euros por familia «para contribuir a financiar el coste de los enseres perdidos». El Cabildo de La Palma también aportará 300 euros a quienes se han quedado desamparados como «ayuda de emergencia» para pasar la semana.
A última hora de ayer se cumplieron 48 horas desde el inicio de las llamas, que arrancaron alrededor de las once de la noche del viernes y que se extendieron muy rápidamente dado el intenso calor en la isla y sobre todo por el fuerte viento, que llegó a los 70 kilómetros por hora a lo largo de la jornada del sábado. Estas rachas azuzaron el fuego y crearon tres focos contra los que hubo que luchar no sólo con los efectivos presentes en la isla, sino con la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que trasladó soldados y material anti-incendios desde Tenerife, así como con aeronaves llegadas desde la Península. Los municipios de Fuencaliente y Mazo, en el Sur, fueron los más afectados. «Es casi milagroso que no se hayan quemado los núcleos urbanos de estos municipios», expresó ayer el presidente regional, Paulino Rivero. «El fuego ha pasado entre las viviendas, pero se han salvado la mayoría». No ocultó, sin embargo, que habrá decenas de vecinos que no podrán regresar a sus calcinadas casas, pero remarcó que «lo importante son las personas, que no haya víctimas».
El viento dio ayer una tregua y permitió acotar la superficie quemada, aunque el fuego no pudo darse todavía por controlado. En las zonas altas se seguía propagando de árbol en árbol. «El fuego no se ha extendido al Norte», informaron los servicios de emergencia, «pero hay dificultades para controlarlo en las zonas altas». En cuanto a las 4.000 mil personas evacuadas, buena parte de ellas han comenzado a regresar a sus hogares.