La cantidad de hielo que los glaciares de Groenlandia descargan en el Atlántico se ha duplicado durante los últimos cinco años, según un estudio publicado en la revista «Science». Esto significa que las previsiones actuales de aumento del nivel del mar a causa del calentamiento global podrían estarse quedando cortas.
Con una superficie de 1.700.000 kilómetros cuadrados y un espesor medio de tres kilómetros, la capa de hielo de Groenlandia podría, en caso de derretirse por completo, elevar el nivel del agua en la Tierra hasta siete metros. El proceso podría durar milenios, pero también apenas unos pocos cientos de años. El factor determinante es la magnitud y la intensidad con que se esté produciendo el calentamiento global.
Esta aceleración del deshielo tiene que ver con el aumento de la velocidad con que estos glaciares se mueven en sus largas travesías marinas. «El comportamiento de los glaciares que aportan hielo al mar -dice Eric Rignot, uno de los autores del estudio- es el aspecto más importante para comprender la forma en que la capa de hielo influye en el cambio climático. Lleva mucho tiempo construir o derretir esa capa helada, pero los glaciares pueden reaccionar con rapidez a los cambios de temperatura».
Tres milímetros al año
El deshielo de Groenlandia contribuye con cerca de 0,5 milímetros al incremento total del nivel del mar, que actualmente es de tres milímetros por año. Pero el reciente incremento detectado en la velocidad de movimiento de los glaciares, escriben los autores, es a su vez responsable de los dos tercios de la contribución de Groenlandia a la elevación global de los niveles marinos.
Observaciones realizadas hace ya una década indicaban que los glaciares procedentes del sureste de Groenlandia eran los que más rápido se movían. Pero a partir del año 2000, los glaciares procedentes del norte han ido incrementando rápidamente su velocidad, y por lo tanto su importancia en el proceso de calentamiento.
Utilizando satélites capaces de medir la velocidad de los glaciares, los científicos han encontrado que la pérdida de masa helada de la capa de hielo que se puede achacar a los glaciares ha crecido de los 50 kilómetros cúbicos de 1996 a los 150 kilómetros cúbicos que se perdieron en 2005.