El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) ha realizado un estudio de la huella ecológica de España y las comunidades autónomas. Su objetivo es acercarla al concepto de sostenibilidad, ya que «integra el conjunto de impactos que ejerce una comunidad humana (país, región o ciudad) sobre su entorno», señala el MARM. El estudio ha sido publicado en un volumen que incluye tablas y gráficos. La huella ecológica se calcula sobre la estimación de la superficie productiva necesaria para satisfacer los consumos asociados a la alimentación, a los productos forestales, al consumo energético y a la ocupación directa del suelo. Se suele expresar en hectáreas por habitante y año, si se realiza el cálculo para un habitante, o en hectáreas totales, si se calcula para la totalidad de la población residente de un determinado territorio.También se analiza el concepto de biocapacidad de un territorio, que es la superficie biológicamente productiva (cultivos, pastos, mar productivo y bosques) disponible. La diferencia entre la huella ecológica (demanda de recursos) y la biocapacidad (recursos disponibles) se define como el «déficit ecológico, que indica si la población de un país o región dispone de excedentes ecológicos o bien consume más recursos de los que dispone». En este último caso, muestra que la comunidad se «apropia» de superficies fuera de su territorio o dispone del capital natural, «degradándolo y comprometiendo su calidad y disponibilidad para la generación de rentas biológicas a las generaciones futuras».
Este estudio evalúa de forma global la intensidad y evolución del impacto ambiental del consumo de la sociedad española y de cada una de las comunidades autónomas, a partir de los resultados obtenidos de los diferentes componentes de la huella ecológica. Además, cuantifica el déficit ecológico a escala estatal y autonómica a fin de extraer conclusiones acerca de la sostenibilidad del metabolismo socioeconómico actual.