Las actuales normativas de tráfico imponen a las motocicletas severas multas por exceso de velocidad o por no llevar casco. Sin embargo, escapan a su mayor incumplimiento: el nivel de ruido. La queja es aplicable al resto del tráfico rodado, responsable del 80% de la gran contaminación acústica que sufren al menos el 70% de los españoles (28 millones de personas), todos los que deben soportar diariamente más de 65 decibelios, que es el límite de aceptación para los médicos. «La ruidosidad se ha traducido por tolerancia y se ha acabado convirtiendo en abuso», explica el presidente de la Federación de Asociaciones por el Respeto Social y Urbano (Farsu), Jesús María Calvo.
Una afirmación, gestada a principios de los años noventa, asegura que España es el segundo país más ruidoso del mundo tras Japón. Una frase que, aunque se ha repetido mil veces, nadie ha demostrado que sea cierta. «Resulta curioso, y muy extraño, que se aventuren cifras de contaminación acústica para ciudades o para países, cuando no hay detrás una medición precisa y rigurosa que lo justifique o avale», afirman Benjamín García y Francisco Javier Garrido, autores del informe «La contaminación acústica en nuestras ciudades», para el Servicio de Estudios de La Caixa. «España sería el primero (más ruidoso) si se tuviera en cuenta el bullicio nocturno de muchas ciudades», sentencia el presidente de la Federación de Plataformas contra el Ruido, Ignacio Sáenz de Cosculluela.
En cualquier caso, todo el mundo sospecha que, cuando haya una lista «objetiva», España ocupará plaza en ella. Si nuestro país es o no una gran fábrica de decibelios, sólo se sabrá cuando se aplique de verdad el proyecto de Ley de Ruidos, que acaba de ser aprobado por el Consejo de Ministros.
Mapas de ruido
La escasa conciencia pública y privada y la impotencia y casi nulo eco hacia quienes han tratado de exigir que se cumplan las normas, han convertido las demandas por ruidos en un trámite de mínimo valor, señala el informe de La Caixa. Según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), España es, con mucho, el país de Europa al que menos le preocupa la contaminación sonora. Entre los aspectos medioambientales, ocupa el último lugar por detrás de la suciedad de las calles y a larga distancia de los incendios forestales y la contaminación.
El nuevo texto contempla la creación de mapas de ruidos con carácter prioritario (en todo caso con plazo hasta junio de 2007) en las capitales mayores de 250.000 habitantes, una mayor presencia y medios de las «policías ambientales» de los municipios, y multas a los infractores que pueden llegar hasta los 300.000 euros o clausuras de cinco años de los locales implicados.
Para unos, un paso adelante, para otros, va por detrás de la demanda real y de actitudes más beligerantes como las de los jueces, que ya firman penas de cárcel por delito medioambiental. En todo caso, esta ley deberá ir acompañada de otras medidas. Un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) demostró que un 60% de las casas incumple las normas de aislamiento acústico. ¿Cómo criticar al vecino porque habla alto? El próximo miércoles, el Día de la Concienciación Mundial contra el Ruido, tratará de abrir más el debate para establecer la responsabilidad de cada cual.