El Parlamento Europeo aprobó ayer definitivamente prohibir la comercialización de productos derivados de las focas en la UE. Esta medida responde a la polémica en torno a la caza de crías de focas que se lleva a cabo cada año en Canadá.
El nuevo reglamento acordado, que deberá aplicarse a los nueve meses de su entrada en vigor, establece normas armonizadas que prohíben la «comercialización, la importación, el tránsito o la exportación de productos derivados de la foca» en la UE. En el caso de las importaciones hay una excepción: cuando estas tengan una naturaleza ocasional y se refieran a bienes personales de viajeros o sus familias.
Concretamente, la norma prohíbe la comercialización de «los productos, transformados o no, derivados u obtenidos de las focas, entre los que se incluyen la carne, el aceite, la grasa, los órganos, las pieles en bruto y las pieles curtidas o adobadas, incluso ensambladas en napas, trapecios o presentaciones análogas, así como artículos elaborados a partir de pieles de foca».
En la práctica, esto supondrá la prohibición de productos como, entre otros, «bolsos, gorros, botas o guantes utilizados por los motoristas, esquiadores y boxeadores, así como productos parafarmacéuticos como los compuestos por ácidos grasos Omega 3».
Caza tradicional
Este reglamento no se aplicará a los esquimales, por lo que podrán mantener la caza tradicional y seguir comerciando con los productos que obtienen de las focas. La supervivencia de los Inuit y otras comunidades aborígenes depende de ello.
Asimismo, se podrán comercializar los artículos derivados de estos animales que hayan sido cazados, de acuerdo con las leyes de los Estados miembros, para el mantenimiento adecuado de los recursos marinos. Por otro lado, cada tres años los Estados miembros deberán enviar un informe a la Comisión Europea que evalúe las implicaciones culturales, económicas, sociales y en el bienestar de las focas que tenga la aplicación de dicho reglamento.