Las medusas, esos seres gelatinosos que llegan cada año en manada a las playas mediterráneas, son un problema cuya resolución pasa por combatir las dos principales causas que lo originan: el calentamiento global y la desaparición de los depredadores naturales de esa especie marina, como el atún rojo, según sostiene la organización ecologista Greenpeace.
«En este momento, el número de medusas en los mares es mayor que el de peces», afirma Juan López de Uralde, director de Greenpeace España. «Las prácticas pesqueras abusivas y determinadas artes de pesca están esquilmando especies como las tortugas o el atún rojo, lo cual redunda en la falta de depredadores. Todo ello en un mar con temperaturas en aumento que genera un ambiente propicio para la expansión de las medusas», añade.
Último banco de atún rojo
Precisamente, el buque «Rainbow Warrior» de la organización se encuentra ahora en Libia, donde se concentra el último banco de atún rojo del Mediterráneo. Más de 200 buques de cerco faenan actualmente en la zona. Greenpeace exige medidas urgentes que pongan freno a la captura insostenible de esta especie.
«Los impactos de la desaparición de especies son impredecibles, pero en todo caso graves», señala Sebastián Losada, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace, que se encuentra a bordo del «Rainbow Warrior». «Por eso, ahora que todavía estamos a tiempo, exigimos a la Unión Europea que ponga fin a la sobrepesca del atún rojo».
El Ministerio de Medio Ambiente estudia la puesta en marcha de diferentes medidas
El calentamiento de las aguas también es propicio para la expansión de las medusas, que adelantan su viaje a las zonas costeras. En este sentido, los ecologistas hacen un llamamiento a combatir el cambio climático a través de medidas que reduzcan las emisiones de gases contaminantes como la introducción de energías renovables.
Urbanización costera
Otras causas que favorecen el incremento de medusas son la mayor afluencia de nutrientes en el mar, la urbanización costera que genera esa contaminación, y otros desequilibrios en el ecosistema.
Para combatir la plaga de medusas en el Mediterráneo, el Ministerio de Medio Ambiente estudia la puesta en marcha de diferentes medidas. Analiza la posibilidad de utilizar redes fijas, barreras de burbujas y barcos de pesca, si bien ninguna de ellas garantiza una eficacia total.
Un plan coordinará las acciones y tratará de evitar molestias a los bañistas. El Ministerio activará un plan para gestionar la información sobre la presencia de cnidarios y coordinar las acciones dirigidas a evitar su presencia en las playas.
Mientras, fuentes científicas consideran que la colocación de redes no es muy sostenible ecológicamente porque retiene no sólo medusas, sino también otras especies marinas. Además, estas redes no podrían impedir que los tentáculos urticantes llegasen a la zona de baño.