El turismo creció en un porcentaje superior al 100% entre 1990 y 2000 en aquellas áreas del planeta consideradas de mayor biodiversidad, esto es, regiones ricas en especies que se enfrentan a amenazas extremas, según un estudio de la organización Conservación Internacional y del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que se ha discutido en el seno del V Congreso Mundial de Parques, que se celebra en Durban (Sudáfrica).
«Turismo y Biodiversidad: cartografiando la huella del turismo global», es el trabajo más amplio realizado hasta ahora sobre los impactos del turismo en la diversidad biológica. Y es que en algunos lugares este crecimiento ha sido asombroso. Durante la última década, el turismo se incrementó en más de un 2.000% en Laos y Camboya, alrededor del 500% en Sudáfrica, más de un 300% en países como Brasil, Nicaragua y El Salvador, y un 128% en la República Dominicana.
El turismo está considerado como una de las mayores industrias del planeta. No en vano, genera el 11% del Producto Interior Bruto (PIB) global, emplea a 200 millones de personas y transporta alrededor de 700 millones de viajeros internacionales cada año, una cifra que se espera se duplique en el 2020. El informe hace hincapié en que al ser los viajes de naturaleza y aventura el segmento de más rápido crecimiento dentro de la industria del turismo, serán precisamente las áreas más frágiles del planeta, las zonas de alta biodiversidad, donde tendrá lugar la mayor parte de esta expansión y sus impactos. «El turismo tiene el potencial de brindar oportunidades para la conservación de la naturaleza pero, si su desarrollo no se hace correctamente, puede convertirse en una gran amenaza para el entorno», advierte la ONU.
Sostenimiento y degradación
La realidad de estos viajes es que pueden sostener los ecosistemas y degradarlos al mismo tiempo. Pero hay otra realidad, y es que el desarrollo del turismo cada vez está más ligado a las economías de los países en vías de desarrollo del Sur, pues éstos son los que acogen la mayoría de estas áreas de alta biodiversidad. Por tanto, teniendo en cuenta que la mayor parte de los ecoturistas procede de América del Norte y Europa y que la mayoría de los destinos están en el mundo en desarrollo, se estaría haciendo un flaco favor a estas regiones si no se consigue que el turismo de naturaleza sea compatible con la conservación.
Si no se planea correctamente el desarrollo de esta industria en esos puntos ricos en biodiversidad, el turismo tiene una lista de impactos negativos: tala de bosques vírgenes para la construcción de infraestructuras, polución, introducción de especies invasoras y la paulatina degradación de las fuentes de agua, indica el informe.
Actualmente, los países en vías de desarrollo representan una parte minoritaria del mercado del turismo internacional, aproximadamente un 30%, pero esta cuota está creciendo rápidamente. Las llegadas de turistas internacionales a los países en vías de desarrollo considerados en su conjunto, han crecido una media de un 9,5% por año desde 1990, en relación al 4,6% en todo el mundo. En estos países, el turismo hace importantes contribuciones a la economía nacional, a través de ingresos extranjeros, empleo y el Producto Interior Bruto (PIB).
Por ejemplo, la contribución del turismo al PIB varía del 3 al 5% de Nepal y Kenia, al 25% de Jamaica, mientras que la contribución al empleo se estima en un 6-7% en La India y Sudáfrica. Analizando la influencia del turismo en el PIB, los autores del estudio concluyen que altos niveles de ingresos por turismo en los países industrializados del Norte se trasladan correlativamente en términos de PIB, mientras que en las zonas menos industrializadas del Sur, niveles más bajos de ingresos por turismo pueden ser muy importantes para la economía nacional. Esto significa que un nivel modesto de turismo, cuidadosamente planeado e implementado, puede ser positivo para la conservación de la biodiversidad y para los beneficios de la economía local.
Atracción principal
Aunque no se puede determinar de forma precisa qué parte del turismo depende directamente de la biodiversidad, sí se puede decir con seguridad que en muchos países considerados «puntos calientes», como Australia, Belize, Brasil, Costa Rica, Kenia, Madagascar, México, Sudáfrica y Tanzania, una proporción significativa de la contribución del turismo al PIB se puede ligar directamente a las atracciones y destinos en «puntos calientes» de biodiversidad, ya que ésta, por sí misma, representa la principal atracción del turismo en esas zonas.
Pero en los países del Norte también existen estos «puntos calientes». La cuenca mediterránea es uno de ellos, y además es la región más visitada del mundo, acumulando el 30% de las llegadas internacionales y el 25% de los ingresos por turismo. El número de visitantes en los países mediterráneos se espera que se incremente desde los 260 millones en 1990 (135 de ellos en zonas costeras) hasta los 440-665 en el año 2025 (235-355 en la costa). Por ello, el informe advierte de que la construcción de infraestructuras y el impacto directo de los turistas en los ecosistemas suponen una gran amenaza para las costas de Turquía, Chipre, Túnez, Marruecos y Grecia.