El alarmante informe británico que predice catástrofes ecológicas y económicas por culpa del calentamiento global ha convertido en sólo dos días al Gobierno laborista en abanderado de la lucha contra el cambio climático. De hecho, ya pretende confeccionar un nuevo acuerdo medioambiental que sustituya al Protocolo de Kioto, en vigor hasta 2012.
Según el diario «The Guardian», el Ejecutivo de Tony Blair quiere diseñar un nuevo tratado ecológico en el que estarían presentes los ocho países más industrializados del mundo (el G-8) y los cinco más emergentes, y que debería estar listo para el próximo año o 2008 a más tardar.
Este acuerdo incluiría un objetivo concreto de estabilización de las emisiones de CO2; un mecanismo global de limitación y canje de las mismas; un fondo global de inversiones para financiar la búsqueda de las tecnologías más limpias, y un plan de acción contra la deforestación. Pero para que sea efectivo la clave es, según Londres, contar con el apoyo de los tres países más contaminantes del mundo y que no han rubricado el tratado de Kioto: EE.UU., China e India.
Por su parte, el Gobierno francés apoyó ayer el informe de las autoridades británicas y pidió una acción urgente para reducir la contaminación atmosférica. El ministro galo de Economía y Finanzas, Thierry Breton, manifestó que las conclusiones del estudio «no sorprenden»» a las autoridades de su país. Recordó que el presidente Jacques Chirac en la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo (2002) pronunció la famosa frase: «Nuestra casa arde y nosotros miramos a otra parte».
En España, el director de la Estación Biológica de Doñana, Fernando Hiraldo, subrayó que la reacción de Tony Blair ante el cambio climático es «una buena noticia» porque este fenómeno representa «la mayor crisis de la historia de la Humanidad».