El Ministerio de Medio Ambiente -a través de la Fundación Biodiversidad-, el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, la Federación Española de Caza (FEC), la Fundación para el Estudio y Defensa de la Naturaleza y de la Caza (Fedenca) y la organización ecologista WWF/Adena han decidido aunar sus fuerzas para poner en marcha una iniciativa pionera en el mundo que compatibiliza la caza y la defensa de la naturaleza en terrenos cinegéticos.
El denominado Sistema de Calidad Cinegética y Ambiental (SCCA) pondrá en práctica técnicas de manejo que aseguren la correcta gestión de la flora y la fauna, la restauración de espacios degradados, el refugio y alimento de especies, la caza selectiva y racional y el establecimiento de capturas sostenibles, y que permitirán además, sólo en los casos estrictamente necesarios, repoblaciones que cumplan los requisitos éticos y sanitarios. Una iniciativa que, según señaló durante su presentación Juan del Álamo, secretario general de Medio Ambiente, «servirá para la conservación de especies de alto valor ecológico y para la promoción de la caza como motor de desarrollo económico del ámbito rural».
Actualmente, la caza implica en España a más de un millón y medio de personas de diferentes sectores entre cazadores, gestores, armeros, criadores de perros, productores de perdices…, por lo que además de ser una cuestión social y deportiva se convierte en un importante factor económico: la actividad cinegética mueve en nuestro país más de 1.800 millones de euros.
De ahí la necesidad de conjugar esta práctica con la conservación del medio ambiente. Por ello, y a partir de ahora, las fincas que mantengan o inicien una mejora en su gestión, serán identificadas con la marca «Calidad Cinegética y Ambiental», que será la imagen de aquellos terrenos que apuestan por la modernidad y la calidad ecológica. Un sistema que «se implantará de forma experimental en terrenos cinegéticos cedidos por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales y la Federación Española de Caza, así como en los de particulares que, de forma voluntaria, quieran adherirse, tanto de nuestro país como de Portugal», según explicó el presidente de la FEC, Andrés Gutiérrez.
Críticas ecologistas
Por su parte, Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF/Adena, insistió en que resulta necesario apoyar a todos los que apuesten por una caza no intensiva y respetuosa con el medio ambiente. No obstante, precisó que existen aspectos que impiden una buena relación entre actividad cinegética y conservación. «Estamos en contra de la industrialización de los cotos de caza, de la introducción de especies extranjeras, de los vallados cinegéticos que convierten el campo en fábricas de carne, de los cebos envenenados y de la caza que interfiere en los periodos biológicos de las especies como la contrapasa», señaló Del Olmo.
Una opinión, compartida por otras organizaciones conservacionistas como SEO/BirdLife, que se ha mostrado en contra del uso de métodos masivos y no selectivos de captura, como la mencionada contrapasa -que se realiza durante el periodo migratorio de las aves a pesar de estar prohibida por la legislación europea- u otras formas como la caza en época de celo o en media veda (durante el tiempo de crianza).
Otro de los puntos criticados por los ecologistas son los vallados cinegéticos, la utilización de barreras artificiales. «Las especies cinegéticas no son propiedad de nadie, el campo no ha de tener barreras artificiales. Hay que apoyar estructuras señalizadoras como los muros de piedra o las lindes que permiten el paso a todas las especies, cinegéticas o no», insiste Juan Criado, director de conservación de SEO/BirdLife.
Por otra parte, los problemas de la caza se centran en la transformación negativa de los hábitats, la presión cinegética en caza menor, el furtivismo, las enfermedades que afectan a algunas especies, la pérdida de pureza genética y las hibridaciones, según señala uno de los mayores expertos en gestión cinegética, Mario Vargas, en uno de sus ensayos sobre la caza.